MADRID 1 May.
En 2023, los países miembros de la Unión Europea y/o el Espacio Económico Europeo (UE/EEE) notificaron 37.766 casos de hepatitis B, marcando un incremento del 31 por ciento con respecto a las infecciones reportadas el año anterior, según el último Informe Epidemiológico Anual de hepatitis B publicado por el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC).
El total de casos representó una tasa de 8,1 infecciones por cada 100.000 personas. De estos, 2.392 (6,3%) fueron agudos; 15.295 (40,5%), crónicos; 17.390 (46,1%) se consideraron «desconocidos»; y los 2.689 restantes (7,1%) no pudieron ser clasificados debido a datos imprecisos.
La tasa media de casos agudos se situó en 0,6 por 100.000 personas, con variaciones que van desde cero casos en Croacia hasta 3,2 casos en Finlandia. El informe indica que, tras un periodo de estabilidad entre 2014 y 2018, la tasa de hepatitis B aguda comenzó a descender, hasta 2021, cuando se registró una tendencia ascendente.
La tasa media de casos crónicos en 2023 fue de 5,1 casos por 100.000 personas, oscilando entre cero infecciones en Luxemburgo y Polonia hasta 23,2 en Islandia. Similarmente a lo que ocurrió con las infecciones agudas, la crónica disminuyó entre 2017 y 2021, pero ha mostrado un notable aumento desde entonces.
Por países, Alemania lideró las notificaciones con 23.490 casos, seguido de Polonia con 3.142 y Bélgica con 2.073. En contraste, Estonia, con 33 casos; Hungría, con 17; y Liechtenstein, con 2, reportaron los números más bajos. España, en este contexto, notificó 364 nuevos pacientes.
MÁS CASOS EN HOMBRES
El informe revela que la mayoría de los casos (21.883) fueron identificados en hombres, mientras que las mujeres registraron 15.733 casos.
La distribución por edad fue similar para casos agudos y crónicos: el 7,8 por ciento de infecciones agudas y el 4,6 por ciento de infecciones crónicas sucedieron en personas menores de 25 años. Las tasas más altas de infectados, tanto agudos como crónicos, se observaron en adultos de entre 25 y 54 años, concentrando el 63,1 por ciento de los casos.
Los datos sobre la vía de transmisión estuvieron disponibles para el 24 por ciento de los casos agudos y el 9 por ciento de los crónicos. De los 567 casos agudos con información, la transmisión por contacto heterosexual fue la más común (18%), seguida por transmisión hospitalaria (16%), consumo de drogas inyectables (15%) y entre hombres que tienen sexo con hombres (14,7%).
En cuanto a los 1.421 casos crónicos con detalle en la transmisión, la vía de infección más frecuente fue la transmisión materno-infantil (39,4%). De estos casos, lo que corresponde a esta categoría, el 67,9 por ciento fueron reportados por los Países Bajos, seguida de 23,2 por ciento por Suecia y 8,9 por ciento por Dinamarca. Del total de los casos atribuibles a la transmisión de madre a hijo, el 91,3 por ciento se clasificaron como importados.
Dado este panorama, el ECDC ha recordado que en 2017, la Organización Mundial de la Salud (OMS) se fijó como meta la erradicación de la hepatitis vírica para 2030. Para cumplir este objetivo, la incidencia de infecciones crónicas debe reducirse en un 90 por ciento y la mortalidad asociada en un 65 por ciento, en comparación con los datos de 2015.
Para alcanzar esta meta, el organismo europeo ha subrayado la necesidad de ampliar programas de vacunación infantil, implementar iniciativas de cribado en poblaciones clave, así como prevenir la transmisión materno-infantil y mejorar el control de infecciones en usuarios de drogas inyectables.
Asimismo, es crucial que los gobiernos nacionales optimicen sus sistemas de vigilancia y recopilación de datos para asegurar una monitorización adecuada de la situación epidemiológica.