MADRID, 10 Jul. –
A lo largo de su trayectoria, y tal como se menciona en su libro ‘Abierto en canal’ (La Esfera de los Libros), el médico forense Borja Moreno, miembro del Cuerpo Nacional de Médicos Forenses, revela que ha enfrentado situaciones extremadamente complejas, que aún le cuesta manejar en su rutina diaria.
Se enfoca especialmente en las autopsias y en las intervenciones judiciales relacionadas con niños y adolescentes que han fallecido o lo hacen debido a actos de violencia. Este profesor de la Universidad de les Illes Balears y co-director de la ONG TATU Project en Tanzania, también reconocido en redes sociales (Instagram @borja_moreno_forense), compartió sus pensamientos en una reciente entrevista.
Conversamos con él sobre su profesión y los avances en este campo. Sobre el ADN, un tema recurrente, este especialista aclaró que «se encuentra en cada una de las células del cuerpo» y se puede extraer de cualquier parte. «Cuando morimos, las células se descomponen y el ADN se pierde, pero hay áreas donde puede durar más«, explicó.
El ADN se puede obtener, por ejemplo, de fluidos corporales; en particular, el doctor indica que para las mujeres que han sido víctimas de agresiones sexuales, se pueden tomar muestras de ADN de la cavidad vaginal, no solo de los restos de eyaculación.
El ADN también puede ser recolectado mediante un hisopado oral (o palito por la boca). «La extracción de ADN no causa dolor. Si se trata de un cadáver que ha estado en el lugar durante un tiempo prolongado, el ADN se puede extraer de las uñas, de los dientes si están en buen estado, o incluso de huesos largos», señaló el doctor Borja Moreno.
De hecho, subrayó que, con frecuencia, el ADN de los agresores puede ser recuperado de las uñas, dado que en un intento de defensa, es común que se produzcan arañazos.
CULPABLE O INOCENTE
Sin embargo, más allá de la identificación de individuos, destacó que las pruebas de ADN son «una herramienta extremadamente valiosa» que ayuda a determinar «sin lugar a dudas» quién estuvo presente en un lugar específico en un momento dado, ya sea en casos de violación, agresión o homicidio.
«Esa persona de la que se ha obtenido el ADN no necesariamente es culpable, pero indica que alguien estuvo allí en ese momento. Si no tienen coartada, esta es la herramienta más efectiva actualmente para condenar o absolver a alguien; anteriormente se hacía con grupos sanguíneos, ahora se utiliza el ADN. La probabilidad de error es menor, casi inconcebible», advirtió este experto del Cuerpo Nacional de Médicos Forenses.
CUIDADO CON ALGUNAS PRUEBAS DE ADN
En otro aspecto, el doctor Moreno destaca las preocupaciones éticas que rodean las pruebas de ADN actuales. Advierte sobre empresas que solicitan, por ejemplo, la imagen del iris a cambio de dinero, o aquellas que ofrecen investigar la ascendencia a cambio de muestras genéticas.
«Cuando una persona permite que se estudie su ADN, entra en una base de datos. Si es privada, esto podría interferir considerablemente en los seguros de salud, ya que puede predecir la aparición de enfermedades futuras. Algunas personas reciben incentivos monetarios por enviar imágenes de su iris. Es información sumamente personal que se envía a bases de datos cuyo uso no se conoce», enfatizó.
Además, subrayó que el ADN está generando compromisos éticos significativos: «Funciona como un DNI codificado, que no genera dudas sobre quién lo estudia. Se usa comúnmente en casos de desapariciones o para identificar restos óseos».
Asimismo, resaltó que la prueba de ADN es crucial para resolver casos de violencia sexual, donde el agresor puede negar su participación, pero el análisis de ADN revela la verdad; también es esencial para identificar fallecidos.
«He tenido un caso donde se creía que una persona era otra, y resultó que no. Tras enviar el ADN, se determinó que el fallecido no era quien se decía y esto no solo resolvió el problema, sino que inició una nueva investigación para identificar a la persona en vida», concluyó Borja Moreno.