MADRID, 10 Sep. –
La depresión no es un signo de debilidad ni un problema exclusivo de quienes han sufrido un trauma. Según el psicólogo Sergio García Morilla, todos somos vulnerables a este trastorno y su origen está tan ligado a nuestro contexto social como a nuestra biología. ¿Por qué aumenta en niños, cómo distinguirla de la tristeza y qué mitos siguen alimentando el estigma?
Durante una entrevista, con motivo de la publicación de ‘Cómo gestionar la depresión’ (Zenith), en coautoría con la psicóloga Tais Pérez, este especialista en terapia cognitivo conductual subraya que uno de los mitos más comunes es que «se piensa que la depresión es de personas débiles; es un trastorno psicológico que afecta solo a los vulnerables». No obstante, aclara que estas afirmaciones son incorrectas y que hoy en día se reconoce que la depresión es un fenómeno multifactorial, complejo y que puede afectar a cualquiera.
Además, menciona otro mito relevante: no es un problema eterno. «Es un cuadro clínico complejo; con el apoyo adecuado, se puede superar y avanzar», afirma.
García Morilla también desestima la noción de que la depresión solo es resultado de traumas. «No siempre es un evento agudo; puede originarse por una pérdida gradual de sentido en aspectos importantes de la vida».
LA DEPRESIÓN, UN PROBLEMA PSICOLÓGICO O EMOCIONAL
Otro gran mito es la creencia de que los niños no sufren depresión, sino solo tristeza. Sin embargo, el psicólogo enfatiza que la incidencia de la depresión en menores «va en aumento» y es consecuencia de un entorno social complejo que los impacta.
Según García Morilla, la depresión, como cualquier otro problema psicológico o emocional, no es únicamente un asunto individual: «Está influenciada por el contexto social y el momento histórico. Quienes sufren depresión se ven afectados por factores que trascienden su experiencia personal».
Critica la narrativa actual de la depresión como algo «individualista y egocéntrico», donde se juzga el éxito y el fracaso de las acciones sin considerar las condiciones sociales que rodean a la persona. «Cuando alguien se enfrenta a dificultades, toda la carga de recuperar su bienestar recae en sus hombros, añadiendo culpa si no puede lograrlo», señala.
Por este motivo, considera que la depresión no debería categorizarse como una enfermedad mental, sino como un conflicto psicológico o emocional: «Esto no minimiza el sufrimiento, sino que invita a ver las interacciones con el entorno como clave para entender su origen y mantenimiento».
García Morilla sostiene que no hay problema psicológico o emocional que no tenga un trasfondo interactivo: «Las personas no desarrollan estrés, fobias o depresión sin un motivo. Siempre hay un detonante, y rara vez es solamente biológico».
SOLICITAR AYUDA A UN PROFESIONAL
Este psicólogo recalca que la depresión es un «cuadro complejo», que «no se reduce a estar triste». Actualmente, existe criterios objetivos que ayudan a identificarla.
Uno de estos criterios es una tristeza profunda acompañada de pérdida de interés en actividades cotidianas; si estos síntomas son persistentes durante más de dos semanas, es prudente consultar a un profesional.
«Si esta tristeza afecta áreas significativas de la vida, como relaciones sociales o laborales, es fundamental buscar ayuda; y si hay pensamientos recurrentes de muerte, también», concluye este experto.
Para más información, visita: Cómo gestionar la depresión o Mitos sobre la depresión.