MADRID, 21 Jun. –
La población ha perdido de media unas 17 noches de sueño anuales en los últimos cinco años, una disminución «preocupante» que impacta en la salud global, principalmente relacionada con un aumento en las tasas de obesidad y enfermedades cardiovasculares.
«Este cambio resulta sorprendente y tiene consecuencias importantes. Dormir no es solo un momento de descanso: es fundamental para mantener una buena salud física y mental. El estudio muestra, además, una relación clara entre la falta de sueño y ciertos problemas de salud», han destacado investigadores de Withings en un comunicado.
La investigación, basada en datos anónimos de 1,29 millones de usuarios de dispositivos de Withings (básculas inteligentes, analizadores de sueño, relojes) recopilados entre marzo de 2020 y marzo de 2025, revela que las mujeres duermen en promedio unos 28,2 minutos más que los hombres.
Además, se ha comprobado que los humanos siguen «profundamente conectados» con los ritmos estacionales, durmiendo más en invierno y menos en las fechas cercanas al solsticio de verano, con una diferencia de 27 minutos de sueño entre el pico invernal y la duración mínima de la época estival.
Esta situación preocupa a los investigadores, ya que la falta de descanso tiene efectos negativos en la longevidad y aumenta el riesgo de sobrepeso y enfermedades cardiovasculares.
«El impacto del sueño en la salud cardiovascular es indiscutible para la comunidad científica. Dormir poco afecta el peso, la salud mental e incluso el riesgo de desarrollar cáncer», afirmó el cardiólogo y especialista del sueño, el doctor Pierre Escourrou.
De hecho, los datos indican que las personas con obesidad duermen unos 21 minutos menos que aquellas con un Índice de Masa Corporal (IMC) normal, y los individuos con menor riesgo de mortalidad cardiovascular (evaluado según la flexibilidad de sus arterias) duermen 27,6 minutos más que aquellos con arterias más rígidas y mayor riesgo cardiovascular.
«Dormir bien es un factor esencial para la salud y la longevidad, y se encuentra entre los ocho hábitos más determinantes para una vida más larga y saludable», han insistido los autores.
La directora médica de Withings, Aline Criton, expuso que los dispositivos de salud conectados permiten realizar estudios tanto a gran escala como a largo plazo, considerando que son una contribución «clave» para avanzar en la investigación y dar visibilidad a comportamientos que «más afectan» a la salud.
Por su parte, el director de Modelización de Inteligencia Artificial (IA) en Withings, Pierre Dinon, subrayó que el estudio de cohortes «tan amplias» les permite identificar correlaciones entre conductas y consecuencias sanitarias, algo «clave» para la investigación y para las políticas de salud pública.
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