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Por qué son fundamentales los cuidados paliativos desde etapas tempranas de la enfermedad.

Por qué son fundamentales los cuidados paliativos desde etapas tempranas de la enfermedad.

MADRID 11 (EDIZIONES)

El miedo, la tristeza o la culpa son inevitables cuando una persona sabe que su enfermedad no tiene cura. Pero, según los expertos en psicología paliativa, también es posible encontrar serenidad, sentido y conexión en ese tramo final.

La atención psicológica en cuidados paliativos no solo acompaña al paciente, sino también a la familia y a los profesionales, ayudando a afrontar la muerte con humanidad y equilibrio emocional. Esto es precisamente lo que enfatiza Carelys Pachano, psicóloga especialista en cuidados paliativos del Hospital Universitario San Rafael de Madrid.

No hay que olvidar, como remarca la doctora María Herrera Abián, vocal de Comunicación de la Sociedad Española de Cuidados Paliativos (SECPAL), que los cuidados paliativos son un “compromiso profundo” con la persona que enfrenta una enfermedad grave, avanzada o terminal, y no solo con el paciente, sino también con su familia y entorno. “No se trata solo de aliviar síntomas físicos, sino principalmente de acompañar en cada circunstancia específica, de escuchar, respetar los deseos sin juzgar y proteger la dignidad del paciente hasta el final de su vida”, subraya.

“Es cuidar con esmero de forma integral”, explica esta experta en medicina paliativa, lo que abarca el cuerpo, la mente y el alma. “Porque cuando la medicina no puede eliminar la enfermedad, sí puede intentar aliviar el sufrimiento, dar calidad de vida y siempre acompañar. Los cuidados paliativos son la expresión más humana de la Medicina, donde el protagonismo lo tiene la persona y su bienestar en sentido pleno”.

LOS CUIDADOS PALIATIVOS NO SON SÓLO PARA EL FINAL DE LA VIDA

Desafortunadamente, existe la creencia común de que los cuidados paliativos solo son útiles en las etapas finales de la vida de los enfermos. Este es “un gran obstáculo para que muchas personas reciban el apoyo necesario”, según la experta de SECPAL, ya que los cuidados paliativos “no son solo para los últimos días o semanas de vida, sino que su verdadero propósito es mejorar la calidad de vida desde el momento en que se diagnostica una enfermedad grave, incluso si el tratamiento activo sigue en marcha”.

Pueden acompañar durante años, señala, ayudando a manejar síntomas, a tomar decisiones, a planificar y a vivir con dignidad y sentido, sin importar el pronóstico. “La medicina paliativa se anticipa al sufrimiento, a las complicaciones físicas y sociales, favoreciendo así un entorno cómodo para el paciente. Por eso es tan importante que la sociedad y los profesionales comprendan que paliativos no es sinónimo de renuncia o desahucio, sino de cuidado integral, respeto y humanidad”, añade.

UN ABORDAJE MULTIDISCIPLINAR

Así, la doctora Herrera, también jefa de Unidades de Cuidados Paliativos de los hospitales públicos de Quironsalud en Madrid, indica que los cuidados paliativos no son solo administrar medicamentos para el dolor o los síntomas. “Son un mosaico de intervenciones integradas que abordan todas las esferas de la persona: física, mental, social y espiritual”, precisa.

Incluyen, según continúa, tratamientos farmacológicos para controlar el dolor, la disnea, vómitos o ansiedad; además de apoyo psicológico para manejar el miedo, la tristeza o la depresión; soporte espiritual para quienes lo deseen; cuidados sociales para facilitar recursos y acompañamiento familiar; terapias físicas para conservar movilidad y confort; y comunicación clara y compasiva para ayudar a tomar decisiones.

“Este enfoque solo es posible gracias a un equipo multidisciplinar: médicos, enfermeros, psicólogos, trabajadores sociales, agentes espirituales, terapeutas ocupacionales, fisioterapeutas, capellanes y, sobre todo, el cuidador principal y la familia. Juntos construyen una red de apoyo que sostiene a la persona en uno de los momentos más vulnerables de su vida. La colaboración armónica de todos estos recursos es lo que permite tener un recorrido de enfermedad y un final de vida en paz”, agrega la portavoz de la SECPAL.

LAS EMOCIONES EN LOS CUIDADOS PALIATIVOS

Desde el plano psicológico, Carelys Pachano destaca que en los cuidados paliativos se atiende el estado anímico y afectivo, tanto del enfermo como de su familia y el cuidador, así como de los profesionales que forman parte del equipo multidisciplinar.

“Se realiza una valoración inicial en la que evaluamos cómo llega esa persona, la conciencia de la enfermedad, la situación actual, el pronóstico y las emociones asociadas, el apoyo familiar, el estilo de afrontamiento de la persona, y a partir de ahí se marcan unos objetivos de intervención para el bienestar emocional y su capacidad de afrontar estas enfermedades avanzadas con pronóstico de vida limitado”, enfatiza.

Entre las emociones que suelen aparecer con más frecuencia al conocer una enfermedad incurable, Pachano menciona el miedo, la tristeza y la culpa.

Las emociones en estas situaciones son variadas y muchos factores influyen, como la edad del paciente al momento del diagnóstico, sus recursos personales, el apoyo que tenga, el tipo de enfermedad y las limitaciones que esto conlleva (cognitivas, físicas, entre otras). Hay un duelo continuo por la pérdida del estilo de vida, de salud, y a veces sentimientos de enfado, frustración y culpa”, explica.

Es importante destacar que las creencias personales juegan un papel fundamental en el bienestar emocional del paciente, no solo las religiosas. El apoyo en la fe puede proporcionar una sensación de paz durante el proceso, permitiéndole hablar sobre su legado y la huella que ha dejado en el mundo.

Además, Pachano remarca que también trabajan con el equipo sanitario que atiende a estos pacientes, ya que convivir con situaciones difíciles afecta emocionalmente a todos. “Al final, somos personas y también enfrentamos emociones. Es crucial cuidar de nosotros mismos y contar con espacios de apoyo terapéutico. Es un equilibrio entre ser empático y fuerte, para no dejarse llevar por la pérdida de otros, pero sí ser sensible a su sufrimiento. Este equilibrio es clave en el cuidado diario”, concluye Carelys Pachano.

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