MADRID 15 Dic. (EUROPA PRESS) –
Las personas viven más años en general en todo el mundo pero no necesariamente **más sanas**, según un estudio de 183 países miembros de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que ha comprobado que esos años adicionales de vida están cada vez más plagados de **enfermedades**.
Esta investigación, realizada por los doctores de la Clínica Mayo Andre Terzic y Armin Garmany, documenta una brecha cada vez mayor entre la **esperanza de vida** y la salud, según publican en la revista ‘JAMA Network Open’.
«Los datos muestran que el aumento de la **longevidad** no se corresponde con avances equivalentes en la longevidad saludable y envejecer suele significar más años de vida cargados de enfermedades. Esta investigación tiene importantes implicaciones prácticas y políticas al llamar la atención sobre una **amenaza creciente** para la calidad de la longevidad y la necesidad de cerrar la brecha entre salud y esperanza de vida», afirma el doctor Terzic, Director de la Familia Marriott de Medicina Regenerativa Cardíaca Integral del Centro de Bioterapéutica Regenerativa de la Clínica Mayo y Catedrático de la Familia Marriott de Investigación Cardiovascular en el centro.
La **esperanza de vida** aumentó de 79,2 a 80,7 años en las mujeres y de 74,1 a 76,3 años en los hombres entre 2000 y 2019, según estimaciones de la OMS. En España es de 85 años en las mujeres y de 80 en los hombres. Sin embargo, el número de años que esas personas viven con buena salud no aumenta en consonancia. La brecha global promedio en la esperanza de vida frente a la **esperanza de salud** fue de 9,6 años en 2019, el último año de estadísticas disponibles. Eso representa un aumento del 13% desde 2000.
Estados Unidos registró la brecha promedio más alta del mundo entre **esperanza de vida** y duración de la salud, con estadounidenses que viven 12,4 años en promedio con **discapacidad** y enfermedad. Este aumento desde los 10,9 años de 2000 se produce cuando Estados Unidos también registró la mayor carga de enfermedades crónicas. La **salud mental**, los trastornos por consumo de sustancias y las afecciones musculoesqueléticas fueron las principales causas de enfermedad a nivel nacional.
Además, el estudio detectó una disparidad de género del 25% en todo el mundo. En los 183 países estudiados, la diferencia entre la **esperanza de vida** y la salud de las mujeres era 2,4 años mayor que la de los hombres. Los trastornos neurológicos, musculoesqueléticos, urinarios y del tracto genital contribuyeron a prolongar los años de **mala salud** entre las mujeres.
«La creciente brecha entre la duración de la vida y la de la salud en todo el mundo señala la necesidad de un giro acelerado hacia sistemas de atención proactivos centrados en el bienestar –dice Armin Garmany, primer autor y estudiante de doctorado en la Facultad de Medicina Alix de la Clínica Mayo y en la Escuela de Posgrado en Ciencias Biomédicas del centro–. Identificar los factores que contribuyen a la brecha única en cada geografía puede ayudar a informar las intervenciones de atención médica específicas para cada país y región».
El equipo de investigación estudió las estadísticas del Observatorio Mundial de Salud de la OMS, un estudio transversal que proporcionó datos sobre la **esperanza de vida**, la esperanza de vida ajustada a la salud, los años vividos con enfermedad y los años de vida perdidos entre los estados miembros. La diferencia entre la esperanza de vida ajustada en función de la salud y la esperanza de vida de cada Estado miembro se calculó restando la esperanza de vida ajustada en función de la salud de la esperanza de vida.