MADRID 16 Feb. –
El Gobierno de la República Democrática del Congo (RDC) ha declarado que la capital de Kivu Sur, Bukavu, que fue anunciada como conquistada por la milicia del Movimiento 23 de Marzo (M23), está ahora bajo el control del Ejército congoleño y de los grupos de autodefensa Wazalendo.
«La ciudad de Bukavu (Kivu Sur), invadida brevemente por los terroristas del M23, está controlada por el Ejército congoleño y los valientes Wazalendo», ha indicado la Presidencia congoleña en un comunicado publicado en su cuenta en la red social X.
El presidente de la RDC, Félix Tshisekedi, ha revisado «la evolución de las operaciones militares y los desafíos humanitarios en las provincias de Kivu Norte y Kivu Sur».
Durante su intervención en la 61ª Conferencia de Múnich sobre seguridad este sábado, el mandatario, según el comunicado, «recibió el apoyo de muchos países miembros de la Unión Europea, que condenaron claramente las acciones criminales de Ruanda en la RDC y están trabajando en el establecimiento de sanciones apropiadas contra el régimen del Kigali«.
CONTRADICE LO DICHO POR EL M23
Las afirmaciones de la Presidencia congoleña contrastan con lo anunciado por el M23, que informó este sábado sobre su conquista de Bukavu como parte de una ofensiva, la cual, afirman, fue provocada por el Ejército de la RDC y sus «ataques contra la población civil».
Aunque el M23 había asegurado a principios de mes que no tenía intención de atacar la ciudad, la extensión política de la milicia, la Alianza del Río Congo, denunció que los «ataques» del Ejército llevaron a los guerrilleros a tomar primero el control del cercano aeropuerto de Kavumu –que «el Ejército empleaba para lanzar ataques aéreos contra la población», según el grupo– antes de capturar la ciudad.
Tras su derrota en Kavumu, el Ejército y sus aliados, según indicaron las milicias, «abandonaron la ciudad de Bukavu después de participar en saqueos y otros abusos».
El grupo rebelde, mayoritariamente compuesto por tutsis congoleños, lanzó esta nueva ofensiva a finales de 2022, rompiendo el frágil acuerdo de paz que había puesto fin a una etapa previa del conflicto entre 2012 y 2013.
Ruanda ha sido criticada por proporcionar apoyo logístico, material y efectivos al M23. El Gobierno ruandés rechaza estas acusaciones y en su lugar señala a las autoridades congoleñas por reprimir a los tutsis congoleños con el apoyo de grupos armados como las Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda (FDLR) –fundada por hutus que huyeron de Ruanda tras el genocidio de 1994– y otras milicias locales.

