Es momento de rectificar una injusticia histórica

Es momento de rectificar una injusticia histórica


   MADRID, 15 Oct. –

A lo largo de milenios, los habitantes de los Andes han masticado las hojas de la coca para combatir el hambre, lidiar con el mal de altura y obtener energía. Sin embargo, según el derecho internacional, este antiguo cultivo recibe el mismo tratamiento que la cocaína y el fentanilo. Ahora, los científicos afirman que es momento de poner fin a esta contradicción.

   Una nueva perspectiva internacional liderada por investigadores de la Universidad de Harvard (Estados Unidos) y publicada en ‘Science‘ sostiene que la evidencia científica apoya claramente a la hoja de coca como una planta de cultivo benigna, útil y culturalmente primordial que debería ser retirada de la lista de sustancias de la Lista I -donde actualmente figura junto a la cocaína y el fentanilo- de la Convención Única de 1961 sobre Estupefacientes.

UNA PLANTA ANCESTRAL, TRATADA COMO DROGA

   «El historial de consumo seguro e importancia cultural de la coca contrasta marcadamente con los daños de la cocaína purificada», comenta el autor principal, Dawson M. White, investigador postdoctoral del Departamento de Biología Organísmica y Evolutiva de Harvard. «Reconocer esta diferencia es esencial para la formulación de políticas basadas en la evidencia y para alinearse con los objetivos expresados por las comunidades sudamericanas más afectadas por la prohibición».

   El análisis llega en un momento crucial, ya que la Organización Mundial de la Salud (OMS) está revisando la situación legal de la coca. Un informe pericial elaborado por la OMS confirma tanto la ausencia de daños derivados de la hoja de coca como los daños tangibles causados por su prohibición. El Comité de Expertos en Farmacodependencia (ECDD) de la OMS se reunirá en Ginebra del 20 al 22 de octubre de 2025 para formular una recomendación a la Comisión de Estupefacientes de las Naciones Unidas (ONU). «Esta reunión es una oportunidad única para que la OMS y la ONU corrijan una clasificación arraigada en un sesgo colonial y una ciencia obsoleta», asegura White.

   Los autores se basan en evidencia de la antropología, biología evolutiva, bioquímica, farmacología, economía y ciencias sociales para distinguir la planta de coca de su alcaloide purificado, la cocaína. Los hallazgos también señalan la necesidad de una reforma largamente esperada de la política mundial de drogas, destacando que la coca ha sido cultivada durante más de 8,000 años y se ha utilizado de forma segura como estimulante suave, medicina y elemento ritual en más de 100 culturas.

CIENCIA Y CULTURA: UNA DIFERENCIA CLAVE

   La investigación también menciona un pronunciamiento coordinado de las comunidades de productores y consumidores de coca en apoyo a las peticiones de Bolivia y Colombia. El documento, firmado por productores tradicionales de coca, representantes indígenas y organizaciones aliadas, insta a la OMS a reconocer el valor cultural, medicinal, nutricional y social de la coca; a rechazar su estigmatización basada en el consumo de cocaína; y a recomendar su eliminación de las listas internacionales de control.

   «Los esfuerzos para reformar la política sobre la coca deben comenzar con quienes mejor conocen la planta», relata Claude Guislain, del Fondo para la Conservación de la Medicina Indígena. «Los pueblos indígenas cultivan sistemas de conocimiento sofisticados que han utilizado la coca para mantener el equilibrio en sus comunidades y territorios durante milenios. Nuestro papel ha sido acompañarlos, amplificar sus voces y garantizar que la política internacional refleje las realidades que viven y defienden».

   «La hoja de coca no es un narcótico, sino una planta sagrada y nutritiva con profundas raíces culturales», añade Ricardo Soberón Garrido, expresidente de DEVIDA, la Comisión Nacional para el Desarrollo y una Vida Sin Drogas del Perú, que coordina la política antidrogas y estrategias de desarrollo de la coca en el país. «Desclasificar la coca defendería los derechos indígenas y armonizaría las políticas globales con la ciencia moderna».

   Además, el documento analiza las conclusiones del Informe de revisión crítica de la OMS sobre la hoja de coca (2025), que concluye que los usos tradicionales no plantean riesgos significativos para la salud pública.

COMUNIDADES INDÍGENAS Y EXPERTOS APOYAN LA REFORMA

   El estudio concluye que eliminar la coca de la lista de sustancias controladas rectificaría una clasificación científica y legal errónea que se remonta a hace tiempo. «Este cambio reconocerá los derechos de las comunidades indígenas y otras comunidades cocaleras, a la vez que permitirá una regulación basada en la evidencia y fundamentada en el conocimiento tradicional», especifica White.

   Los autores también señalan que la desclasificación de la coca podría facilitar la investigación médica sobre sus diversos compuestos bioactivos y crear nuevas oportunidades económicas sostenibles en las regiones rurales. Destacan que la revisión en curso de la OMS ofrece una oportunidad excepcional y oportuna para alinear la política internacional de drogas con la ciencia, la justicia y la realidad cultural, permitiendo que la comunidad global comprenda y se beneficie de la planta de coca de manera responsable.

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