¿Qué deberían incluir tus próximos análisis de sangre rutinarios que actualmente no tienen?

¿Qué deberían incluir tus próximos análisis de sangre rutinarios que actualmente no tienen?

   MADRID, 1 Jun. –

Mantener el nivel de **colesterol** en sangre bajo control es esencial para evaluar la salud cardiovascular y prevenir enfermedades coronarias. Sin embargo, los análisis de sangre convencionales podrían no ser suficientes para detectar tu verdadero riesgo cardiovascular.

   Así lo advierte el doctor Vidal Tapia, cardiólogo de la HLA Clínica Montpellier, quien señala que «la forma en que se valora el colesterol es demasiado superficial y omite elementos clave para un diagnóstico temprano de patologías cardiovasculares». Por ello, recomienda la inclusión de un perfil lipídico completo en los análisis rutinarios.

   Recuerda que el colesterol es fundamental para el organismo ya que participa en la producción de hormonas, en la digestión (formando parte de los ácidos biliares) y en la estructura celular. Sin embargo, el exceso de colesterol puede ser muy perjudicial”, enfatiza.

    En los análisis convencionales, se evalúan parámetros como el colesterol total, el HDL, conocido como ‘colesterol bueno’; el LDL, llamado ‘colesterol malo’ (aunque no todos los subtipos de LDL son igualmente dañinos); y los triglicéridos.

   Además, el doctor menciona el índice aterogénico, calculado dividiendo el colesterol total entre el HDL. Un valor inferior a 5 se considera normal, y se emplea la expresión «colesterol alto pero compensado», algo que, según el cardiólogo, puede llevar a malentendidos.

   A su juicio, esta perspectiva es insuficiente. «El análisis lipídico es mucho más complejo y, si no evaluamos adecuadamente, será imposible tratar de manera efectiva”, comenta. Adicionalmente, considera clave incluir en los estudios parámetros más precisos como la apolipoproteína A1 (Apo A1), la apolipoproteína B (Apo B) y, particularmente, la **lipoproteína (a)**, cuya medición es esencial para una correcta valoración del riesgo cardiovascular.

«Este factor está elevado en aproximadamente el 20% de la población. Si el valor es normal, no es necesario repetir la medición –explica–. Pero en casos elevados, proporciona información crucial para tratar al paciente y detectar familiares con niveles altos, permitiendo así prevenir muchos eventos cardiovasculares».

QUÉ ES LA LIPOPROTEÍNA (A)

   La **lipoproteína (a)**, o Lp(a), es una partícula de colesterol LDL unida a una apolipoproteína (a), volviéndola significativamente más dañina para las arterias; se estima que es hasta seis veces más perjudicial que el LDL convencional.

   Según el doctor Tapia, niveles elevados (por encima de 180) representan un riesgo cardiovascular comparable al de la hipercolesterolemia familiar. A pesar de su relevancia, la Lp(a) rara vez se incluye en los análisis estándar, lo que, en opinión del especialista, representa una omisión severa.

   “Aunque no puede reducirse con dieta ni ejercicio, y los tratamientos convencionales como las estatinas no la modifican, conocer su valor es esencial para evaluar el riesgo cardiovascular y tomar decisiones clínicas más efectivas. Incorporar esta medición al menos una vez en la vida ayudaría a detectar casos de alto riesgo”, explica. Su nivel está determinado en un 90% por la genética y solo puede disminuir ligeramente con medicamentos específicos administrados de manera subcutánea.

   El doctor Tapia aclara que es posible tener niveles normales de colesterol (LDL y HDL), pero un alto riesgo cardiovascular debido a la Lp(a) y otros indicadores como la Apo A1 y la Apo B. “Estos factores pueden revelar un riesgo superior al esperado y predecir eventos cardiovasculares graves con mayor precisión que los análisis tradicionales”.

   Además, destaca que los triglicéridos, otro componente del perfil lipídico, suelen estar poco considerados, aunque son igualmente relevantes.

   En la actualidad, se están desarrollando tratamientos específicos para reducir los niveles de lipoproteína (a), algunos en fases avanzadas de investigación clínica. Se estima que podrían estar disponibles en uno o dos años, representando un gran avance en la prevención cardiovascular personalizada.

HÁBITOS SALUDABLES

   Mientras tanto, el doctor Tapia recalca la importancia de adoptar hábitos saludables como base para el control del riesgo global. Entre sus recomendaciones destacan mantener una alimentación equilibrada, rica en frutas, verduras y fibra, y reducir el consumo de alimentos procesados o con alto contenido de grasas saturadas, como embutidos, leche entera, mantequilla, frituras y bebidas azucaradas.

    Además, menciona ciertos alimentos y bebidas que pueden contribuir a la reducción del colesterol, tales como el té negro o verde, el vinagre, el limón y el zumo de tomate. También se sugiere incorporar fuentes de omega 3 como el aceite de oliva, los pescados azules (sardinas, salmón, trucha, atún) y las nueces.

   En este sentido, subraya que la noción de alimentación saludable ha evolucionado, y que el exceso de azúcar se perfila como uno de los principales desencadenantes de enfermedades crónicas hoy en día. A esto se añade la importancia de evitar el tabaco y el alcohol, así como mantener una rutina de ejercicio regular como pilares fundamentales de una buena salud cardiovascular.

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