El drástico deterioro de los lazos bilaterales se basa en problemas no resueltos que datan de la era colonial.
MADRID, 16 Mar. –
El aumento de las tensiones en los últimos meses entre Francia y Argelia, visible en un constante intercambio de acusaciones y críticas, ha sido impulsado por el nuevo acercamiento entre París y Rabat, particularmente en lo relativo a Sáhara Occidental. Sin embargo, también es un reflejo de décadas de asuntos no resueltos que se remontan a la época colonial.
Este deterioro en las relaciones bilaterales se ha materializado en las últimas semanas con la detención de varios argelinos residentes en Francia, acusados de incitar a la violencia y difundir mensajes de odio. Esto ocurrió después de que Argelia arrestara en noviembre de 2024 al famoso escritor franco-argelino Boualem Sansal.
Sansal, crítico del gobierno argelino, fue detenido a su llegada al país y acusado de actos «terroristas» y «subversivos» contra la seguridad nacional, provocando una oleada de críticas desde Francia, que junto a otros países europeos, ha denunciado el incremento de la represión contra activistas y opositores.
Esta situación ha influido en otros ámbitos de las relaciones bilaterales, llevando al Gobierno francés a afirmar que solicitará a Argel la revisión de «todos los acuerdos» firmados por ambos países, especialmente en lo que respecta a la falta de respeto a los compromisos en materia migratoria.
Estas críticas están relacionadas con la negativa de Argelia a aceptar la entrada de varios argelinos detenidos y expulsados por Francia, lo que llevó a París a imponer restricciones de viaje a funcionarios argelinos, un acto considerado «provocativo» por el país africano, que prometió respuesta «recíproca».
Sin embargo, el principal motivo de las tensiones radica en las diferencias en las políticas de ambos países en el Sahel, especialmente en torno a Sáhara Occidental, un antiguo territorio español bajo ocupación marroquí, rival histórico de Argelia en la región.
TENSIONES SOBRE SÁHARA OCCIDENTAL
El mencionado intercambio de críticas en los últimos meses ha sido seguido por un aumento de las tensiones sobre Sáhara Occidental, uno de los principales puntos de discordia entre París y Argel, especialmente después de que el presidente francés, Emmanuel Macron, anunciara en julio de 2024 que reconocía la soberanía marroquí en el territorio.
El presidente afirmó que este reconocimiento sería la «única base para lograr una solución política justa», y expresó la intención de París de actuar según esta postura a nivel nacional e internacional, tras la declaración de España a Rabat en 2022, describiendo el plan de autonomía como «la base más seria, creíble y realista» para resolver el conflicto.
Posteriormente, Macron reafirmó ante el Parlamento de Marruecos que «el presente y el futuro» del Sáhara Occidental se encuentra dentro de la «soberanía marroquí», una postura considerada «contraproducente» por Argelia. El presidente argelino, Abdelmayid Tebune, denunció en diciembre que Rabat y París estaban obligando a los saharauis a elegir entre «lo malo y lo peor».
Desde su llegada al poder en diciembre de 2019, Tebune ha manifestado que el plan de autonomía propuesto en 2007 por el rey marroquí Mohamed VI es «una idea francesa».
Las visitas recientes de la ministra de Cultura de Francia, Rachida Dati, y del presidente del Senado francés, Gérard Larcher, a áreas de Sáhara Occidental ocupadas por Marruecos han intensificado las críticas de Argelia y el Frente Polisario, que exigen el respeto al proceso de descolonización del territorio, conforme al Derecho Internacional.
Además, las maniobras militares conjuntas que Francia y Marruecos planean llevar a cabo en los próximos meses han llevado a Argel a convocar a su embajador en Francia, Stéphane Romatet, y a advertir que esta «provocación» solo profundizará la «crisis» en sus relaciones, que han tenido altibajos durante las últimas décadas, pero siempre han estado en riesgo de ruptura desde el fin de la colonización de Argelia.
HISTORIAL DE DIFERENCIAS DESDE LA COLONIZACIÓN
De hecho, el periodo colonial es una herida abierta en Argelia. Unas declaraciones de Macron en octubre de 2021 provocaron una de las peores crisis diplomáticas en años, simbolizando la fragilidad de unos lazos marcados por intereses económicos y geoestratégicos, especialmente en seguridad e Inteligencia.
Macron calificó a Argelia de «sistema político-militar» con «una historia oficial reescrita» durante un encuentro con descendientes de figuras prominentes de la guerra de independencia argelina. Como respuesta, la Presidencia argelina describió sus comentarios como un «ataque intolerable» a la memoria de los 5.630.000 valientes mártires que lucharon contra la invasión colonial francesa, lo que llevó a Macron a declarar que «lamentaba el malentendido».
Las tensiones constantes evocan la grave crisis de 1971 provocada por la decisión del entonces presidente argelino, Huari Bumediene, de nacionalizar los hidrocarburos, lo que debilitó las relaciones durante una década.
Asimismo, las diferencias resurgieron en 2005 tras la aprobación por parte de varios políticos derechistas de una ley que destacaba el «papel positivo de la presencia francesa en el extranjero, especialmente en el norte de África», lo que generó exigencias a París para que se disculpara por sus más de 130 años de colonización (1830-1962).
Argelia, que fue la colonia con mayor duración bajo control francés, llegó a ser asimilada en tres departamentos franceses y formó parte de la metrópoli. Este país, junto al Frente de Liberación Nacional (FLN), que sigue siendo el partido predominante hoy en día, luchó en una sangrienta guerra por la independencia desde 1954 hasta los Acuerdos de Evian, firmados el 5 de julio de 1962.
Desde entonces, Argelia ha subrayado la necesidad de que Francia reconozca su responsabilidad por las violaciones y crímenes cometidos durante el colonialismo, incluidas las pruebas nucleares realizadas en su territorio entre 1960 y 1966. Estas demandas han cobrado fuerza recientemente, cuando el presidente de la Asamblea Popular Nacional argelina, Ibrahim Bughali, sugirió la aprobación de una ley que «criminalice el colonialismo», argumentando que la actual crisis diplomática crea las condiciones propicias para que se planteen exigencias de reparaciones, especialmente debido a «las distorsiones» de la imagen de Argelia por parte de Francia.
El enfriamiento de las relaciones bilaterales parece estar destinado a continuar e incluso profundizarse en los próximos meses, dadas las acumulaciones de desacuerdos y la decisión de Francia de acercarse finalmente a Marruecos, lo que sugiere un futuro rediseño de la situación regional, con Sáhara Occidental como uno de los principales damnificados ante la falta de un plan claro para su independencia.