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Más efectiva que la keto y la mediterránea: la dieta que combate la inflamación y muestra resultados en solo dos semanas

Más efectiva que la keto y la mediterránea: la dieta que combate la inflamación y muestra resultados en solo dos semanas

   MADRID, 5 Abr. –

¿Y si te dijeran que existe una dieta aún más eficaz que la keto o la mediterránea para combatir la inflamación y recuperar tu energía rápidamente? Se trata de una alimentación basada únicamente en comida real, deliciosa y rica en nutrientes; sin la necesidad de suplementos o restricciones extremas.

Un reciente estudio publicado en Nature Medicine destaca la alimentación tradicional africana: una combinación ancestral de verduras, legumbres, cereales integrales y alimentos fermentados que, en tan solo dos semanas, mostró resultados asombrosos al reducir la inflamación, fortalecer el sistema inmunológico y optimizar el metabolismo.

LA DIETA OCCIDENTAL CAUSA INFLAMACIÓN, LA AFRICANA PROTEGE

    Investigadores del centro médico de la Universidad de Radboud y de la Universidad KCMC de Tanzania han evaluado los efectos en la salud derivados de un cambio en la dieta, constatando que la dieta occidental promueve la inflamación, mientras que la alimentación tradicional africana ofrece protección y mejora significativamente el sistema inmunológico.

    Las dietas tradicionales africanas están siendo reemplazadas progresivamente por patrones alimentarios occidentales debido a factores como la urbanización, el desarrollo económico y la mayor disponibilidad de alimentos procesados. Las repercusiones de esta transición nutricional en la salud no se comprenden completamente.

    Las enfermedades relacionadas con el estilo de vida, tales como las enfermedades cardiovasculares, la diabetes y las enfermedades inflamatorias crónicas, están en aumento en África, representando un desafío creciente para los sistemas de salud en todo el continente.

ENFERMEDADES RELACIONADAS CON EL ESTILO DE VIDA

Los investigadores recopilaron datos de setenta y siete hombres sanos de Tanzania, tanto de entornos urbanos como rurales. Algunos de los participantes que seguían una dieta africana tradicional adoptaron una dieta occidental durante dos semanas, mientras que otros continuaron con la dieta africana tradicional. Un tercer grupo consumió diariamente una bebida de plátano fermentado, y como control, diez participantes mantuvieron su dieta habitual.

    Los investigadores analizaron detalladamente la función del sistema inmunitario, los marcadores de inflamación en sangre y los procesos metabólicos al inicio, tras la intervención de dos semanas y cuatro semanas después.

    Los participantes que adoptaron una dieta occidental mostraron un aumento en las proteínas inflamatorias en sangre y activación de procesos biológicos asociados con enfermedades del estilo de vida. Su respuesta inmunitaria también fue menos efectiva contra los patógenos.

    Por el contrario, aquellos que mantuvieron una dieta africana tradicional o consumieron la bebida fermentada experimentaron una reducción en los marcadores inflamatorios. Algunos de estos beneficios se mantuvieron incluso cuatro semanas después, sugiriendo que los cambios dietéticos a corto plazo pueden tener efectos prolongados.

La transición de la dieta tradicional a la dieta occidental afectó diversas vías metabólicas relacionadas con enfermedades no transmisibles y fomentó un estado proinflamatorio con una respuesta inmune deficiente a la estimulación microbiana. En cambio, el cambio de una dieta occidental a una dieta tradicional o el consumo de alimentos fermentados tuvo un efecto principalmente antiinflamatorio.

PRIMER ESTUDIO QUE MAPEA EXHAUSTIVAMENTE

Este es el primer estudio que mapea exhaustivamente los efectos de la dieta tradicional africana en la salud. «Investigaciones anteriores se han concentrado en otras dietas tradicionales, como la japonesa o la mediterránea», comenta el internista Quirijn de Mast, de Radboudumc.

No obstante, añade, «hay mucho que aprender de las dietas tradicionales africanas, especialmente ahora que los estilos de vida en muchas regiones africanas están cambiando rápidamente y las enfermedades relacionadas con el estilo de vida son cada vez más comunes».

    «La rica diversidad de las dietas tradicionales en África brinda oportunidades únicas para obtener información valiosa sobre cómo la alimentación influye en la salud», agrega.

De Mast se muestra sorprendido por la relevancia de los efectos de la dieta, incluso tras tan solo dos semanas. «La dieta africana incluye cantidad de verduras, frutas, legumbres, cereales integrales y alimentos fermentados. Nuestro estudio resalta los beneficios de estos alimentos tradicionales para combatir la inflamación y optimizar los procesos metabólicos. Al mismo tiempo, evidenciamos lo perjudicial que puede ser una dieta occidental poco saludable», afirma.

Esta dieta suele incluir alimentos procesados y calóricamente densos, como papas fritas y pan blanco, además de ser alta en sal, azúcares refinados y grasas saturadas. La inflamación es un factor que contribuye a muchas enfermedades crónicas, lo que hace que este estudio sea de gran relevancia también para los países occidentales.

¿QUÉ ALIMENTOS HAY EN LA DIETA AFRICANA?

1.- Verduras y hojas verdes: Se consume una gran variedad de vegetales, como espinacas, amaranto, hojas de ñame, quimbombó y otras hojas locales que se utilizan en guisos y sopas.

2.- Legumbres y frijoles: Los frijoles, guisantes y lentejas son esenciales en muchas dietas africanas, ofreciendo una excelente fuente de proteínas y fibra. En algunas áreas, se incluyen semillas de calabaza, garbanzos o cacahuetes.

3.- Cereales integrales: En diversas regiones de África, se consumen cereales como mijo, sorgo, maíz y arroz integral. Estos se emplean en guisos o se preparan como papillas (como la sadza en Zimbabwe o ugali en África del Este).

4.- Tubérculos: El ñame, la batata, la yuca y el taro son fundamentales en la dieta africana, aportando carbohidratos complejos.

5.- Frutas: Frutas tropicales como plátanos, mangos, piñas, papayas, guayabas y cítricos son comunes, y se consumen tanto frescas como en batidos o postres tradicionales.

6.- Alimentos fermentados: El uso de alimentos fermentados es frecuente y se cree que favorece la digestión y la salud intestinal. Ejemplos incluyen el ogi (fermentado de maíz) y el mahewu (una bebida fermentada a base de mijo o maíz). Además, se consumen yogur y otros productos lácteos fermentados en algunas regiones.

7.- Proteínas animales: Aunque no son la base principal, se incluyen proteínas animales como pollo, cabra, pescado (especialmente en regiones costeras o cercanas a ríos) y carne de res, en menor cantidad que en las dietas occidentales.

8.- Aceites naturales: Se utilizan aceites como el de palma (en África Occidental), aceite de cacahuete y aceite de coco, ricos en ácidos grasos saludables.

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