MADRID, 27 Abr. –
No es infrecuente que el Sistema de Alerta Rápida para Alimentos y Piensos de la Unión Europea (Rasff) emita alertas tras detectar, por ejemplo, la presencia de **Hepatitis A** en fresas procedentes de países no europeos, especialmente ahora que estamos en plena época de esta fruta tan rica.
No obstante, no hay que dejar de consumir las frutas y las verduras, sino que hay que intensificar su limpieza antes de consumirlas para evitar posibles intoxicaciones. Por ello, buscamos la ayuda de Ildefonsa Sánchez Caro, diplomada en Nutrición Humana y Dietética, tecnóloga de los alimentos y vicedecana del Colegio Profesional de Dietistas-Nutricionistas de Andalucía (CODINAN).
Esta experta menciona que, en España, la hepatitis A es una enfermedad de declaración obligatoria. «En 2018, se notificaron 3 brotes de transmisión alimentaria, y otros 3 brotes transmitidos por el agua de bebida. La hepatitis A es de distribución mundial y se pueden distinguir zonas geográficas de diferentes niveles de infección por el virus. Tanto la UE como España tienen un bajo nivel de hepatitis A,» aclara. Además, destaca que en la Unión Europea se registraron 7 brotes de transmisión alimentaria de hepatitis A en 2020 y 20 en 2019.
CÓMO SE CONTAMINAN LOS ALIMENTOS
Sánchez Caro explica que la hepatitis A se puede contagiar si se consumen alimentos o agua contaminados con heces que contienen el virus: «Las frutas sin pelar, las verduras y los mariscos crudos, el hielo y el agua son fuentes comunes del virus.»
Asimismo, la vicedecana del CODINAN subraya que la hepatitis A suele relacionarse con el consumo de **frutas** y de hortalizas crudas, así como de moluscos bivalvos, como ostras, almejas o mejillones, consumidos en crudo o poco cocinados. «La contaminación de estos alimentos ocurre cuando entran en contacto con aguas contaminadas antes de su cosecha o recolección,» añade.
Además, informa que los alimentos listos para el consumo (como bocadillos o ensaladas) pueden contaminarse si han sido preparados por una persona infectada que no ha seguido prácticas de higiene adecuadas.
Respecto a las fresas, esta experta sostiene que es crucial considerar su origen, ya que «todo lo que provenga de fuera de la UE puede tener otro tipo de control y el virus no estar en niveles bajos.»
Sin embargo, en todos los casos, es vital aplicar los cuidados higiénicos correctos en casa al consumir frutas, especialmente si se ingieren con piel. «Debemos tener especial cuidado con las frutas que se comen directamente sin quitarles la piel, como fresas, manzana, pera, moras, y arándanos,» enfatiza la profesional.
CÓMO DEBEMOS LAVAR LAS FRUTAS Y LAS VERDURAS
Antes de consumir o preparar los alimentos, hay que lavar las frutas bajo el grifo, manteniendo la piel intacta: «Este paso es crucial, incluso si vas a pelarlas después, ya que evitarás cualquier contaminación superficial que se transfiera al interior durante el corte. Usa un cepillo específico para limpiar las superficies de cáscara dura de frutas (como melón o sandía) y algunas verduras (pepino, calabacín). Luego, sécalas con papel de cocina limpio.»
Además, Ildefonsa Sánchez Caro menciona que se pueden usar productos químicos, siendo «lo más común la lejía alimentaria,» o la conocida como ‘lejía amarilla’. «Es importante consultar la etiqueta para saber qué productos se pueden emplear y tener en cuenta las dosis y tiempos de espera. El vinagre no tiene el mismo poder desinfectante que la lejía alimentaria en dosis adecuadas; por lo tanto, no sería un desinfectante eficaz contra el virus,» concluye la vicedecana de CODINAN.
Para más información sobre la **higiene alimentaria**, puedes consultar otros artículos sobre buenas prácticas de higiene y su importancia en la prevención de enfermedades.
