MADRID 4 Nov.
El doctor Rafael Salvador, especialista de la Sociedad Española de Radiología Médica (SERAM), ha destacado que las pruebas radiológicas permiten diagnosticar la patología prostática de forma más precisa y menos invasiva, lo que ayuda a evitar biopsias innecesarias, facilita una detección precoz del cáncer de próstata y permite una planificación personalizada del tratamiento, así como un seguimiento más eficaz.
“En el cáncer de próstata, la radiología por medio de la resonancia magnética (RM), no solo ayuda a detectar la enfermedad, sino también a guiar su diagnóstico y monitorizar el seguimiento”, señala Salvador. Así, ha explicado que la RM permite identificar las zonas con mayor riesgo de tener un cáncer clínicamente significativo, clasificarlas con sistemas como PIRADS, y guiar las biopsias dirigidas por fusión de imágenes de la ecografía y la RM.
Según el experto, una RM negativa en la valoración del posible cáncer de próstata indica que no se identifican lesiones sospechosas de cáncer clínicamente significativo. En este sentido, indica que una RM negativa permite evitar biopsias innecesarias, que son invasivas, generan ansiedad y no están exentas de posibles complicaciones. Eso, en la práctica, añade, tiene una enorme relevancia clínica y psicológica para el paciente.
“Con la RM se evitan diagnósticos de cánceres de baja agresividad que no suponen un riesgo para el paciente, y se evita sobre diagnosticar y sobre tratar a estos pacientes. Además, tras el tratamiento (ya sea cirugía, radioterapia o vigilancia activa), la imagen permite evaluar la respuesta y detectar posibles recidivas”, apunta Salvador.
También, comenta que “más recientemente, el desarrollo del PET con trazadores específicos (como el PSMA) y en combinación con la tomografía computarizada (TC) o RM, ha cambiado las reglas del juego, ya que puede localizar con precisión recidivas o metástasis incluso cuando el PSA apenas ha empezado a subir”.
PRUEBAS DE IMAGEN PARA EL SEGUIMIENTO DE LA SALUD PROSTÁTICA
En este punto, el experto ha señalado las pruebas de imagen para el seguimiento de la salud prostática. Entre ellas, la ecografía que asegura que es “sencilla, accesible y útil para valorar el tamaño prostático o problemas urinarios”. Por su parte, la ecografía transabdominal permite una primera aproximación y la ecografía transrectal, realizada desde dentro del recto, permite adicionalmente la realización de biopsias diagnósticas.
Por otro lado, indica que la resonancia magnética multiparamétrica (RMmp) es más precisa para detectar lesiones sospechosas y planificar biopsias o tratamientos. Mientras que, cuando la RM detecta una lesión sospechosa, se puede realizar una biopsia focal guiada, lo que mejora la precisión del diagnóstico. “Se realizan con guía ecográfica fusionando las imágenes de la RM o directamente en la RM”, agrega el experto. Por último, el PET-PSMA es eficaz sobre todo para los pacientes con sospecha de recidiva o enfermedad avanzada.
“Gracias a estas técnicas, la medicina se orienta cada vez más hacia una prevención personalizada, con menor invasividad y mayor precisión”, remarca Salvador.
Tras ello, ha señalado que este tipo de pruebas se realizan a varones con síntomas urinarios; pacientes con PSA elevado o en aumento; hombres con antecedentes familiares de cáncer de próstata o con factores de riesgo genéticos; pacientes con diagnóstico previo de cáncer de próstata que necesitan control o seguimiento, y candidatos a vigilancia activa.
“La radiología ha transformado la forma en que entendemos la próstata: hoy podemos ver, medir y vigilar lo que antes solo se intuía por el tacto o por el PSA y que se biopsiaba a ciegas”, concluye Salvador.



