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Begoña Gómez Desmiente Ante el Juez que su Contratación en el IE Fue por Ser Esposa de Sánchez: ‘En Ningún Caso, Jamás’

Begoña Gómez Desmiente Ante el Juez que su Contratación en el IE Fue por Ser Esposa de Sánchez: 'En Ningún Caso, Jamás'


Afirmó que la cátedra «en ningún momento tenía ánimo de lucro» y que actuó conforme a las directrices de la Complutense

MADRID, 25 Feb. –

La esposa del presidente del Gobierno, Begoña Gómez, negó en su declaración como investigada en diciembre pasado que el Instituto de Empresa (IE) la contratase por ser la esposa de Pedro Sánchez. «En ningún caso, jamás, ya que en 2017 tuvieron lugar las primeras reuniones», explicó, recordando que en ese momento el presidente era Mariano Rajoy.

Así se manifestó Gómez el 18 de diciembre durante los más de treinta minutos que respondió a las preguntas de su defensa y del juez Juan Carlos Peinado, que la investiga por presuntos delitos de **tráfico de influencias**, **corrupción en los negocios**, **apropiación indebida** e **intrusismo**.

Gómez, que solo declaró en relación a esta parte de la investigación, explicó que conocía al directivo y exconsejero madrileño Juan José Güemes -también investigado- desde hace tiempo, y que fue en 2017 cuando discutieron sobre una posible colaboración profesional en el ámbito formativo. No obstante, ese primer contacto no se concretó por «falta de tiempo».

«¿Entonces, a finales del 2017, el señor Güemes ya le ofrece alguna posición en el Instituto de Empresa?», preguntó su letrado, el exministro socialista Antonio Camacho. «Sí, y en ese momento mi marido no era presidente del Gobierno», aclaró Gómez, quien enfatizó que su nombramiento se produjo en agosto de 2018.

En lo que respecta a su colaboración con la Universidad Complutense, Gómez indicó en su declaración, a la que hemos tenido acceso, que comenzó en 2012 con un diploma técnico que en 2014 se convirtió en un título propio: un máster en dirección de captación de fondos para ONG.

UN TECHO DE 15.000 EUROS

En este contexto, Gómez quiso «añadir que esta colaboración» no llevaba «ningún tipo de contrato laboral». «Además, para todos los externos a la universidad existe un techo de 15.000 euros, que es la retribución máxima que se puede cobrar como externo, independientemente de cuántos títulos propios se tengan», señaló.

Sin embargo, Gómez aclaró que esa cifra era solo «el techo», y que «en años pasados la cantidad fue menor a 15.000 euros». «Si hacemos un promedio de los años y de la retribución que he tenido, es bastante inferior. Porque, en suma, el proyecto de la cátedra y el de los másteres nunca tuvieron ánimo de lucro», afirmó.

Prosiguió explicando que fue en octubre de 2020 cuando se estableció la cátedra de transformación social competitiva, asumiendo la dirección de la misma. «Es importante aclarar que no soy catedrática», matizó.

«DE MANERA ALTRUISTA»

Cuando se le preguntó si su intención era obtener beneficios de la cátedra, Gómez fue contundente. «El proyecto de la cátedra y el de los másteres nunca fue con ánimo de lucro. Tenía el objetivo de profesionalizar un área de la sostenibilidad, para difundir más las contribuciones a nivel medioambiental y social», indicó.

En este punto, la esposa de Sánchez reiteró que la cátedra no generaba «ningún tipo de retribución, tanto para la directora como para el codirector o los coordinadores». «No hay compensación alguna, es algo que se realiza de manera altruista, cero compensación», afirmó.

Gómez rechazó la idea de que intentara apropiarse de las marcas, que solo se utilizaron «dentro del ámbito del máster y de la universidad», e incluso en la Escuela de Verano.

«¿Este hecho era conocido por la Universidad Complutense, por ejemplo, el registro de estas marcas?», preguntó su letrado. «El registro de estas marcas está reflejado en todos los documentos que se han intercambiado con el órgano gestor de la Escuela de Gobierno, que se usan con los diferentes vicerrectores con los cuales mantuve una excelente relación», explicó.

UN PROCESO «CONOCIDO POR TODO EL MUNDO»

Su abogado también le preguntó si tenía intención de cobrar por el uso de la plataforma que se desarrolló. «Jamás, jamás. Desde el principio fue definido como una plataforma de medición sin ánimo de lucro. Las empresas podían usarla sin ningún tipo de coste, estaba siempre a disposición del 100% de la Universidad Complutense», prosiguió.

El letrado de Gómez preguntó si participó de alguna manera en la licitación del proyecto. «Soy de marketing y no soy experta en aspectos jurídicos, por lo que seguí las pautas que me dieron. Hay un pliego de prescripciones técnicas que se me indica desde el órgano gestor que debo firmar, puesto que la Universidad Complutense es quien impulsa el proyecto y la persona que firma el pliego», explicó.

En este sentido, detalló que recibió las instrucciones para firmar en un correo, donde se le especificó «hasta en dos ocasiones» qué debía hacer. Según afirmó, la Complutense estaba al tanto del dominio y marcas utilizadas. «Era conocido por todo el mundo, los logos se usaron de forma abierta», agregó.

SE DESMARCÓ DE LAS LICITACIONES A BARRABÉS

En su declaración, Gómez explicó cómo conoció al empresario Juan Carlos Barrabés –también investigado–. «Lo he conocido en diferentes actos, donde coincidimos», indicó, subrayando que se trataba de una «autoridad» en innovación.

Al ser cuestionada sobre las licitaciones adjudicadas a empresas de Barrabés, Gómez aseguró que nunca tuvo conocimiento de ellas y que solo se enteró cuando fue imputada.

«¿Usted tuvo en algún momento conocimiento de los procesos de licitación pública que son objeto de investigación?», le preguntó su abogado. Ella respondió: «Jamás». También repitió lo mismo al ser interrogada si había hecho «alguna gestión para favorecer a alguna empresa en comparación con otras».

Su letrado también le preguntó si tuvo conocimiento sobre los resultados de dichas licitaciones. «Nunca», afirmó Gómez, dejando claro que se enteró en el contexto de la causa. «¿Es decir, que nadie le habló de esos procesos de licitación?», insistió su abogado, a lo que respondió: «Jamás, no tengo ni idea».

Gómez explicó que envió cartas de recomendación, pero destacó que eran «cartas tipo» requeridas por la Complutense para «resaltar la importancia de un proyecto que se licitaba». «En ningún caso para respaldar a la empresa. En ningún caso», insistió.

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