Icono del sitio DGratisDigital

¿Es seguro mascar chicle? Un estudio revela un riesgo olvidado que puede impactar tu salud.

¿Es seguro mascar chicle? Un estudio revela un riesgo olvidado que puede impactar tu salud.

   MADRID, 30 Mar. –

   El chicle es un producto masticable que originalmente se elaboraba a partir de la savia del árbol de chicozapote; en la actualidad, su composición ha evolucionado hacia una mezcla de goma sintética, edulcorantes y saborizantes. A menudo se le considera únicamente como un placer momentáneo o una costumbre social; sin embargo, el chicle presenta **beneficios para la salud** cuando se consume con moderación.

BENEFICIOS DEL CHICLE PARA LA SALUD

   Masticar chicle puede mejorar la concentración, reducir el estrés y proporcionar **ventajas para la salud oral**, como la estimulación de la saliva, que ayuda a prevenir caries y neutralizar ácidos bucales. Además, algunos estudios sugieren que el chicle puede ser útil para controlar el apetito, actuando como un distractor ante los antojos y ayudando a reducir el consumo de alimentos.

   Sin embargo, los críticos del chicle están teniendo en cuenta una creciente preocupación no solo sobre los efectos ambientales de los chicles, sino también sobre los posibles problemas de salud relacionados con su composición química.

EL CHICLE Y SU IMPACTO: MICROPLÁSTICOS EN LA SALIVA

   Investigadores de ingeniería de la Universidad de California, Los Ángeles (UCLA), han descubierto que el chicle puede liberar de cientos a miles de **microplásticos** por pieza en la saliva, los cuales pueden ser ingeridos. Los hallazgos de este estudio fueron presentados en una conferencia de la Sociedad Química Americana (ACS).

   «Nuestro objetivo no es alarmar a nadie. Los científicos aún no conocen si los microplásticos son peligrosos para nosotros, ya que no se han realizado ensayos en humanos. Pero sabemos que estamos expuestos a plásticos en nuestra vida diaria y eso es lo que queríamos investigar», afirma Sanjay Mohanty, investigador principal del proyecto y profesor de ingeniería en UCLA.

El plástico está en todas partes. Muchos productos de uso diario, como tablas de cortar, ropa y esponjas de limpieza, pueden exponer a las personas a pequeñas partículas de plástico, conocidas como microplásticos. El chicle podría sumarse a esta lista. Para determinar hasta **qué cantidad se ingiere al mascar chicle**, los investigadores llevaron a cabo un estudio piloto que ha revelado datos interesantes.

   Estudios en animales y pruebas con células humanas sugieren que los microplásticos podrían causar daño, por lo que, a la espera de respuestas más definitivas de la comunidad científica, se pueden tomar medidas para reducir la exposición a estos contaminantes.

MICROPLÁSTICOS: POLÍMEROS DERIVADOS DEL PETRÓLEO

   Los científicos estiman que los humanos consumen decenas de miles de microplásticos (de entre 1 micrómetro y 5 milímetros de ancho) cada año a través de alimentos, bebidas, envases de plástico, recubrimientos y diversos procesos de fabricación. Sin embargo, el chicle como fuente de microplásticos no ha sido ampliamente estudiado, a pesar de su popularidad. Para abordar esto, Mohanty y la estudiante de posgrado Lisa Lowe buscaron identificar cuántos microplásticos podría ingerir una persona **al masticar chicles naturales y sintéticos**.

   Los chicles se elaboran con una base gomosa, edulcorantes, saborizantes y otros ingredientes. Los chicles naturales utilizan un polímero vegetal, como la goma de árbol, mientras que otros productos optan por bases de caucho sintético derivadas del petróleo.

   «Nuestra hipótesis inicial era que las gomas sintéticas liberarían muchos más microplásticos debido a que su base es un tipo de plástico», explicó Lowe, quien inició el proyecto como pasante en UCLA y presentó esta investigación.

   Los investigadores examinaron **cinco marcas de chicle sintético** y cinco de chicle natural, todas fácilmente disponibles en el mercado. Para minimizar el factor humano en las variaciones de masticación y saliva, utilizaron siete piezas de cada marca, masticadas por una sola persona.

¿CUÁNTOS MICROPLÁSTICOS LIBERA UN CHICLE?

En el laboratorio, la persona masticó el chicle durante 4 minutos, produciendo muestras de saliva cada 30 segundos y luego se enjuagó la boca con agua limpia. Todo esto se combinó en una única muestra. En otro experimento, se recogieron muestras de saliva periódicamente **durante 20 minutos** para observar la tasa de liberación de microplásticos de cada chicle. Posteriormente, se midió la concentración de microplásticos en cada muestra. Las partículas de plástico se tiñeron de rojo y se contaron al microscopio o se analizaron mediante espectroscopia infrarroja por transformada de Fourier, la cual también proporcionó información sobre la composición del polímero.

   Lowe **midió un promedio de 100 microplásticos liberados por gramo de chicle**, aunque algunos chicles específicos liberaron hasta 600 microplásticos por gramo. Un chicle típico pesa entre 2 y 6 gramos, lo que significa que un chicle grande podría liberar hasta 3.000 partículas de plástico. Si una persona promedio mastica entre 160 y 180 chicles pequeños al año, los investigadores estimaron que esto podría resultar en la ingestión de aproximadamente **30.000 microplásticos anualmente**. Considerando que se consumen decenas de miles de microplásticos cada año, masticar chicle podría incrementar considerablemente la cantidad ingerida.

   «Sorprendentemente, tanto los chicles sintéticos como los naturales liberaron **cantidades similares** de microplásticos al masticarlos», afirma Lowe. Además, contenían los mismos polímeros: poliolefinas, tereftalatos de polietileno, poliacrilamidas y poliestirenos. Las poliolefinas, un grupo de plásticos que incluye el polietileno y el polipropileno, fueron los polímeros más abundantes en ambos tipos de chicles.

   La mayoría de los microplásticos se liberaron durante los primeros **dos minutos de masticar**. No obstante, Mohanty afirma que esto no fue el resultado de la descomposición por enzimas de la saliva. Más bien, el acto de masticar es lo suficientemente abrasivo como para desprender trozos de plástico. Tras ocho minutos de masticación, **se liberó el 94% de las partículas de plástico recogidas durante las pruebas**. Por ello, Lowe sugiere que, para disminuir la posible exposición a microplásticos del chicle, se debe masticar un trozo durante más tiempo en lugar de consumir uno nuevo.

   El estudio se limitó a identificar **microplásticos de 20 micrómetros de ancho** o más, dado el equipo y las técnicas utilizadas. Es probable, según Mohanty, que partículas de plástico más pequeñas no fueran detectadas en la saliva, lo que resalta la necesidad de más investigaciones para evaluar la posible liberación de plásticos nanométricos del chicle.

   «El plástico que se libera en la saliva es una pequeña fracción del plástico presente en el chicle. Por eso, cuida el medio ambiente y no lo arrojes al suelo ni lo pegues en las paredes», concluye Mohanty, recordando que la eliminación inadecuada del chicle usado también contribuye a la contaminación plástica ambiental.

Salir de la versión móvil