MADRID, 22 Sep. (EUROPA PRESS) –
Los antígenos alimentarios reciben mucha prensa negativa debido a su asociación con reacciones alérgicas a alimentos como los cacahuetes, los mariscos, el pan, los huevos y la leche. Aun cuando no causan reacciones alérgicas, estos antígenos, junto con otros presentes en plantas y legumbres, son considerados elementos extraños que el sistema inmunológico debe manejar.
Asimismo, existe un amplio debate sobre los alimentos y su relación con el cáncer, con opiniones tanto favorables como desfavorables. Recientemente, un nuevo estudio del Centro RIKEN de Ciencias Médicas Integrativas (IMS) en Japón ha revelado que algunos antígenos alimentarios, específicamente proteínas encontradas en la carne y la leche, pueden suprimir el desarrollo de tumores en el intestino delgado.
Sin embargo, es crucial aclarar que esto no implica que la ingesta de dichos alimentos reduzca el riesgo de cáncer automáticamente; el estudio indica que ciertos componentes de estos alimentos inhiben la tumorogénesis en el intestino delgado, algo que se relaciona con la rareza de este tipo de tumor comparado con los tumores colorrectales.
La investigación, liderada por Hiroshi Ohno y publicada en la revista científica ‘Frontiers in Immunology’, ha demostrado cómo estas proteínas pueden activar el sistema inmunológico intestinal, permitiendo una detención efectiva de la formación de nuevos tumores.
Ohno y su equipo habían reportado anteriormente que los antígenos alimentarios activan las células inmunitarias en el intestino delgado, pero no en el intestino grueso. Adicionalmente, se ha evidenciado que algunas células inmunitarias, estimuladas por bacterias intestinales, suprimen tumores en el intestino. En este nuevo estudio, unieron ambas teorías para investigar si los antígenos alimentarios pueden suprimir los tumores en el intestino delgado.
El equipo utilizó un tipo especial de ratón con una mutación en un gen supresor de tumores. Al igual que en las personas con poliposis adenomatosa familiar, cuando este gen presenta fallos, los ratones desarrollan tumores en el intestino delgado y grueso. El experimento inicial fue sencillo. Alimentaron a estos ratones con alimentos normales o dietas sin antígenos, observando que aquellos que consumieron alimentos normales presentaron menos tumores en el intestino delgado, aunque la misma cantidad en el intestino grueso.
Posteriormente, introdujeron un antígeno común llamado albúmina, presente en la carne y ausente en la dieta normal, a los ratones que seguían una dieta sin antígenos, asegurándose de que el total de proteína se mantuviera igual. Al recibir esta nueva dieta, los tumores en el intestino delgado fueron suprimidos de la misma manera que con la dieta normal. Esto indica que la supresión tumoral se relaciona directamente con la presencia de antígeno, y no con el valor nutricional de los alimentos o algún antígeno específico.
Las tres dietas impactaron igualmente las células inmunitarias, específicamente las células T, en el intestino delgado. Los ratones que consumieron la dieta sin antígenos presentaban significativamente menos células T en comparación con aquellos que recibieron alimentos normales o aquellos que ingirieron dieta sin antígenos que incluía proteína de leche. Análisis adicionales revelaron el mecanismo biológico detrás de este efecto.
Estos descubrimientos tienen importantes implicaciones clínicas. Similar a las dietas sin antígenos, las dietas elementales utilizan aminoácidos simples, excluyendo proteínas. Esto aligera la carga digestiva y puede beneficiar a personas con trastornos gastrointestinales graves, como la enfermedad de Crohn o el síndrome del intestino irritable.
Según Ohno, «los tumores del intestino delgado son mucho más infrecuentes que los del colon, pero el riesgo incrementa en casos de poliposis adenomatosa familiar, por lo que el uso clínico de dietas elementales para tratar enfermedades inflamatorias del intestino o otras afecciones gastrointestinales en estos pacientes debe considerarse con extremo cuidado».
Las dietas elementales son a veces adoptadas por personas sin patologías gastrointestinales graves o alergias como una opción saludable para perder peso o reducir la hinchazón y la inflamación. Los nuevos hallazgos sugieren que esto puede ser arriesgado y subrayan que este tipo de dietas no deberían ser implementadas sin la orientación de un médico.

