La realidad oculta sobre la felicidad y el consumo

La realidad oculta sobre la felicidad y el consumo

    MADRID, 16 Ago. –

   ¿Crees que tener más cosas te hará más feliz? La realidad podría sorprenderte: en un mundo marcado por el lujo y el consumismo, cada vez más estudios demuestran que la clave para una vida plena no radica en lo que posees, sino en cómo decides simplificar. ¿Quieres saber por qué menos podría ser mucho más?

    En tiempos en que los multimillonarios y el consumo ostentoso están más presentes que nunca, una investigación reciente de la Universidad de Otago (Nueva Zelanda) revela lo que realmente significa llevar una vida feliz.

LA SIMPLICIDAD VOLUNTARIA Y SU IMPACTO EN EL BIENESTAR

El estudio, realizado por investigadores del Departamento de Marketing Ōtākou Whakaihu Waka y publicado en el Journal of Macromarketing, ha encontrado que las personas son más felices y están más satisfechas cuando adoptan estilos de vida sostenibles y evitan las tentaciones del consumismo.

Para explorar la relación entre consumo y bienestar, se analizaron datos de una muestra representativa de más de 1.000 neozelandeses, compuesta por un 51% de hombres y un 49% de mujeres, con una edad media de 45 años y un ingreso familiar anual medio de 50.000 dólares (49.000 euros).

La investigación indica que el compromiso con una vida sencilla, conocida como “simplicidad voluntaria”, promueve el bienestar al ofrecer más oportunidades para la interacción personal y la conexión social, facilitadas por espacios como huertos comunitarios y plataformas de intercambio de recursos.

Las mujeres son más propensas a adoptar este estilo de vida que los hombres; no obstante, se necesitan más estudios para entender el porqué.

EL MITO DEL CONSUMISMO Y LA FELICIDAD

La profesora asociada y coautora Leah Watkins menciona que la cultura del consumo asocia la felicidad con altos ingresos y la acumulación de bienes. Sin embargo, la investigación evidencia que las actitudes materialistas no incrementan ni la felicidad ni el bienestar, y tampoco fomentan un consumo sostenible, que es vital para la salud del planeta.

Entre 2000 y 2019, el consumo mundial de materiales creció un 66%, triplicándose desde los años 70 y alcanzando los 95.100 millones de toneladas métricas. Este aumento, que acompaña la riqueza del consumidor, ha generado preocupaciones sobre la degradación ambiental provocada por el consumo humano.

Junto al calentamiento global y las ansiedades financieras y de salud post-pandemia, investigadores y formuladores de políticas han instado a profundizar en la relación entre estilos de vida simples y bienestar.

NO ES SOLO DESPOJARSE, ES ENCONTRAR PROPÓSITO

El coautor, profesor Rob Aitken, aclara que no se trata únicamente de deshacerse de posesiones materiales. “El bienestar no proviene simplemente de la simplicidad material, sino de satisfacer necesidades psicológicas y emocionales, como las relaciones, la conexión social, la participación comunitaria y el sentido de vivir una vida con propósito,” afirma.

    En un entorno donde las bodas de multimillonarios son eventos destacados y los yates privados se han convertido en símbolos de estatus, la simplicidad voluntaria emerge como una poderosa contranarrativa: valora lo suficiente frente al exceso, la conexión sobre el consumo y el significado sobre el materialismo.

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