Icono del sitio DGratisDigital

Cómo las redes sociales transforman nuestra forma de pensar

Cómo las redes sociales transforman nuestra forma de pensar

   MADRID, 13 Abr. –

   Desde la aparición de las redes sociales, nuestra vida ha cambiado drásticamente. Es posible enviar un mensaje a un familiar o amigo que se encuentra a miles de kilómetros en cuestión de segundos. Esto por sí solo justifica su existencia, aunque es fundamental tener en cuenta que ciertos grupos son más susceptibles a la potencial adicción que pueden generar.

   Nacho Roura (@neuronacho), psicólogo especializado en neurociencia, quien ha estado divulgando sobre temas actuales desde una perspectiva neurocientífica durante cinco años, señala que las redes sociales son plataformas que permiten compartir experiencias y productos, pero que también emplean tecnología persuasiva. Muchas marcas utilizan estas plataformas para comercializar sus productos, aprovechando nuestro funcionamiento psicológico para maximizar el tiempo que pasamos en ellas.

    «Las redes sociales son un escaparate de diversos productos, incluso de nosotros mismos. A través de ellas, muchas marcas intentan captar a potenciales compradores, utilizando mecanismos como el sistema de recompensa, influenciado por los ‘likes’ y las dinámicas de compartir publicaciones y permitir comentarios. Estos son algunos de los factores que contribuyen a que las redes sociales sean tan atrayentes», explica en una reciente entrevista, tras la publicación de su libro ‘El cerebro milenial’ (Random Cómics).

ESTAMOS ENGANCHADOS A LAS REDES SOCIALES

   Roura admite que estamos completamente enganchados a las redes sociales, aunque resalta que actualmente es difícil conocer las consecuencias de su uso debido a la falta de estudios longitudinales, que son necesarios para evaluar el impacto a largo plazo de estas aplicaciones recientes.

   El especialista enfatiza la importancia de estudiar cómo estos medios afectan a los adolescentes, siendo esta la primera generación que vive inmersa completamente en las redes, y un periodo que es «interesante» desde el punto de vista psicológico y cerebral. Recuerda que la corteza prefrontal es la última en madurar en nuestra especie, alcanzando su desarrollo completo entre los 22 y los 25 años. De esta parte del cerebro dependen funciones cognitivas complejas, como la atención y el control de los impulsos, además de participar en aspectos emocionales, lingüísticos y en el pensamiento simbólico.

CUIDADO CON LOS ADOLESCENTES

   Los riesgos asociados al mal uso de las redes son conocidos, incluyendo la adicción y problemas de salud mental. Roura resalta que todos poseemos estos mecanismos de recompensa que, como mencionamos anteriormente, pueden afectar especialmente a los adolescentes: «Los jóvenes son más susceptibles a las redes sociales porque son muy sensibles a sus motivaciones, pero carecen de los mecanismos cerebrales necesarios para posponer gratificaciones, lo que los hace también más vulnerables al consumo de drogas».

   Respecto a las posibles consecuencias a nivel cerebral, el psicólogo menciona que aún no hay certeza debido a la ausencia de estudios longitudinales: «No se conoce el impacto cognitivo de un uso prolongado de las redes sociales. Sin embargo, en el corto plazo, se ha observado que silenciar las notificaciones del móvil y desconectarse de internet mejora la atención y reduce quejas psicológicas», añade Nacho Roura.

EL EFECTO DE LOS LIKES

   Señala que «los ‘likes’ activan los circuitos de recompensa» en nuestro cerebro, pero aún se desconoce su efecto a largo plazo por la falta de estudios a largo plazo. En su libro, menciona que el sistema de recompensa se activa frente a estímulos intrínsecamente reforzantes, como la comida o el sexo, conocidos como ‘refuerzos primarios’, así como ante aquellos a los que hemos asociado valor reforzante, como el dinero o los ‘likes’ en las redes sociales.

   «Recibir un ‘like’ activa circuitos de recompensa en nuestro cerebro, lo que fomenta la creación de lazos afectivos y la conexión con nuestra identidad y comunidad en línea. Además, el ‘feedback’ social puede disminuir estados de ánimo negativos, lo que puede llevar a que su uso compulsivo se convierta en una estrategia para afrontar situaciones estresantes», agrega.

   Roura menciona que actualmente trabaja en su tesis doctoral, destacando que nuestro cerebro reacciona de manera muy similar ante el dinero o información social relevante, activando la red de recompensa que incluye el núcleo accumbens, la corteza prefrontal ventromedial y el área tegmental ventral, donde se produce dopamina.

ALGO GRATIFICANTE

   Cita a la psicóloga de la Universidad de Temple, Filadelfia, Lauren Sherman, quien ha estado investigando durante años qué ocurre en nuestro cerebro con los ‘likes’. Según su análisis, estos pueden considerarse un ‘reforzador secundario’, que ha adquirido su efecto gratificante a través del aprendizaje y la experiencia, asociado con la aceptación y el feedback positivo de los demás.

   Finalmente, Roura nos invita a no demonizar las redes sociales, enfatizando la importancia de evitar generalizaciones. El beneficio del uso de estas plataformas varía según las experiencias individuales. Para algunos, puede fomentar emociones de afiliación y comunidad, como se ve en asociaciones de pacientes, mientras que para otros puede no tener el mismo impacto. Las redes sociales facilitan un apoyo social y emocional valioso, contribuyendo a la optimización de la comunicación y la transmisión de emociones», concluye.

Salir de la versión móvil