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La mayoría de lo que somos no se puede atribuir únicamente a la genética.

La mayoría de lo que somos no se puede atribuir únicamente a la genética.

   MADRID, 7 Feb. –

   La genética puede influir en algunos de nuestros rasgos físicos y también en nuestra susceptibilidad a desarrollar enfermedades. Pero, ¿qué aspectos son determinados por nuestros genes? ¿Qué papel juega nuestra epigenética?

   En una entrevista, María Berdasco, doctora en Biología Molecular por la Universidad de Oviedo y parte del Grupo de Terapias Epigenéticas en el Instituto de Investigación contra la Leucemia Josep Carreras de Barcelona, destaca que debemos combatir la noción del determinismo genético.

   «Debemos luchar contra la idea de que somos simplemente lo que nuestros genes dictan, y que no tenemos control sobre nuestra salud. Esta afirmación es incorrecta«, enfatiza la experta.

   Asegura que tenemos un considerable poder de decisión sobre nuestro estilo de vida, especialmente en lo que respecta a nuestra alimentación. Además, subraya que el estrés al que estamos expuestos puede impactar nuestra salud, así como los ambientes en los que habitamos, donde hay alta contaminación o exposición a tóxicos. «Cada una de estas acciones, grandes o pequeñas, puede influir en lo que somos, y eso tiene numerosas implicaciones», advierte Berdasco.

EL EJEMPLO DE LA OBESIDAD

   Para ilustrar su punto, menciona a una persona obesa cuyos padres también lo son. Generalmente se piensa que la obesidad es hereditaria, pero Berdasco sostiene que esta condición compleja, si bien puede tener un componente genético, requiere un factor externo que active esos genes, como una mala alimentación o la falta de ejercicio.

   «La epigenética actúa como uno de esos mecanismos que conectan los genes que predisponen a la obesidad con los hábitos de vida», explica. Recientemente, Berdasco ha publicado con la editorial Guadalmazán ‘Epigenética, más allá del genoma’, un libro que desafía el concepto de determinismo genético y examina «la faceta desconocida del ADN que redefine la biología y cómo y por qué cambia la expresión de los genes«.

GENÉTICA VS. EPIGENÉTICA

   Recalca que la epigenética está presente en todas las áreas de nuestra vida y puede ayudar a explicar fenómenos como las adaptaciones al cambio climático o los distintos cambios en la evolución y el proceso de envejecimiento.

   Aunque reconoce que ciertos rasgos humanos están influenciados por la genética, como el estornudo fótico que ocurre en algunas personas al mirar al sol, dice que la mayoría de lo que somos no puede explicarse únicamente a partir de la genética. «Es complicado determinar si existen genes relacionados con la homosexualidad o la violencia», sostiene esta experta.

   Así, resalta que, por un lado está la genética, y por otro, el entorno donde nos desarrollamos y nuestros hábitos de vida; «el ambiente y nuestras acciones condicionan la expresión de nuestra genética, y esa es la ‘epigenética’, que está fuertemente influenciada por factores externos».

LO QUE MÁS INFLUYE EN NUESTRA EPIGENÉTICA

   ¿Qué influencias son más significativas en nuestra epigenética? Berdasco explica que debemos entender la epigenética como un «interruptor del genoma»: «Contamos con más de 20,000 genes en nuestro genoma, que podrían dar lugar a 20,000 proteínas, lo que resultaría en un gran desorden si todas se expresaran a la vez en una célula; la epigenética regula cuándo y dónde se expresan estas proteínas en cada célula de nuestro cuerpo».

   Le preguntamos si este interruptor se activa o silencia. «La epigenética es un lenguaje relativamente simple: molecularmente, son grupos químicos que se añaden o dispersan sobre el genoma, encendiendo o apagando los genes. ¿De dónde provienen? Estos grupos químicos provienen, por ejemplo, de nuestra alimentación, y por eso es un factor que influye en nuestro epigenoma, y que podemos modificar fácilmente».

   Berdasco destaca que muchos alimentos que consumimos regularmente, como frutas, aguacate, granada, frutos secos, legumbres, espinacas y soja, son donantes generales de ácido fólico, una sustancia que se les proporciona a las embarazadas. El ácido fólico actúa como donante de algunos de estos grupos químicos (grupos metilo); es decir, a través de la alimentación proporcionamos estos grupos químicos que a su vez modifican la epigenética.

   También existen más factores que alteran la epigenética, según Berdasco, como el tabaco, cuyos compuestos tóxicos también modifican la epigenética de ciertos genes; el ejercicio físico también juega un rol importante: «Un estudio en Copenhague mostró que personas sedentarias pero sanas que comenzaron a realizar actividad física moderada vieron cambios en la expresión de más de 600 genes tras tres meses».

   Por último, menciona otros productos químicos, como los disruptores endocrinos, presentes en bisfenol A, que también interfieren en la epigenética.

   En resumidas cuentas, María Berdasco enfatiza la importancia de la dieta mediterránea y del ejercicio físico, ya que son hábitos que podemos incorporar fácilmente para mejorar nuestra salud. Sin embargo, advierte que no existen dietas epigenéticas que favorezcan un tipo de alimentación sobre otra.

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