MADRID 27 Oct. (EUROPA PRESS) –
En espiral, conos, polvos o varillas, el incienso es comúnmente utilizado en diversas culturas durante prácticas religiosas y culturales, tales como meditaciones, celebraciones y cultos espirituales y ancestrales. No solo ofrece relajación, sino que también elimina los malos olores en una habitación de manera más natural que cualquier ambientador convencional.
No obstante, médicos del PCOM Georgia en Suwanee, Estados Unidos, han alertado sobre los numerosos problemas de salud asociados con la quema de incienso, especialmente significativos para ancianos, niños y personas con alergias o asma. Durante la Reunión Científica Anual del Colegio Estadounidense de Alergia, Asma e Inmunología (ACAAI), que se está llevando a cabo en Boston, se presentó un nuevo caso médicamente complicado.
«Nuestra paciente era una mujer de 87 años con antecedentes de asma y EPOC, que recibía oxigenoterapia y presentaba una falta de aire inexplicable», comenta Gomeo Lam, autor principal del artículo. «Una revisión detallada de su historia clínica reveló que quemaba incienso a diario. Le recomendamos que dejara de hacerlo, pero ella se mostraba reticente, ya que la quema diaria de incienso en varillas era su forma de rendir homenaje a sus antepasados», explica.
Los médicos advierten que el uso de incienso conlleva riesgos para la salud en general, siendo los más comunes los dolores de cabeza, disfunción respiratoria, sensibilidad dermatológica y reacciones alérgicas. Para más información sobre los efectos del humo de incienso, puedes consultar este artículo en Efectos del Humo de Incienso.
MÁS TÓXICO QUE EL HUMO DEL TABACO
Los vapores del incienso contienen compuestos nocivos como carbono, azufre, óxidos de nitrógeno, formaldehído y otros compuestos volátiles aromáticos policíclicos que son cancerígenos. Tras varios análisis, se ha constatado que por cada gramo de incienso quemado, se generan 45 mg de partículas de materia, en comparación con los 10 mg producidos por los cigarrillos.
«Es posible que las personas que queman incienso no sean conscientes de que los miembros de la familia, incluidos los niños, que están expuestos al humo de segunda mano, pueden enfrentar consecuencias para su salud,» señala la alergista Mary Lee-Wong, autora principal del estudio y miembro de la ACAAI. Para conocer más sobre el humo de segunda mano, visita Humo de Segunda Mano.
Además, al igual que el humo del tabaco, el humo del incienso concentra sus riesgos en espacios cerrados. «El humo de incienso de tercera mano puede quedarse en muebles, ropa y otros artículos, disipándose durante meses,» explica la investigadora.
A la paciente, finalmente, se le recomendó el uso de dispositivos eléctricos para quemar el incienso, lo que resultó en una mejora de sus síntomas, afirman los especialistas. Advertencia adicional: la combustión de incienso contribuye a la contaminación del aire y puede representar un riesgo de incendio. Para obtener más información sobre la calidad del aire, puedes visitar Calidad del Aire.
Por lo tanto, se aconseja a los pacientes que utilicen incienso que consideren alternativas, y se insta a los profesionales de la salud a reconocer la importancia sagrada de esta práctica, sin pasar por alto los riesgos para la salud que conlleva.
«Los profesionales de la salud deben recomendar la sustitución del incienso por vapores eléctricos o aromáticos, implementar efectos visuales simulados, mejorar la ventilación y limitar el tiempo de combustión como estrategias para mitigar los daños y mejorar los síntomas,» concluyen en su estudio.

