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Opciones para el Despliegue de una Fuerza de Disuasión Europea en Ucrania: Estrategias y Consideraciones

Opciones para el Despliegue de una Fuerza de Disuasión Europea en Ucrania: Estrategias y Consideraciones


Archivo – Un soldado de Ucrania – Serhii Hudak / Zuma Press / ContactoPhoto

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Expertos del IISS proponen despliegues de entre 10.000 y 100.000 efectivos y analizan los desafíos para lograrlo.

MADRID, 5 Abr. –

Francia y Reino Unido han asumido el liderazgo de lo que han denominado una «coalición de voluntarios» que está intentando encontrar la mejor manera de ofrecer a Ucrania las garantías de seguridad necesarias para evitar un ataque ruso en caso de alto el fuego. Para ello, un grupo de expertos del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS) ha propuesto tres opciones posibles, con sus respectivas ventajas y desventajas.

En primer lugar, los nueve expertos de este ‘think-tank’ especializado en seguridad y defensa advierten que no se debería hablar de «‘fuerza de paz’, dado que una de sus funciones será reaccionar ante una posible violación rusa de un acuerdo de alto el fuego». Por tanto, sugieren que las mejores denominaciones son «fuerza de disuasión» o «fuerza de apaciguamiento».

La clave radica en el tamaño de esta fuerza europea, ya que, señalan, debe ser «creíble» para el régimen de Vladimir Putin, y los países que la conformen deben estar dispuestos a «actuar de forma decisiva si se quiebra el alto el fuego». Además, advierten que es probable que Rusia lleve a cabo «provocaciones para evaluar la disposición de la coalición a responder».

Asimismo, en su informe ‘Una fuerza de apaciguamiento europea para Ucrania: opciones y desafíos‘, sostienen que, además del despliegue de tropas en el terreno, cualquier misión debe incluir un componente aéreo y uno marítimo. Con base en estos parámetros, presentan tres opciones: una fuerza de pequeña escala, otra de media, y una de gran escala.

FUERZA A PEQUEÑA ESCALA

Esta fuerza estaría compuesta por una brigada de aproximadamente 10.000 efectivos, respaldada por un componente aéreo limitado y un pequeño número de barcos en el Mar Negro. Este contingente, apoyado por artillería e ingenieros, «solo podría contrarrestar una amenaza terrestre rusa limitada al alto el fuego o incursiones aéreas o marítimas de pequeña escala».

En este contexto, el componente aéreo no podría hacer frente al potencial aéreo que Rusia podría reunir rápidamente, y su papel se limitaría principalmente a «policía aérea y reconocimiento, vigilancia e inteligencia (ISR)». Una «dispersión amplia» de los medios aéreos aumentaría la capacidad para patrullar cualquier línea de alto el fuego, pero complicaría la concentración de fuerzas si se necesitara responder rápidamente ante un incidente alejado de su lugar de despliegue.

Además, la fuerza contaría con una presencia naval limitada que, según los expertos, podría ser cubierta en gran medida por los países del Mar Negro –Bulgaria, Rumanía y Turquía–, aunque podría haber apoyo de otras armadas europeas. También se necesitaría apoyo en el Mediterráneo oriental por parte de un submarino encargado de recopilar información de inteligencia y disuadir cualquier «acoso naval» por parte de los buques rusos en tránsito.

FUERZA A MEDIA ESCALA

Para esta opción, se requerirían unos 25.000 soldados, respaldados por artillería de largo alcance, helicópteros de ataque y combate, y vehículos aéreos no tripulados. Contaría con un componente aéreo y marítimo más amplio, pudiendo responder a múltiples ataques rusos de forma simultánea y llevar a cabo operaciones de alta intensidad durante períodos más extendidos.

En principio, los países europeos no tendrían inconvenientes en reunir las tropas necesarias, pero si el despliegue se prolongara durante 36 meses, «mantener el componente aéreo sería muy complicado para las fuerzas europeas sin el apoyo estadounidense, especialmente en lo que respecta a los ‘enablers'», es decir, los elementos de apoyo.

En cuanto al componente naval, habría una mayor presencia de buques de combate en el Mar Negro de las principales armadas europeas. Además, se sumaría la presencia de un portaaviones en el Egeo para aumentar la vigilancia y capacidad de ataque, aunque los expertos advierten que esto «no sustituiría plenamente la capacidad de ataque de un portaaviones estadounidense».

FUERZA A GRAN ESCALA

En esta opción, los expertos sugieren una fuerza que oscile entre 60.000 y 100.000 soldados, con un apoyo significativo tanto aéreo como marítimo. «Si bien los componentes aéreo y marítimo podrían desplegarse rápidamente y liderar los elementos terrestres, reunir una fuerza terrestre de este tamaño llevaría más tiempo, lo que demorarías su impacto total».

En este caso, el despliegue de tropas se realizaría en toda Ucrania para poder hacer frente a «ataques simultáneos desde el norte, noreste o este». Alternativamente, podría concentrarse en el centro del país, sugieren.

Los expertos del IISS previenen que, dadas las cifras implicadas en una fuerza de este tipo, «los países europeos serían incapaces de suministrar proyectiles de artillería de largo alcance, helicópteros y brigadas ISR y de guerra electrónica suficientes, mientras que las brigadas de ingenieros tendrían que estirarse al máximo».

Respecto al componente aéreo, esta fuerza necesitaría contar con «una capacidad de combate creíble para igualar al menos los niveles de aviones de combate táctico desplegados por Rusia durante su invasión a gran escala» de Ucrania. En este caso, mantener efectivos más allá de 36 meses sería todo un reto para las fuerzas europeas sin apoyo estadounidense.

En cuanto al componente naval, se requeriría «el compromiso de todas las unidades de portaaviones europeas al mismo tiempo», incluido el español ‘Juan Carlos I’, además de los grupos de apoyo.

Los autores del informe advierten que, en las dos últimas opciones de fuerza de disuasión, las fuerzas navales europeas no serían capaces de ofrecer plenamente las capacidades de defensa antimisiles, la infraestructura de mando y vigilancia, o la capacidad para un ataque terrestre que sí puede proporcionar la Armada estadounidense.

DESAFÍOS

En este sentido, los expertos del IISS han llegado a la conclusión de que la primera opción sería la más factible si la ‘coalición de voluntarios’ decide desplegar una fuerza para garantizar un alto el fuego en Ucrania. En los otros dos casos, la capacidad estratégica europea no sería suficiente para llevar a cabo una «respuesta rápida ante cualquier acuerdo».

«Los europeos podrían desplegar una fuerza de apaciguamiento, pero sin el respaldo de Estados Unidos, se volvería progresivamente más complicado cuanto mayor fuera la fuerza», resaltan, enfatizando que cuanto más largo sea el despliegue, más probable será que surjan problemas de capacidad y abastecimiento.

Asimismo, un despliegue a largo plazo podría plantear dificultades a los países participantes en sus despliegues en otras misiones en Europa. En este sentido, sugieren que podría haber participación de países como Canadá, que es miembro de la OTAN, o de aliados en la región Asia-Pacífico.

Sin embargo, señalan que la inclusión de más países «podría complicar los acuerdos de mando y control y la logística, aunque también tendría ventajas políticas».

En las tres opciones, podrían surgir complicaciones adicionales si los países contribuyentes imponen «limitaciones nacionales sobre su participación», al tiempo que serían necesarias «reglas de enfrentamiento entre todos los países involucrados, así como un acuerdo relacionado con los niveles aceptables de riesgo».

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