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¿Por qué algunas personas no pueden dejar de fumar mientras que otras sí? La clave podría estar en sus genes (aunque no solo en ellos)

¿Por qué algunas personas no pueden dejar de fumar mientras que otras sí? La clave podría estar en sus genes (aunque no solo en ellos)


   MADRID, 26 Jul. –

   A menudo subestimamos cómo nuestras características genéticas influyen en nuestra psicología. Si bien aceptamos la relación entre el ADN y aspectos médicos o biológicos, no somos tan conscientes de cómo impacta en la estabilidad emocional, la inteligencia, la sociabilidad o la vulnerabilidad a los trastornos mentales; aspectos claramente relacionados con nuestro ADN.

   Esta es la base de ‘Eres tu ADN’ (Ariel), un trabajo del catedrático de Psicología Diferencial en la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) Roberto Colom, y el catedrático de Psicobiología en la Universidad de Murcia (UM) Juan R. Ordoñana, quienes han ofrecido una entrevista sobre sus hallazgos.

   “Un dato contundente: si comparamos gemelos idénticos criados por los mismos padres con gemelos idénticos que han crecido en entornos diferentes, sus similitudes psicológicas como adultos son notables, independientemente de su crianza. Esto ilustra cómo el ADN nos afecta psicológicamente. Los gemelos idénticos muestran similitudes, ya sea que sean criados juntos o separados”, explica Colom.

   Además, destaca que si comparamos hermanos convencionales, que comparten el 50% de su genética, serán más parecidos que dos personas elegidas al azar sin parentesco. Sin embargo, aclara que aproximadamente el 50% de nuestro comportamiento es genético, mientras que el restante es distinto. “Los hermanos no son idénticos, lo que observamos diariamente. Las diferencias entre hermanos explican, por ejemplo, por qué uno puede llegar a un doctorado mientras que otro opta por una carrera diferente”, añade.

EL ENTORNO TAMBIÉN INFLUYE

   Por otro lado, el entorno también tiene un impacto en nuestra psicología, formando parte del 50% restante. Colom y Ordoñana mencionan una “interacción genotipo-ambiente”. Colom precisa que esta contribución es muy “volátil”; durante ciertas etapas de la vida, como la adolescencia, el entorno se vuelve más significativo en nuestros comportamientos, aunque el ADN permanece constante desde el nacimiento.

   Ordoñana proporciona un ejemplo esclarecedor: “La dieta ilustra claramente esto. La reciente epidemia de obesidad no se debe a cambios en los genes, sino a modificaciones en la dieta, que ahora es más sedentaria y con un mayor acceso a alimentos ultraprocesados, llevando a un aumento de peso”.

   Sin embargo, este experto de la Universidad de Murcia recalca que los genes, nuestro ADN, produce variaciones en cómo se procesa esa dieta, de tal manera que la misma comida puede tener efectos diferentes en distintas personas.

   “El ADN afecta todos los aspectos de nuestro comportamiento, aunque no los determina”, enfatiza Ordoñana. Por ejemplo, si una persona fuma, no se convierte en fumadora únicamente por el entorno; también influye en ella su genética.

   Llama la atención que hay quienes pueden ser fumadores ocasionales, mientras que otros no pueden hacerlo. Algunas personas encuentran más fácil dejar de fumar, lo que está vinculado a ciertas actividades cerebrales o del sistema nervioso que facilitan o dificultan el proceso. “Cualquier aspecto de la salud puede atribuirse a la interacción entre el ADN y los factores ambientales”, agrega el catedrático de Psicobiología de la UM.

NO HAY DOS HUMANOS IGUALES

   Colom menciona que, por ejemplo, una persona extrovertida en un lugar concurrido probablemente lo disfrutará, mientras que un introvertido intentará alejarse. “Las circunstancias son las mismas, pero la interacción varía considerablemente. No existen dos individuos iguales, y nuestra interacción con el entorno es diferente para cada uno de nosotros”, explica.

   Asimismo, recuerda que el ADN también contribuye a nuestra formación psicológica, pero no de manera determinista. A pesar de que ciertas características genéticas pueden aumentar la probabilidad de desarrollar un trastorno mental, este no tiene por qué aparecer debido a las circunstancias del entorno.

   “La influencia de los genes es una aportación que interactúa con el entorno, y estas circunstancias tienen un impacto diferente en cada individuo. Esto es porque, genéticamente, no hay dos humanos iguales; todos somos únicos, lo que hace que el mismo entorno afecte de manera distinta a cada uno”, concluye.

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