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La sequía podría afectar la salud mental de las personas.


MADRID, 13 Sep. (EUROPA PRESS) –

El año hidrológico 2023 fue el cuarto más seco del siglo XXI y el sexto de toda la serie histórica desde 1961. Los episodios de **sequía** están aumentando en frecuencia y gravedad en Europa desde 1980, lo que afecta no solo a la agricultura y los ecosistemas, sino que también podría tener consecuencias sobre la salud mental de las personas. Esta advertencia fue emitida por epidemiólogos durante la XLII Reunión Anual de la Sociedad Española de Epidemiología, celebrada en Cádiz.

Esta conclusión proviene de un grupo de investigación que revisó los estudios sobre el impacto de la **sequía** en la salud mental, presentados en la Reunión.

Aunque escasean los estudios en España y Europa sobre este tema, la revisión realizada por los doctores Julio Díaz, Cristina Linares, Isabel Noguer y Alicia Padrón-Monedero fue publicada en la revista International Journal of Biometeorology. Este estudio muestra la relación entre la **sequía** y la aparición o empeoramiento de trastornos mentales y sus consecuencias.

La mera **amenaza del cambio climático** y sus efectos, como la **sequía**, pueden generar estrés psicológico, que tiene graves repercusiones en múltiples enfermedades crónicas, incluidos los trastornos mentales. «Otras posibles vías causales entre la **sequía** y los trastornos mentales incluyen la pérdida económica, la incertidumbre sobre el futuro y la tristeza por la degradación del entorno», explicó Alicia Padrón-Monedero, directora del Programa de la Escuela Nacional de Sanidad del Instituto de Salud Carlos III.

De acuerdo con los autores de la revisión, el único estudio que analizó cuantitativamente la relación entre la **sequía** y las emergencias hospitalarias por problemas mentales se realizó en Australia, donde se hallaron asociaciones significativas. Dos estudios adicionales en Australia encontraron vínculos entre las **sequías** y la mortalidad por suicidio. Además, algunas investigaciones han explorado la relación entre la **sequía** y el malestar psicológico.

Para un mejor entendimiento de esta relación, los expertos sugieren explorar el uso de los recursos de salud mental, especialmente las hospitalizaciones por problemas de salud mental durante los episodios de **sequía**. «Es fundamental implementar sistemas de vigilancia de la salud mental a nivel nacional y autonómico. Las mediciones de la AEMET, aunque precisas, se toman de estaciones meteorológicas en áreas específicas y no reflejan la exposición individual a la **sequía**», agregó Padrón-Monedero, señalando las limitaciones actuales.

No obstante, el grupo de investigación cree que esta línea de investigación debe ser fomentada. «El estudio de la **salud** y el **clima**, y los factores que la afectan, son prioridades reconocidas tanto por la evidencia científica como por organismos internacionales. Nuestro grupo está determinado a continuar con esta investigación y alertar a las autoridades sanitarias para que implementen medidas de protección a la población», aseveró Padrón-Monedero.

EL NIVEL SOCIOECONÓMICO Y EDUCATIVO, FACTORES DETERMINANTES

Otro aspecto clave en la salud mental son los **determinantes sociales**, que incluyen factores que influyen en un estado de salud no óptimo. Como se ha observado, factores ambientales y otros como clase social, nivel educativo, residencia en áreas urbanas o rurales, y especialmente el género juegan un papel importante.

«Todos los estudios evidencian que las mujeres presentan un peor estado de **salud mental** que los hombres, debido a factores biológicos y determinantes sociales relacionados con los roles de género», destacó Carmen Rodríguez-Blázquez, secretaria del Comité Científico de la Reunión Anual de la SEE.

Las **tareas de cuidado**, la falta de conciliación entre la vida laboral y familiar, y la **violencia de género** son algunas variables que contribuyen a este desequilibrio, afectando especialmente la ansiedad y depresión en mujeres. Las circunstancias personales de ciertos colectivos, como migrantes en situación irregular, personas LGTBIQ+ expuestas a discriminación, o personas con discapacidad que enfrentan obstáculos laborales o de vivienda, las hacen más vulnerables a problemas de salud mental.

Así, han señalado que «erradicar las desigualdades en salud mental implica abordar las desigualdades en un sentido más amplio, aunque suene utópico». «Es imprescindible garantizar un acceso equitativo a recursos educativos, sanitarios y sociales; empleo de calidad, vivienda digna y tiempo de ocio. Aunque se discute mucho sobre salud mental, a menudo solo se abordan soluciones superficiales sin atacar las raíces del problema», concluyó Rodríguez-Blázquez.

Para más información sobre la relación entre la **salud mental** y el **cambio climático**, puedes consultar los siguientes enlaces: Organización Mundial de la Salud (OMS) y Investigación sobre el efecto del cambio climático en la salud mental.

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