Afirma que Sánchez nunca fue de izquierdas y califica a Carmena de ejemplo de «cuñadismo progresista»
MADRID, 8 Abr. –
El exlíder de Podemos, Pablo Iglesias, considera que la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, eventualmente dejará la política. Afirma que ella siente «inquina» hacia la exministra de Igualdad, Irene Montero, y la visualiza envuelta en una «nube de narcisismo» de la que no ha logrado salir.
Esto lo expone en su nuevo libro ‘Enemigos Íntimos’, publicado por Navona y basado en sus reflexiones sobre figuras clave de la política, en diálogo con la politóloga Irene Zugasti.
En un capítulo dedicado a Díaz, el exvicepresidente recuerda el aprecio que le tenía a la ministra de Trabajo, quien era de su confianza, y reconoce que desde esa cartera ha conseguido logros significativos.
También menciona que su figura era la «ideal» para ser su sucesora durante la «persecución y desgaste» de Podemos en 2021, y que sería «leal» a los morados, aunque con su propio estilo. Reflexiona que, aunque la «opción natural y con más apoyos» era Irene Montero, esta no era una alternativa «realista» en aquel momento debido a la reacción negativa que habría suscitado por ser su pareja.
No obstante, señala que un momento decisivo fue cuando la ministra de Trabajo participó en el evento »Otras políticas’ junto a Ada Colau, Mónica García y Mónica Oltra, excluyendo así a Montero y la secretaria general de Podemos, Ione Belarra.
Para Iglesias, si «no hubiera sido tan evidente su voluntad de destrucción a Podemos» o su «inquina» hacia Montero, que describe como «visceral», Díaz podría haber contado con ellas para su círculo más cercano y demostrar «capacidad integradora» para reconfigurar el espacio político.
«YOLANDA SE ENAMORÓ DE LA FAMA»
Sin embargo, lamenta que no ha hecho «nada de eso» y sugiere que la personalidad de Díaz cambió, probablemente porque nunca imaginó tener un papel «tan relevante» y con tanto «poder». «No es muy diferente de lo que le pasó a Errejón, solo que él lo explotó en una dirección terrible», comenta, refiriéndose a la salida del exportavoz parlamentario tras denuncias por violencia sexual contra él.
Incluso afirma que «Yolanda se enamoró de la fama», alterando su forma de actuar, su imagen y su tono por una «personalidad forzada» que, durante un tiempo, «parecía que iba a ser arrolladora» y podría llevar «muy lejos» a la izquierda, «en contraste con el Iglesias enfadado y gruñón».
Además, asegura que en una de sus últimas reuniones con Díaz le advirtió que ella y Errejón eran una «construcción mediática para destruir a Podemos», aunque critica que «ya había subido a esa nube de narcisismo de la que no ha sabido bajar».
Luego, acusa a Díaz de mostrar en ocasiones una «hipocresía» que «llegaba a ser esperpéntica», afirmando que no le interesan los partidos mientras «lleva años y años encadenando cargos políticos dentro de ellos».
También diagnostica que la estrategia de las «sonrisas» no sirve para traducir los postulados ideológicos en políticas públicas, argumentando que «hay que pelear», pero Sumar se dio cuenta de ello «demasiado tarde», encontrando ahora «ridículo» que quieran «endurecer el discurso».
En el mismo capítulo dedicado a la ministra de Trabajo, sostiene que su deriva ha acabado por romperle los «nexos con la realidad» conforme el contraste entre su imagen «amable» hacia el exterior y la mezquindad hacia el interior se hacía más evidente. Además, sostiene que ofreció a Irene Montero la embajada en Chile como salida política y un «chantaje» a Podemos.
Por otro lado, afirma que el «fracaso político» de Díaz fue «la construcción del partido sin primarias, sin procesos, con formas autoritarias» para establecer una izquierda subalterna al PSOE, aunque ya es evidente que no funcionaba para «gobernar con comodidad».
NO VE A DÍAZ DE DIPUTADA RASA NI REPITIENDO EN LISTAS
Asimismo, Iglesias menciona que «no ve a Yolanda Díaz continuando en política» después de todo lo sucedido, «aunque quién sabe», y que tras ser vicepresidenta «puede considerarse un personaje histórico con cosas que contarles a sus nietos, aunque sea desde una posición tan desgastada».
«Supongo que cuando salga y no tenga que luchar por portavocías, cargos ni candidaturas, tendrá la inteligencia suficiente para que le hagan presidir una fundación de CCOO –y no un consejo de administración, ni una embajada, ni una consultora– y vivir muy tranquila (…) Sería una salida digna y decente. Aunque quizás el PSOE le busque algo más pomposo, un puesto en la Organización Internacional del Trabajo. No la imagino otra vez como diputada rasa, o intentando presentarse de nuevo en unas listas, pero qué sabe nadie», opina.
CARMENA: ADELANTO DEL «YOLANDISMO» Y DEL «CUÑADISMO PROGRESISTA»
Sobre la exalcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, Iglesias la describe como una «persona conservadora» cuyas formas políticas se «adelantan» al «yolandismo», que según él, emana una «voluntad de idiotizar al electorado progresista». «Como un cuñadismo progresista hueco y superficial», critica Iglesias.
Luego, destaca que Carmena evidenció uno de los mayores errores políticos de Podemos, que fue optar por las confluencias municipales que en vez de construir partido, se centraron en rodearse de «independientes». «¿A dónde ha conducido eso? A la nada», enfatiza Iglesias, diagnosticando que sin militancia ni proyecto, se termina por «entregarle todo al PSOE». «De hecho, ahí acabarán buena parte de esos cuadros de la era municipalista y del experimento Sumar cuando su debilidad organizativa les agote», agrega.
Iglesias menciona incluso que no descarta un acuerdo en el que Mónica García se presente a las elecciones generales junto con el PSOE, a cambio de poder liderar ella una candidatura conjunta en Madrid. «Eso es, a fin de cuentas, lo que habrá legado el ‘carmenismo’ al futuro: reforzar un poco más al PSOE», concluye.
SÁNCHEZ «NUNCA FUE DE IZQUIERDAS»
En cuanto al presidente del Gobierno, Iglesias señala que Sánchez «nunca ha sido de izquierdas», pero que las circunstancias lo llevaron a asumir ciertos marcos debido a la «podemización» de la izquierda. También menciona que tuvieron un trato cordial dentro del Gobierno, pero nunca sintió «mucho feeling» con él, describiéndolo como «impenetrable».
«Me he reunido muchas más veces con él que con José Luis Rodríguez Zapatero, y, sin embargo, jamás he tenido con el primero la conexión que tengo con el segundo», revela el exlíder de Podemos.
Respecto al actual monarca, Iglesias asegura que «no tiene duda» de su «compromiso político férreo», que consiste en la supervivencia de la monarquía «si manda la derecha».
FELIPE VI
También cuenta que viajó con el Rey a Bolivia para la toma de posesión del presidente Luis Arce y allí observó cómo se «desenvolvía políticamente», llegando a no dar «la palabra al Gobierno» en encuentros con mandatarios internacionales.
«Pensemos que un jefe de Estado que se sienta junto al jefe de Estado de otro país debería dar la palabra al Gobierno de su país después de unas pocas palabras de protocolo. Pero en esa reunión no nos daba la palabra, se quedó sentado hablando con Iván Duque, el entonces presidente de Colombia, mientras nosotros estábamos callados. Recuerdo mirar a la ministra de Exteriores, Arancha González Laya, como diciéndole ¿pero esto qué narices es?», relata.
«¿De qué se estaba hablando con Iván Duque en aquellas bilaterales? Pues de Venezuela y de la frontera colombiana. ¿Tiene el Rey que hablar de esto? Rotundamente no (…) Eso es borbonear, y yo lo he visto en directo», concluye, afirmando que ser monárquico hoy implica «reivindicar la corrupción como mecanismo de forma de Gobierno».
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