MADRID 4 Abr. –
La expareja del exministro José Luis Ábalos afirmaba en el currículum que envió a la empresa pública Tragsatec que había desempeñado funciones como auxiliar administrativa en INECO, gestionando agendas, tramitando y enviando documentación, así como manteniendo archivos; sin embargo, ante el juez del Tribunal Supremo que dirige el ‘caso Koldo’ sostuvo que cobró de esa empresa pero nunca se presentó a trabajar.
Este currículum se encuentra en la documentación proporcionada por Tragsatec al instructor Leopoldo Puente, a la que se ha tenido acceso, y en el mismo se detalla su experiencia laboral, que incluye haber sido dependienta en dos tiendas de bolsos, Misako y Urbaks, así como azafata para diversas campañas, incluyendo una de la marca de cerveza Heineken.
Además de sus datos de contacto, la expareja de Ábalos señalaba que su domicilio estaba en Plaza de España, y que presuntamente pagaba la trama, que estaba cursando el cuarto grado de Odontología, había realizado varios cursos de inglés –uno de ellos «de la Universidad de Delaware EEUU»– y poseía carné de conducir y coche propio, aspectos que eran valorados en la oferta de Tragsatec.
En la documentación también se incluye la oferta laboral de Tragsatec, que buscaba incorporar 10 administrativos a tiempo completo. Los requisitos para optar eran tener bachillerato o FP II, un año de experiencia previa y un nivel alto de Word y Excel. JRG, aparentemente, cumplía todos estos requisitos.
Se requería también, para el puesto, al menos un año de experiencia en la tramitación de expedientes o tareas administrativas en una empresa pública y al menos un año de experiencia previa como administrativo en el sector ferroviario, condiciones que afirmó cumplir al completar su solicitud.
Cabe destacar que la joven testificó el pasado 27 de febrero ante el instructor, manifestando que «no tenía ningún interés en el trabajo» que obtuvo en esas dos empresas públicas, pero que aceptó la oferta por indicación del exdirigente socialista, reconociendo en el caso de Ineco que, aunque sí se registró y cobró –unos mil euros mensuales–, no llegó a desempeñar funciones laborales. En Tragsatec, tampoco realizó ningún trabajo y confesó que ni siquiera sabía dónde estaba la oficina.