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¿Son un problema cinco pastillas al día? El impacto de la polimedicación en la salud de los mayores.

¿Son un problema cinco pastillas al día? El impacto de la polimedicación en la salud de los mayores.


   MADRID, 12 Sep. –

   Cada vez más personas mayores toman cinco, 10 o incluso 15 medicamentos diarios. A este fenómeno se le llama polimedicación, y sus riesgos van mucho más allá de una simple pastilla de más: interacciones graves, caídas, delirium, pérdida de memoria, o incluso un aumento de la mortalidad. Expertos en geriatría y farmacia advierten de la necesidad de revisar periódicamente el botiquín de los mayores para evitar esta peligrosa ‘cascada de recetas’.

   En primer lugar, entrevistamos al presidente de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG), el doctor Paco Tarazona, quien define a la polifarmacia como aquella situación en la que un paciente toma cinco o más medicamentos al día, de forma continua, y durante más de seis meses.

   «Este número de fármacos incluye tanto los principios activos prescritos por un facultativo, como suplementos nutricionales, productos de herbolario, y los fármacos que el paciente tome ‘motu proprio’, lo que se conoce como ‘automedicación'», sostiene.

   Pero va más allá, señalando que se habla de ‘polifarmacia severa’ cuando este número iguala o supera los diez fármacos: «También se han postulado definiciones de ‘polifarmacia’ basadas en criterios cualitativos, que incluyen las prescripciones inadecuadas y la ausencia de recursos físicos, psíquicos, sociales, o clínicos para manejar adecuadamente la medicación prescrita».

   Mientras, José Manuel Paredero, presidente de SEFAP, destaca en otra entrevista que el número de pacientes considerados como ‘grandes polimedicados’ (que todos los días se toman 15 o más principios activos repartidos en sus correspondientes medicamentos), no deja de crecer año tras año: «Esto se puede convertir en un problema cuando el paciente es una persona de edad avanzada y no se revisa ni se valora en profundidad la medicación que toma con una cierta periodicidad, que debería ser al menos cada 6 meses».

LOS RIESGOS DE LA POLIMEDICACIÓN

   Con ello, el geriatra alerta de que la polifarmacia conlleva numerosos riesgos, siendo el más grave el claro incremento del riesgo de mortalidad, fundamentalmente debido a las interacciones farmacológicas más graves. Asimismo, dice que puede provocar un incremento de la incidencia de síndromes geriátricos como delirium, declinar de la capacidad funcional y cognitiva, caídas, y estreñimiento, entre otros.

   «Puede provocar toxicidad, que también va a incrementar el riesgo de aparición de síndromes geriátricos y de mayor mortalidad. Por último, uno de los riesgos de la polifarmacia es la llamada cascada de prescripción, bastante frecuente, y que se caracteriza por tratar los efectos secundarios de la medicación prescrita con nuevos fármacos, lo que incrementa y agrava el problema de la polifarmacia», revela el doctor Tarazona.

   En este sentido, el representante de los farmacéuticos de Atención Primaria sostiene que «una señal importante» que podría dar cuenta de que un paciente está polimedicado es la situación clínica del mismo, en relación a las patologías que tiene: «Hay pacientes muy polimedicados que, a pesar de ello, tienen una mala calidad de vida, unida a una funcionalidad cada vez más baja. En estos casos, hay que pensar si la polimedicación del paciente tiene relación con esa calidad de vida. Es el momento de plantear una revisión estructurada y completa de esa medicación y valorar la retirada paulatina y/o suspensión de aquellos medicamentos que ya no cumplen su función de manera adecuada».

¿SON TODOS LOS MEDICAMENTOS NECESARIOS?

   Sobre cuántos de esos medicamentos podrían ser demasiados, el presidente de la SEFAP mantiene que «no existe una respuesta universal para esa pregunta», porque siempre que se tome un medicamento que no tiene una finalidad terapéutica claramente definida para el paciente, estamos ante un problema potencial de seguridad. «Esto puede pasar en personas que no sean polimedicadas, aunque lógicamente, los polimedicados tienen más riesgo», añade.

   A juicio de Paredero, es casi seguro que una persona que toma 10 o más principios activos distintos cada día, alguno de ellos esté pautado con la finalidad de corregir o mitigar los efectos secundarios provocados por los demás: «Esto puede provocar las ‘cascadas terapéuticas’, donde se van añadiendo medicamentos para amortiguar los efectos secundarios de los pautados previamente, en un bucle que no hace sino aumentar la yatrogenia. La fragilidad de las personas mayores les hace más vulnerables a estos problemas de seguridad».

UNA VALORACIÓN GERIÁTRICA INTEGRAL

   Con ello, y a la hora de saber si una persona mayor toma los medicamentos necesarios, el presidente de la SEGG mantiene que esto puede conocerse a través de un reconocimiento multidimensional amplio, que se conoce como ‘Valoración Geriátrica Integral’, y que incluye entre otros puntos, la revisión completa de la medicación actual que toma el adulto mayor, tanto la prescrita, como los productos de herbolario, y los vinculados a la posible automedicación.

   Mientras, el representante de la SEFAP reconoce que es normal que las personas mayores cada vez vayan necesitando más medicamentos, aunque advierte al mismo tiempo de que este hecho «no tiene por qué ser un problema si esos medicamentos están bien pautados, para patologías bien definidas, con la dosificación adecuada, la duración de tratamiento estipulado que le aporta valor al paciente».

   Si a ello se une un buen seguimiento periódico por sus profesionales sanitarios de referencia en atención primaria (su médico, su enfermera, y también de su farmacéutica de atención primaria y de otros profesionales como los trabajadores sociales), según prosigue José Manuel Paredero, de SEFAP, estaremos garantizando que el paciente utiliza los medicamentos que necesita, sean más o menos numerosos. «Lo que ocurre es que esta situación ideal cada vez es menos frecuente por múltiples factores y causas», argumenta.

   «Desde nuestro trabajo, los farmacéuticos de atención primaria cada vez vemos más pacientes polimedicados, y cada vez con mayor carga de medicamentos. Hay muchas causas para ello, por ejemplo, la fragmentación de la asistencia sanitaria, donde son muchos los especialistas que manejan a los pacientes, la falta de conciliación de toda esa medicación que pautan, la movilidad de los profesionales y de los pacientes, que impide que en atención primaria un mismo profesional sea el que sigue al paciente durante varios años seguidos. Si a ello le unimos una tendencia a la medicalización de la vida, cada vez más presente, el resultado es ese aumento de polimedicados y de pacientes cada vez más cargados de medicación crónica que nadie revisa», concluye este farmacéutico.