La combinación óptima de proteínas vegetales y animales para un corazón saludable


MADRID 8 Dic. (EUROPA PRESS) –

Los patrones dietéticos saludables que con frecuencia fomentan las pautas pueden incluir una variedad de ingesta de proteínas animales y vegetales; sin embargo, se desconoce la proporción óptima en la dieta para la prevención de enfermedades cardiovasculares.

Para determinar cuál es la proporción ideal, investigadores de la Escuela de Salud Pública TH Chan de Harvard en Massachusetts (EEUU) realizaron un seguimiento de casi 203.000 hombres y mujeres durante 30 años. Los investigadores calcularon la ingesta total de proteínas de cada participante, medida en gramos por día, así como su ingesta específica de proteínas animales y vegetales a lo largo del estudio.

Aunque las pautas alimentarias mundiales recomiendan un mayor consumo de proteínas vegetales, la proporción ideal entre proteínas vegetales y animales sigue siendo incierta, y este era el objetivo de la investigación. Este estudio es el primero en investigar esta proporción y cómo afecta a la salud.

Lamentablemente, este objetivo no fue completamente resuelto, pero sí se descubrieron otros datos interesantes que favorecen la ingesta de proteínas vegetales. Y, en particular, la cantidad óptima de proteína vegetal y animal en relación a las porciones diarias.

Lo primero que confirmaron es que consumir una dieta con una mayor proporción de proteínas de origen vegetal disminuye el riesgo de enfermedades cardiovasculares (ECV) y enfermedades coronarias; además, es probable que estas reducciones de riesgo se deban a la sustitución de carnes rojas y procesadas por proteínas vegetales. Los investigadores también observaron que una combinación de mayor ingesta de proteínas vegetales y un consumo general más alto de proteínas proporcionaba los mayores beneficios para la salud cardíaca.

La investigación, publicada en el American Journal of Clinical Nutrition, reveló que el estadounidense promedio consume una proporción de proteína vegetal a animal de 1:3. «Los hallazgos sugieren que una proporción de al menos 1:2 es mucho más eficaz para prevenir la enfermedad cardiovascular. Para la prevención de la enfermedad coronaria, se debería considerar una proporción de 1:1.3 o superior proveniente de plantas», afirma la autora principal Andrea Glenn, científica en el Departamento de Nutrición y Estudios Alimentarios de la Universidad de Nueva York.

Los investigadores utilizaron 30 años de datos sobre dieta, estilo de vida y salud cardíaca de casi 203.000 hombres y mujeres inscritos en los Estudios de Salud de Enfermeras I y II y en el Estudio de Seguimiento de Profesionales de la Salud. Los participantes informaron su ingesta alimentaria cada cuatro años. Los investigadores calcularon la ingesta total de proteínas de cada participante, medida en gramos por día, así como su ingesta específica de proteínas animales y vegetales. A lo largo del período de estudio, se documentaron 16.118 casos de enfermedad cardiovascular, que incluyen más de 10.000 casos de cardiopatía coronaria y más de 6.000 de accidente cerebrovascular.

Tras ajustar el historial de salud de los participantes y los factores sociodemográficos y de estilo de vida, el estudio encontró que comer una proporción más alta de proteína vegetal en comparación con la animal se asoció con menores riesgos de enfermedad cardiovascular y cardiopatía coronaria.

En comparación con los participantes que consumieron la proporción más baja de proteínas vegetales a animales (1:4.2), aquellos que consumieron la proporción más alta (1:1.3) presentaban un 19% menos de riesgo de enfermedades cardiovasculares y un 27% menos de riesgo de cardiopatía coronaria. Estas reducciones de riesgo fueron aún más significativas entre los participantes que consumieron más proteínas en general.

Aquellos que tuvieron la mayor ingesta de proteína (21% de la energía proveniente de la proteína) y se adhirieron a una mayor proporción de proteína vegetal a animal vieron un 28% menos de riesgo de ECV y un 36% menos de riesgo de CHD en comparación con aquellos que consumieron la menor cantidad de proteína (16% de energía). No se encontraron asociaciones significativas para el riesgo de ictus y la proporción; sin embargo, reemplazar la carne roja y procesada en la dieta con diversas fuentes vegetales, como nueces, mostró un menor riesgo de accidente cerebrovascular.

Los investigadores también examinaron si hay un punto en el que el aumento en el consumo de proteínas vegetales deja de tener beneficios adicionales o incluso podría tener implicaciones negativas. Descubrieron que la reducción del riesgo cardiovascular comienza a estabilizarse alrededor de una proporción de 1:2, pero que el riesgo de enfermedades coronarias continúa disminuyendo con proporciones más altas de proteína vegetal en comparación con la proteína animal.

Según los investigadores, es probable que estas reducciones de riesgo se deban a la sustitución de la carne roja y procesada por variadas fuentes de proteínas vegetales, especialmente frutos secos y legumbres. Se ha comprobado que estas sustituciones mejoran los factores de riesgo cardiometabólico, incluidos los lípidos en sangre y la presión arterial, así como también los biomarcadores inflamatorios. Esto se debe en parte a que las proteínas vegetales suelen ir acompañadas de grandes cantidades de fibra, vitaminas antioxidantes, minerales y grasas saludables.

«La mayoría de nosotros necesitamos empezar a cambiar nuestra dieta hacia proteínas de origen vegetal. Podemos hacerlo reduciendo el consumo de carne, especialmente la roja y procesada, y aumentando la ingesta de legumbres y frutos secos. Este patrón alimentario es beneficioso no solo para la salud humana, sino también para la salud de nuestro planeta», ha afirmado el autor principal Frank Hu, profesor de Nutrición y Epidemiología Fredrick J. Stare en la Escuela Chan de Harvard.

En general, la recomendación es que la proteína animal, particularmente la carne roja y procesada, se reemplace óptimamente con legumbres y nueces. La mejor proporción sería la de consumir más proteínas vegetales a la semana, o al menos igualar la cantidad. Asimismo, se reconoce que pueden ser necesarios alimentos fortificados y suplementos cuando la ingesta de proteína vegetal supera el 80 por ciento.

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