MADRID 18 Nov. –
La Asociación de Pacientes Anticoagulados y Cardiovasculares (AMAC) ha solicitado este martes poner fin a las **desigualdades** de acceso a la atención que se experimentan en España debido a las discrepancias en los protocolos de cada comunidad autónoma, en el acceso a tecnologías de monitorización, en la disponibilidad de los anticoagulantes orales de acción directa (ACOD) y en la continuidad asistencial.
Con motivo del Día Nacional del Paciente Anticoagulado, AMAC ha hecho un llamado a los profesionales clínicos, a la sociedad y a las autoridades sanitarias para que reconozcan las dificultades de vivir con anticoagulación, ya que los pacientes requieren un tratamiento que prevenga eventos graves como el ictus o la trombosis.
La anticoagulación también implica gestionar un equilibrio complicado entre **evitar coágulos** y minimizar el riesgo de hemorragias, atender a las interacciones farmacológicas, vigilar los golpes y adaptar continuamente la vida cotidiana a esta medicación esencial.
Si bien desde la organización han afirmado que los **anticoagulantes orales de acción directa** han simplificado «notablemente» este proceso al reducir controles constantes y restricciones alimentarias, el paciente «sigue enfrentando inseguridades y desafíos» que requieren educación, apoyo y acompañamiento real.
Casi un millón de españoles viven anticoagulados, una cifra que sigue creciendo con el envejecimiento de la población y la mayor prevalencia de patologías cardiovasculares. La fibrilación auricular, responsable de una gran parte de las indicaciones de anticoagulación, ya afecta al 4,4 por ciento de los adultos mayores de 40 años en el país.
A pesar de estas cifras y de las terapias disponibles, alrededor del 41 por ciento de los pacientes tratados con antagonistas de la vitamina K no logran un control adecuado de la anticoagulación, lo que incrementa «significativamente» el riesgo de eventos adversos prevenibles.
Todo ello demuestra que el paciente anticoagulado está «expuesto» a desigualdades y barreras que «no deberían existir,» motivo por el que se recuerda que la Ley de Cohesión y Calidad del Sistema Nacional de Salud (SNS) exige que todos los ciudadanos reciban el mismo nivel de atención, tecnología y seguimiento, independientemente de su lugar de residencia.
AMAC ha insistido en que la salud de una persona anticoagulada no puede depender de su código postal, subrayando que la **equidad territorial** debe «dejar de ser una aspiración» y convertirse en un «compromiso vinculante para las 19 administraciones sanitarias» del país.
EDUCACIÓN DEL PACIENTE
Por otro lado, la organización ha destacado que la **educación del paciente** es una «pieza decisiva» que se suele abordar de forma insuficiente. Han recalcado que la información, la comprensión del tratamiento, el apoyo psicológico y la capacidad de anticipar riesgos reducen complicaciones, refuerzan la autonomía, mejoran la calidad de vida y disminuyen la carga para el sistema sanitario.
Para lograrlo, AMAC ha instado a los profesionales sanitarios a considerar al paciente como una persona completa, más allá de un número de INR, escuchando su experiencia, sus temores y su día a día.
«La **equidad salva vidas**. Instamos a reforzar la cohesión del Sistema Nacional de Salud, a garantizar acceso homogéneo a tecnologías y tratamientos, y a asegurar que ninguna persona anticoagulada quede atrás por razones geográficas o administrativas,» ha concluido AMAC.

