MADRID 4 Mar. –
El informe ‘Conflictos Bélicos y Salud Planetaria’, elaborado por la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS), advierte que las guerras no solo provocan muertes de manera directa, sino que tienen un impacto «devastador a largo plazo» en el medioambiente y en la salud pública.
Este documento, que forma parte de la serie ‘Salud Pública y Conflictos Bélicos’, adopta el enfoque de salud planetaria, que examina la interconexión entre la salud humana, animal y su relación con el ecosistema, enfatizando la importancia de la sostenibilidad ambiental.
«Sin lugar a dudas, la percepción actual de la guerra, en su sentido más amplio, con sus efectos no solo en la salud y la enfermedad de las personas, sino también en la economía, la vida social y la calidad y sostenibilidad del entorno, requiere un análisis más profundo que una simple enumeración de bajas y destrucciones», señala el informe.
En esta línea, destaca que los conflictos bélicos impactan en tres áreas principales: las muertes y heridos de militares y civiles; la destrucción de viviendas e infraestructuras; y la desestructuración social como resultado de lo anterior. Además, advierte que las consecuencias no se limitan a las poblaciones en las zonas de combate, sino que se extienden a nivel global, afectando la salud global desde múltiples niveles.
Respecto al daño ambiental derivado de los conflictos bélicos, que incluye la contaminación del agua y el aire, la pérdida de biodiversidad y la alteración climática a causa del uso de explosivos, armas químicas y residuos tóxicos, el informe subraya su repercusión en el bienestar de las poblaciones, incrementando el riesgo de enfermedades, crisis humanitarias y desigualdades en salud que persisten durante décadas.
En este sentido, el informe enfatiza que los conflictos bélicos agravan la crisis climática, intensificando la destrucción de ecosistemas, aumentando las emisiones de gases contaminantes y acelerando la escasez de recursos esenciales como el agua y los alimentos.
Por otro lado, SESPAS también advierte que las situaciones de violencia, al crear inseguridad y destruir hogares, obligan al desplazamiento masivo de comunidades, que se ven forzadas a vivir en condiciones de insalubridad y sin acceso a atención médica. Esto, sumado a la destrucción de infraestructuras sanitarias, resulta en la falta de atención para personas con enfermedades crónicas y facilita la propagación de enfermedades.
RESPUESTA INMEDIATA Y COORDINADA
Ante esta situación, SESPAS urge a la comunidad internacional a ofrecer una respuesta «inmediata y coordinada», basada en un enfoque de salud planetaria, para que la solución abarque tanto la protección de las poblaciones como la preservación de los ecosistemas. Para más información, visita SESPAS.
Entre sus principales propuestas se destaca el fortalecimiento de los sistemas sanitarios en zonas de conflicto para garantizar el acceso a atención médica, incluyendo la salud mental. Asimismo, se hace un llamado a asegurar la asistencia humanitaria sin restricciones, con especial atención a refugiados y poblaciones desplazadas.
Además, se propone proteger infraestructuras clave, como hospitales y plantas de abastecimiento de agua, de ataques deliberados, así como regular el uso de armas de alto impacto ecológico, como las químicas o nucleares, para reducir el daño ambiental y sanitario.
«Debemos aceptar que los conflictos y su impacto sobre la salud global continuarán siendo una realidad y es necesario prepararse para ello, sin renunciar a intentar, a toda costa, trabajar para prevenirlos», concluye el informe.