MADRID, 26
El horario de verano fue implementado durante la Primera Guerra Mundial y consiste en adelantar los relojes una hora en primavera y atrasarlos una hora en otoño. Este sistema se utiliza en alrededor de 70 países, afectando a una cuarta parte de la población global.
Aunque el cambio de hora es parte de nuestra rutina desde hace décadas, también genera dudas y un consenso sobre el cansancio o desajuste que muchos experimentan, aunque pocos logran explicarlo. Algunos estudios han indicado que los cambios de hora, especialmente el de primavera, pueden tener efectos negativos sobre la salud, lo que ha llevado a solicitar su eliminación.
EL CAMBIO DE HORA Y LA SALUD: UNA POLÉMICA QUE NO SE APAGA
La semana posterior al cambio de hora de otoño se relaciona con una disminución en la demanda de servicios de salud para afecciones como trastornos del sueño, enfermedades cardiovasculares, ansiedad, depresión y problemas psiquiátricos en Inglaterra, según un estudio de la Universidad de Bristol (Reino Unido), publicado en ‘The BMJ’.
A pesar de esto, el estudio también destaca que hay poca evidencia de que el cambio de hora de primavera tenga un impacto inmediato en la cantidad de problemas de salud, según los investigadores.
QUÉ OBSERVARON LOS INVESTIGADORES
Para obtener una visión más clara, los investigadores exploraron los efectos a corto plazo (agudos) de los cambios de horario en la salud mental y física de los habitantes de Inglaterra. Sus hallazgos se basan en registros de atención primaria y secundaria de 683.809 personas que experimentaron al menos uno de ocho eventos de salud en las semanas cercanas a los cambios de hora de primavera u otoño entre 2008 y 2019.
Los eventos de salud analizados incluyeron ansiedad, enfermedad cardiovascular aguda mayor, depresión, trastornos alimentarios, traumatismos de tráfico, autolesiones o trastornos del sueño, así como condiciones psiquiátricas en emergencias.
Se comparó el número diario medio de eventos (por año y región) en la primera semana después de los cambios de reloj con datos del período de control (las cuatro semanas previas y las semanas 2 a 4 después).
En la semana posterior al cambio de hora de otoño, cinco afecciones de salud mostraron menos eventos: ansiedad (reducción del 3% de 17,3 a 16,7 eventos diarios), enfermedad cardiovascular aguda (reducción del 2% de 50 a 48,9), depresión (reducción del 4% de 44,6 a 42,7), afecciones psiquiátricas (reducción del 6% de 3,5 a 3,3) y trastornos del sueño (reducción del 8% de 5,4 a 4,9). Se hallaron escasas evidencias de reducciones en diagnósticos de trastornos alimentarios, accidentes de tráfico o autolesiones, o cambios tras el cambio de hora de primavera.
Dado que se trata de un estudio observacional, no se pueden extraer conclusiones definitivas sobre causa y efecto, y los autores advierten que los registros de salud solo reflejan los eventos en los que los individuos buscan ayuda médica y la fecha en que un médico registra un evento, lo cual no necesariamente coincide con el inicio de los síntomas.
DORMIR UNA HORA MÁS Y LA LUZ DE LA MAÑANA: CLAVES BAJO LA LUPA
No obstante, los resultados se basan en 12 años de datos representativos de medicina general y hospitales, lo que proporciona una visión más completa del efecto de los cambios de horario en la demanda de servicios de salud en comparación con estudios anteriores. Por ello, sugieren que el tiempo extra de sueño durante el cambio de hora de otoño y el repentino aumento de la exposición a la luz solar matutina tras la transición podrían ser beneficiosos para la salud.
«Nuestro estudio enriquece el debate actual sobre la política de cambio de hora en Inglaterra. Futuros estudios deberían investigar los mecanismos que subyacen a la reducción de eventos de salud observados tras el cambio de hora de otoño», concluyen los investigadores. Para más información sobre el impacto de las políticas de horario de verano, pueden consultar este artículo.
SALUD MENTAL: MENOS ANSIEDAD Y DEPRESIÓN
En el ámbito de la salud mental, el estudio encontró una caída del 3% en los diagnósticos de ansiedad durante la semana posterior al cambio de hora de otoño. Además, se observó una reducción de aproximadamente el 4% en los episodios de depresión registrados, lo que sugiere que el ligero aumento de tiempo de sueño o el ajuste en los ritmos circadianos pueden tener un efecto protector inmediato en algunas personas.
Las emergencias psiquiátricas también se ven impactadas. Concretamente, la atención por trastornos psiquiátricos en los servicios de urgencias disminuyó cerca de un 6% en esa misma semana, un dato que los investigadores interpretan como parte de un patrón de mejora temporal en la salud mental tras el cambio horario de otoño.
CORAZÓN Y SUEÑO: DESCENSOS MODESTOS PERO CLAROS
Más allá de la salud mental, el estudio indica una reducción de aproximadamente un 2% en los eventos de enfermedad cardiovascular aguda una semana después del cambio de hora. Aunque el impacto es modesto, el hallazgo es relevante al tratarse de problemas de alta importancia clínica, como los eventos cardiovasculares registrados durante la atención habitual. Donde la reducción es más significativa es en los trastornos del sueño.
Se observa una caída cercana al 8% en los registros de problemas de sueño en la semana posterior al cambio de hora, lo que sugiere que contar con una hora adicional de descanso podría aliviar temporalmente las dificultades para dormir en parte de la población.
UN EFECTO PUNTUAL Y ESTACIONAL
En resumen, los resultados sugieren que el cambio de hora de otoño se asocia con una ligera reducción de eventos de enfermedad cardiovascular, trastornos del sueño y varios problemas de salud mental en la semana inmediatamente posterior. Los autores destacan que estos son efectos puntuales y de magnitud pequeña, pero consistentes a nivel poblacional, y que no se observa un patrón similar tras el cambio de hora de primavera. Para más detalles sobre estudios relacionados, pueden consultar este enlace.



