Explora cómo la leche afecta tu microbioma: hallazgos de una nueva investigación científica.

Explora cómo la leche afecta tu microbioma: hallazgos de una nueva investigación científica.


   MADRID, 5 Ene. (EUROPA PRESS) –

La leche no es solo un alimento, sino un ecosistema dinámico. Su estructura, particularmente la de sus glóbulos de grasa, es fundamental en la interacción con bacterias y en cómo el cuerpo la utiliza. A pesar de ser bien conocido que la leche y sus derivados son esenciales en una dieta equilibrada, desde la infancia hasta la edad adulta, persisten muchas dudas sobre su efecto en la salud intestinal y el microbioma.

   Un grupo de investigadores de la Universidad Hebrea de Jerusalén ha descubierto información fascinante sobre la relación entre los glóbulos de grasa de la leche y las bacterias, hallando que la estructura de estas esferas juega un papel «clave» en su interacción con los microbios, desarrollando mecanismos de protección naturales que apoyan la salud intestinal.

   Estas interacciones dependen de su tamaño: los glóbulos pequeños fomentan el crecimiento de bacterias beneficiosas como ‘bacillus subtilis’, mientras que los más grandes inducen la formación de biopelículas, un comportamiento relacionado con la resiliencia y adaptación bacteriana.

   «Nuestra investigación destaca las complejas maneras en que las características físicas de los glóbulos de grasa de la leche pueden influir en la dinámica microbiana, ofreciendo posibilidades para mejorar la salud a través de componentes dietéticos naturales», ha señalado la profesora Nurit Argov-Argaman, de la Facultad Robert H. Smith de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, y líder del estudio.

   La investigación, publicada en la revista ‘Food Chemistry’, abre la puerta a una mayor comprensión de cómo las propiedades naturales de la leche afectan a las comunidades microbianas, con implicaciones para la ciencia de los productos lácteos, la nutrición infantil o la seguridad alimentaria.

   Si bien investigaciones anteriores ya señalaban que la composición química de estos glóbulos –secretados por las células epiteliales de las glándulas mamarias– podía determinar sus interacciones con las bacterias, ahora se ha comprobado que la estructura tiene un mayor impacto.

   Estos hallazgos han sido respaldados por el perfil metabolómico de las secreciones bacterianas, lo que sustenta la diferente respuesta metabólica de las bacterias ante diversos tamaños de los glóbulos de grasa de la leche, tanto cruda como procedente de las secreciones de las células de las glándulas mamarias.

    Una mezcla de lípidos sintéticos que imita la composición química de los glóbulos de grasa de la leche pequeños no ha conseguido estimular el crecimiento bacteriano, lo que resalta el rol fundamental de las propiedades estructurales por encima de la mera composición química; de hecho, esta última por sí sola «no es suficiente para proporcionar la misma bioactividad» que los mencionados glóbulos.

   A pesar de esto, las variaciones de tamaño no han afectado el comportamiento de la bacteria ‘Escherichia coli’, lo que «resalta la especificidad» de estas interacciones.

   El estudio también ha confirmado que los componentes de la leche secretados por las células epiteliales de las glándulas mamarias presentan similitudes funcionales con los glóbulos de grasa de la leche cruda, reforzando la noción de que el diseño de la naturaleza juega un papel crucial en la configuración del ecosistema microbiano.

   Estos resultados serán útiles para futuras investigaciones sobre los posibles usos de la estructura de los glóbulos de grasa de la leche para otorgar una «ventaja competitiva» a las bacterias beneficiosas, lo que podría mejorar «potencialmente» la seguridad y la salud de los productos lácteos.

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