COPENHAGUE, 22 Sep. (por la enviada especial de Europa Press, Candela Jiménez) –
En la actualidad, el **diagnóstico de esclerosis múltiple (EM)** puede ser tardío e impreciso, e incluso en algunos casos, nunca ser diagnosticado. Generalmente, el tratamiento de la enfermedad no inicia hasta que se presentan los primeros brotes o síntomas claros. Sin embargo, ahora neurólogos de todo el mundo han actualizado los criterios diagnósticos de esta enfermedad, introduciendo nuevas pruebas y considerando a los pacientes mayores con otras comorbilidades. Esto marcará un hito que permitirá tratar a estos pacientes incluso antes de que aparezcan síntomas de la enfermedad.
Estas nuevas directrices se han presentado durante el Congreso del Comité Europeo para el Tratamiento y la Investigación de la **Esclerosis Múltiple (ECTRIMS)**, que se ha celebrado esta semana en Copenhague (Dinamarca). Han sido desarrolladas por un grupo de 56 expertos de cinco continentes que forman parte del Clinical Trials Committee.
Actualmente, la esclerosis múltiple afecta a más de **50.000 personas en España**, la mayoría mujeres. Cada paciente presenta síntomas diferentes, lo que le confiere el apodo de ‘la enfermedad de las mil caras’. Esta variabilidad complica aún más su **diagnóstico y tratamiento temprano**. Existen casos de personas que padecen la enfermedad sin presentar síntomas ni brotes, por lo que no se inicia el tratamiento de forma temprana, lo que podría desacelerar la progresión de la enfermedad y mejorar su calidad de vida, especialmente en pacientes mayores de 50 años.
«Los nuevos criterios son cruciales porque nos ayudarán a diagnosticar personas que antes estaban ‘en el limbo’. También disminuirán los diagnósticos erróneos debido a la incorporación de nuevas pruebas, como la ‘quinta localización’, que incluye el nervio óptico, sumándose a las cuatro ya existentes: la médula, y dentro del cerebro: periventricular, yustacordical e infratentorial», explicó la doctora **Celia Oreja-Guevara**, jefa de sección de Neurología del **Hospital Clínico San Carlos de Madrid**, en una entrevista con Europa Press durante el Congreso ECTRIMS.
En referencia a esta ‘nueva localización’, la experta aclaró que, anteriormente, aunque los pacientes presentaran inflamación, esto «no se contaba como un criterio». «Un paciente con neuritis óptica anteriormente no contaba, y ahora tendremos en cuenta lo que ocurra en el nervio óptico, permitiendo un diagnóstico más fácil, ya que podremos utilizar la patología ocular para identificar la esclerosis. Esto es uno de los puntos más significativos», añadió.
«Antes, un paciente con visión borrosa y solo dos lesiones en resonancia oficialmente no se consideraba que tenía esclerosis múltiple, aunque realmente la tuviera. Ahora, esto permitirá que podamos diagnosticar antes a todos esos pacientes, ya que cumplirán los criterios más rápido», afirmó.
Entre los nuevos criterios, se han incorporado nuevas lesiones en resonancia, destacando el «signo de la vena central». «Vamos a buscar en la resonancia algo más porque se ha observado que las lesiones de esclerosis aparecen cerca de la vena central. Por tanto, para confirmar que se trata de esclerosis, necesitas tener seis lesiones con vena central. Si tienes esas lesiones y presentas síntomas, entonces tendrás una esclerosis», explicó.
Una de las pruebas más precisas para detectar la **esclerosis múltiple** es la punción lumbar. Sin embargo, según la doctora Oreja-Guevara, esta no se realiza adecuadamente en todos los países o hospitales. Por esto, se ha desarrollado un nuevo test llamado «índice Kappa», que se puede realizar en prácticamente todos los países y laboratorios del mundo, garantizando que todos los hospitales puedan llevar a cabo la punción lumbar y obtener resultados.
¿POR QUÉ HAY MÁS PACIENTES MAYORES DE 50 AÑOS?
La **esclerosis múltiple** suele diagnosticarse en edades tempranas, entre los 20 y 40 años, pero actualmente ha aumentado la edad promedio de los diagnosticados por dos razones: el incremento en la esperanza de vida y la mejora de los tratamientos disponibles, así como el avance de las pruebas diagnósticas, permitiendo nuevos diagnósticos incluso a los 50 años de edad.
La doctora Celia Oreja-Guevara explicó que el avance en diagnósticos en edades más avanzadas se debe principalmente a «una mejoría en el diagnóstico, en las técnicas y en las secuencias de resonancia magnética». «Además, estamos viviendo más y con mejor calidad de vida. Antes, las personas sufrían otras enfermedades a edades más tempranas, haciendo que los problemas neurológicos parecieran menos relevantes», añadió.
«Ahora, los pacientes pueden llegar a tener la enfermedad en edades más avanzadas, hasta los 70-75 años, debido a que el diagnóstico es más temprano y contamos con muchos tratamientos. Antes, un paciente con esclerosis a los 50 años solía no sobrevivir tanto tiempo, pero ahora podemos ofrecer tratamientos más efectivos, ya que disponemos de 16 opciones», enfatizó.
En este contexto, las nuevas directrices diagnósticas también incluyen un apartado para los pacientes mayores de 55 años, asegurándose de que el diagnóstico sea efectivamente esclerosis múltiple y no otra enfermedad cerebrovascular. «En un joven basta con la resonancia, pero en un paciente mayor, debemos realizar también una punción lumbar o pruebas visuales para descartar enfermedades cerebrovasculares», aclaró.
La existencia de más pacientes mayores complica el tratamiento, pues suelen tener otras comorbilidades que pueden interferir con la terapia para la esclerosis. «Algunos tratamientos para la esclerosis pueden aumentar la tensión, lo cual no es problemático en un paciente de 30 años, pero sí en uno de 65. Ahora consideramos aspectos que antes no teníamos en cuenta», concluyó la neuróloga.
AVANCES EN LOS TRATAMIENTOS: MAYOR EFICACIA
Actualmente existen diferentes tipos de tratamientos para la **esclerosis múltiple**, que se agrupan según el tipo de paciente y la progresión de la enfermedad. Estos se dividen en tres categorías: tratamientos de eficacia moderada, que son orales diarios; tratamientos de alta eficacia, también orales, que pueden ser diarios o de administración como la cladribina en comprimidos (‘Mavenclad’), que solo se toma diez días al año; y tratamientos de muy alta eficacia, que son anticuerpos monoclonales intravenosos.
Generalmente, los tratamientos oscilan entre muy alta eficacia y moderada, dependiendo del estado del paciente y la evolución de su enfermedad. Los neurólogos están considerando la posibilidad de un tratamiento de ‘desescalada’, con el objetivo de minimizar el impacto del tratamiento en la calidad de vida del paciente y sus comorbilidades, especialmente en pacientes mayores.
«La cladribina en comprimidos es ideal para ‘desescalar’ en pacientes que llevan años recibiendo tratamientos de muy alta eficacia que bajan notablemente los linfocitos, ya que solo se toma diez días al año y permite una recuperación más rápida del paciente», comentó la doctora.
Este tratamiento podría ser útil para pacientes que no responden a tratamientos iniciales o para aquellos mayores con comorbilidades, ya que «es menos probable que interactúe con otras enfermedades y tratamientos al administrarse solo durante 10 días».
Además, se está evaluando un tratamiento que podría ralentizar la progresión de la enfermedad, algo que no se había logrado hasta ahora. Este es el caso de **tolebrutinib**, presentado en ECTRIMS, un inhibidor de la BTK que podría frenar la progresión de la enfermedad en pacientes, incluso sin síntomas.
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