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Los avances en el tratamiento de ictus permiten la extracción del 90% de los trombos.

Los avances en el tratamiento de ictus permiten la extracción del 90% de los trombos.

MADRID 23 Oct. –

El presidente de la Sociedad del Grupo Español de Neurorradiología Intervencionista (GeNI), el doctor Pedro Navia Álvarez, ha destacado que los avances en el tratamiento de los ictus en la última década permiten extraer hasta el 90 por ciento de los trombos que se producen en las arterias del cerebro.

«Disponemos de distintos sistemas que han mejorado significativamente a lo largo de los años, permitiéndonos tratar ictus cada vez más complejos, que antes no podíamos abordar (…) Abrimos más del 90 por ciento de las arterias, aunque existen trombos muy duros, fuertemente adheridos a la pared, que aún no podemos extraer, por lo que seguimos investigando para lograrlo», afirmó el doctor Navia durante un encuentro informativo.

Esta declaración se realizó en el marco del décimo aniversario del tratamiento endovascular del ictus isquémico en España, recordando que hace 20 años apenas existían tratamientos para esta patología, situación que ha cambiado «radicalmente» gracias a los avances tecnológicos y la creación de unidades de ictus multidisciplinares.

Para alcanzar este éxito, Navia especificó que el tratamiento endovascular debe llevarse a cabo en las primeras ocho horas tras el inicio del ictus, dependiendo del caso. Este procedimiento implica la introducción de un catéter desde la pierna o el brazo hasta el coágulo que obstruye la arteria, todo guiado por rayos X, y normalmente se realiza en aproximadamente 30 minutos.

Además, enfatizó la importancia de diagnosticar el ictus cuanto antes, ya que una detección tardía eleva las probabilidades de que la persona no se recupere, aumentando la morbilidad e incluso la mortalidad.

El diagnóstico se efectúa «en cuestión de minutos» por parte del radiólogo, asistido por sistemas de Inteligencia Artificial (IA), que mejora la rapidez en la detección del trombo y permite al especialista identificar qué tejidos son salvables y cuáles no.

Una vez culminada la intervención, el paciente es trasladado a una unidad especializada para determinar si podrá recuperarse de manera total o parcial, o si no se puede hacer nada al respecto, lo cual depende precisamente de la rapidez de actuación tanto del paciente, al momento de avisar al 112, como de los profesionales.

CREACIÓN DE MÁS CENTROS ESPECIALIZADOS

Por otro lado, Navia ha subrayado que es preferible invertir en centros especializados y en traslados eficaces, con protocolos bien establecidos, que dotar a todos los hospitales de este tipo de unidades, ya que consumen muchos recursos y no todas las poblaciones, particularmente las más pequeñas, pueden contar con centros de este tipo.

Asimismo, ha abogado por una mayor formación de especialistas, ya que los neurorradiólogos intervencionistas han asumido una «carga de trabajo en atención continuada enorme» por la falta de profesionales, que además deben contar con la formación adecuada para mantener la «excelencia» en este trabajo tan especializado.

El presidente de la Sociedad Española de Radiología Médica (SERAM), el doctor José C. Albillos Merino, coincidió en que esta especialidad precisa de un esfuerzo formativo «considerable» tanto por su complejidad como por la rapidez que se requiere.

Aunque reconoció los avances en la adquisición de dispositivos avanzados en España, que son «esenciales» para realizar un diagnóstico correcto, subrayó que aún existen necesidades para acceder a estos sistemas en zonas rurales y para la rehabilitación.

El presidente de la Fundación Freno al Ictus, Julio Agredano, también subrayó la falta de conocimiento de la población sobre los síntomas del ictus, que contribuye a que se retrase su diagnóstico.

«El primer eslabón es la población, (…) estamos empoderando al ciudadano para que actúe en caso de que ocurra algo en su entorno, lo que incrementa la supervivencia», manifestó.

En caso de reconocer los síntomas, Agredano destacó que es un error llevar directamente al paciente al hospital más cercano; debe llamarse al 112 para que el equipo de emergencias lleve a la persona al hospital que se encuentre de guardia en ese momento, que puede variar según la semana.

La educación de la población en el reconocimiento del ictus es especialmente importante dada su creciente incidencia y su impacto en adultos jóvenes. De hecho, un 15 por ciento de los ictus ocurren en menores de 45 años, lo cual está relacionado con malos hábitos de vida, estrés o el consumo de tabaco y otras drogas como anfetaminas o cocaína. Los tratamientos también se han multiplicado en la última década, pasando de 2,000 en 2015 a 9,000 en 2024.

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