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Transforman la lechuga en un ‘superalimento’ lleno de vitamina A y antioxidantes.


MADRID, 21 Sep. (EUROPA PRESS) –

Los ‘superalimentos’ no existen, aunque ciertos sectores intenten hacernos creer lo contrario. Este término se ha popularizado para describir aquellos alimentos que son excepcionalmente ricos en nutrientes, especialmente en vitaminas, minerales, antioxidantes y otros compuestos beneficiosos para la salud.

Sin embargo, la situación podría cambiar, ya que un equipo de investigadores españoles ha desarrollado una ‘super lechuga’ a partir de lechuga común que multiplica hasta 30 veces los niveles de betacaroteno en sus hojas, sin afectar a otros procesos vitales como la fotosíntesis. Curiosamente, esta nueva variedad pierde su característico color verde y adquiere un dorado intenso.

El betacaroteno es uno de los principales carotenoides, pigmentos que se encuentran naturalmente en las plantas y otros organismos fotosintéticos. Estos pigmentos no solo benefician la salud, sino que poseen propiedades antioxidantes, inmunoestimulantes y favorecen la cognición. Además, son el precursor principal de los retinoides, compuestos químicos como la vitamina A, que desempeñan funciones corporales esenciales, como en la visión, la proliferación y diferenciación celular, y el sistema inmunitario.

Esta investigación, realizada por un grupo del Instituto de Investigación en Biología Molecular y Celular de Plantas (IBMCP), un centro mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universitat Politècnica de València (UPV), ha desarrollado un método innovador mediante técnicas biotecnológicas y tratamientos con alta intensidad lumínica.

Utilizando plantas de tabaco (Nicotiana benthamiana) como modelo de laboratorio y lechuga (Lactuca sativa) como modelo de cultivo, el equipo dirigido por Manuel Rodríguez Concepción, investigador del CSIC en el IBMCP, ha observado que el betacaroteno se puede producir y almacenar en niveles elevados y de forma más bioaccesible, fuera de los lugares donde normalmente se encuentra en las hojas. “Esto representa un avance significativo para mejorar la nutrición a través de la biofortificación de verduras como la lechuga, la acelga o las espinacas, sin renunciar a sus aromas y sabores característicos”, indica.

“Las hojas requieren carotenoides, como el betacaroteno, en los complejos fotosintéticos de los cloroplastos para funcionar correctamente”, explica Rodríguez. “Un desbalance en la producción de betacaroteno puede llevar a la muerte de las hojas. Nuestro trabajo ha logrado producir y almacenar betacaroteno en compartimentos celulares donde normalmente no se encuentra, combinando técnicas biotecnológicas y tratamientos con alta intensidad lumínica”, resume.

Los resultados de esta investigación, publicados en ‘Plant Journal’, han demostrado que se ha logrado almacenar altos niveles de betacaroteno en plastoglóbulos. Estas estructuras, presentes en el interior de los cloroplastos, sirven como vesículas de almacenamiento de grasa que, aunque no participan en la fotosíntesis, permiten la acumulación de carotenoides. Como resultado, las hojas de lechuga adquieren un color dorado característico.

“Estimular la formación y el desarrollo de plastoglóbulos mediante técnicas moleculares y tratamientos de luz intensa no solo favorece la acumulación de betacaroteno, sino también su biodisponibilidad, es decir, la facilidad de extracción del alimento para su absorción por el sistema digestivo”, afirma Luca Morelli, primer autor del estudio.

Este estudio también comprueba que la síntesis de betacaroteno en plastoglóbulos puede combinarse con su producción fuera de los cloroplastos, utilizando enfoques biotecnológicos. Según explica el coautor Pablo Pérez Colao, “el betacaroteno se acumula en vesículas similares a los plastoglóbulos, pero situadas en el citosol, el líquido acuoso que rodea los orgánulos y el núcleo celular”.

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