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Un nuevo factor descubierto en la causa de las enfermedades cardíacas.

Un nuevo factor descubierto en la causa de las enfermedades cardíacas.

MADRID, 10 Nov. –

Casi 20 millones de personas fallecen anualmente a causa de enfermedades cardiovasculares, la principal causa de mortalidad a nivel global. Tanto los factores genéticos como los ambientales afectan el riesgo y la gravedad de estas enfermedades, pero se sospecha que los microbios desempeñan un rol crucial, especialmente en el desarrollo de la enfermedad arterial coronaria (EAC).

Investigaciones recientes sugieren que la microbiota intestinal podría contribuir a la progresión de la EAC a través de variadas rutas, aunque la contribución específica de las bacterias sigue siendo mayormente desconocida.

Un grupo de investigadores surcoreanos ha identificado varias especies de bacterias intestinales vinculadas a la EAC. El estudio sugiere que el equilibrio microbiano del intestino podría ser vital en los procesos inflamatorios y metabólicos asociados a las patologías cardíacas, abriendo nuevas opciones para la prevención y tratamientos personalizados.

LA CONEXIÓN ENTRE MICROBIOTA Y CORAZÓN SE FORTALECE

Investigadores del Instituto Avanzado de Ciencias y Tecnología de la Salud de Samsung en la Universidad Sungkyunkwan (Corea del Sur) publicaron en ‘mSystems’ sobre los microbios intestinales y los mecanismos relacionados con la enfermedad arterial coronaria.

«Hemos ido más allá de identificar las especies bacterianas presentes y hemos comenzado a entender su rol real en la conexión entre corazón e intestino», señala Han-Na Kim, doctora en genómica del Instituto Avanzado de Ciencias y Tecnología de la Salud de Samsung, quien lideró la investigación.

En este nuevo estudio, los investigadores compararon muestras fecales de 14 individuos con EAC con 28 muestras de personas sanas mediante secuenciación metagenómica, técnica que revela todo el ADN de una muestra y permite reconstruir genomas de microorganismos individuales.

ESPECIES BENEFICIOSAS QUE PUEDEN CONVERTIRSE EN NOCIVAS

Utilizando este enfoque de reconstrucción genómica, Kim y su equipo identificaron 15 especies bacterianas relacionadas con la EAC, así como rutas metabólicas que vinculan la microbiota intestinal a la progresión de la enfermedad.

«Nuestro mapa metagenómico de alta resolución indica un cambio funcional significativo hacia la inflamación y desequilibrio metabólico, además de una disminución de bacterias productoras de ácidos grasos de cadena corta protectores, como Faecalibacterium prausnitzii, y una sobreactivación de rutas metabólicas, como el ciclo de la urea, asociadas a la gravedad de la enfermedad», aclara Kim.

Es importante destacar que el análisis genómico también sugiere que cepas de bacterias beneficiosas pueden volverse perjudiciales. Microorganismos generalmente considerados beneficiosos, como Akkermansia muciniphila y F. prausnitzii, pueden desempeñar diferentes funciones dependiendo de si provienen de intestinos saludables o enfermos, añade Kim.

El estudio también pone de manifiesto la complejidad de relacionar los microbios con la progresión de enfermedades. Investigaciones previas habían asociado niveles bajos de ciertos tipos de Lachnospiraceae con la EAC, sin embargo, este estudio encontró niveles más altos de otras especies.

Lachnospiraceae, menciona Kim, «podría ser el Dr. Jekyll y Mr. Hyde del intestino«. Algunas especies disminuyen en personas sanas mientras que otras proliferan en aquellos con EAC. «La gran interrogante que persiste es qué cepas son beneficiosas y cuáles son perjudiciales».

HACIA ESTRATEGIAS DE PREVENCIÓN PERSONALIZADAS BASADAS EN LA MICROBIOTA

El próximo paso, según Kim, es integrar estas señales microbianas con datos genéticos y metabolómicos para mapear con mayor precisión las vías causales de las enfermedades cardíacas. Su objetivo principal es desarrollar intervenciones personalizadas que conviertan la información microbiana en herramientas y estrategias para la prevención de enfermedades cardiovasculares.

La prevención, concluye Kim, es la frontera más prometedora para disminuir la carga global de enfermedades cardíacas. Las terapias microbianas podrían resultar de gran utilidad, por ejemplo, influyendo en el diseño de pruebas de detección basadas en heces o mediante intervenciones nutricionales que restauren las bacterias beneficiosas o bloqueen rutas dañinas.

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