MADRID, 12 Oct.
El dolor moderado e intenso afecta a millones de personas en todo el mundo, y su manejo sigue siendo un desafío para médicos y pacientes. Es el síntoma informado con mayor frecuencia en la población general y en entornos clínicos, y es una de las causas más comunes de discapacidad laboral temporal o permanente.
Para aliviarlo, se recurre a distintos fármacos, desde antiinflamatorios y analgésicos de venta libre hasta opioides recetados como el tramadol, la morfina o la oxicodona.
El potente analgésico opiáceo tramadol no es tan eficaz para aliviar el dolor crónico para el cual se prescribe ampliamente, según concluye un análisis de datos agrupados de la investigación disponible, realizado por el Centro de Investigación de Intervenciones Clínicas Rigshospitalet de Copenhague (Dinamarca). Los resultados se publican en ‘BMJ Evidence Based Medicine’.
TRAMADOL ¿TIENE EFECTOS SECUNDARIOS GRAVES?
Además, según el trabajo, el tramadol probablemente aumente el riesgo de efectos secundarios graves, incluidas enfermedades cardíacas, lo que llevó a los investigadores a concluir que los posibles daños del tramadol probablemente superan sus beneficios y que su uso debería minimizarse.
Cabe contextualizar que el tramadol es un opioide de doble acción ampliamente recetado para el tratamiento del dolor agudo y crónico, de moderado a intenso. Por ello, se recomienda en varias guías médicas para el manejo del dolor, señalan los investigadores.
Su uso ha aumentado en los últimos años y ahora es uno de los opioides más recetados, por ejemplo, en Estados Unidos, posiblemente debido a su menor riesgo percibido de efectos secundarios y la creencia generalizada de que es más seguro y menos adictivo que otros opioides de acción corta, añaden.
Aunque el tramadol se ha incluido en revisiones sistemáticas anteriores, ninguna ha proporcionado una evaluación exhaustiva de la eficacia y seguridad del tramadol en una variedad de condiciones de dolor crónico. En un intento por llenar este vacío de conocimiento, los investigadores buscaron en bases de datos de investigaciones ensayos clínicos aleatorios publicados hasta febrero de 2025 que compararan el tramadol con placebo (tratamiento ficticio) para pacientes con dolor crónico, incluido el dolor por cáncer.
DATOS DE 19 ESTUDIOS Y MÁS DE 6.500 PACIENTES
Diecinueve ensayos clínicos con 6.506 participantes con dolor crónico fueron elegibles para el análisis. Cinco analizaron el impacto del tramadol en el dolor neuropático; nueve se centraron en la osteoartritis; cuatro en la lumbalgia crónica; y uno en la fibromialgia.
La edad promedio de los participantes del ensayo fue de 58 años, pero osciló entre 47 y 69. La formulación principal utilizada fueron comprimidos; solo un ensayo incluyó crema tópica. La duración del tratamiento osciló entre 2 y 16 semanas, mientras que la duración del seguimiento osciló entre 3 y 15 semanas. El análisis de datos agrupados de los resultados del ensayo mostró que, si bien el tramadol alivió el dolor, el efecto fue pequeño y por debajo de lo que se consideraría clínicamente efectivo.
Ocho de los ensayos informaron sobre la proporción de efectos secundarios graves que surgieron después del tratamiento durante períodos de seguimiento de entre 7 y 16 semanas. El análisis estadístico de los resultados de estos ensayos indicó una duplicación del riesgo de daños asociados con el tramadol en comparación con el placebo, impulsado principalmente por una mayor proporción de «eventos cardíacos», como dolor de pecho, enfermedad de la arteria coronaria e insuficiencia cardíaca congestiva.
El uso de tramadol también se asoció con un mayor riesgo de algunos tipos de cáncer, aunque el período de seguimiento fue corto, lo que hace que este hallazgo sea «cuestionable», dicen los investigadores. El análisis de datos agrupados de todos los resultados de los ensayos indicó que el tratamiento con tramadol estaba asociado con un mayor riesgo de varios efectos secundarios más leves, como náuseas, mareos, estreñimiento y somnolencia.
Los investigadores reconocen que los resultados tenían un alto riesgo de sesgo, pero esto aumenta la probabilidad de que los hallazgos sobreestimen los efectos beneficiosos y subestimen los efectos nocivos del tramadol, sugieren.
No obstante, aseguran que el tramadol puede tener un ligero efecto en la reducción del dolor crónico (certeza de la evidencia baja), aunque probablemente aumente el riesgo de eventos adversos graves (certeza de la evidencia moderada) y leves (certeza de la evidencia muy baja). Los posibles daños asociados con el uso de tramadol para el manejo del dolor probablemente superen sus limitados beneficios.