MADRID, 22 Jun. –
Los síntomas en la zona perineal como el dolor, la sensación de quemazón, calambres, pinchazos, compresión, excitación sexual, pérdida de sensibilidad o sensibilidad dolorosa pueden estar relacionados con la neuralgia del pudendo, una condición que afecta en un 70 por ciento a mujeres.
Los pacientes con esta enfermedad, que es provocada por lesiones o alteraciones del sistema nervioso, pueden experimentar dolor en toda la región del periné o en áreas específicas, dependiendo de si afecta al nervio en su totalidad o a una de sus ramas, según ha explicado el Dr. David Abejón, jefe de la Unidad del Dolor del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid.
«La compresión de este nervio puede ser ocasionada por cirugías, partos, traumatismos, movimientos repetitivos de cadera, o actividades que requieran estar sentados durante mucho tiempo. También puede ser resultado de fibrosis compresiva por cirugías, lesiones que compriman el nervio, tumores o estreñimiento crónico», afirmó.
A estas causas se añaden otras enfermedades que afectan a los nervios, como la diabetes, enfermedades autoinmunes, el síndrome de Guillain-Barré o herpes, y lesiones nerviosas por quimioterapia o radioterapia.
Esta patología rara e infradiagnosticada, conocida también como síndrome de atrapamiento del nervio pudendo, afecta a una de cada 100.000 personas. Sus síntomas pueden ser incapacitantes y suelen confundirse con los de otras enfermedades, empeorando si se pasa mucho tiempo sentado.
«A menudo se presentan síntomas como presión a nivel rectal y anal, distensión, síntomas urinarios y disfunción sexual. Además, pueden agravar con la postura al sentarse, durante la defecación o en relaciones sexuales», añadió Abejón, quien destacó que un 4 por ciento de los pacientes que visitan la Unidad del Dolor padecen esta condición.
Para su diagnóstico, los especialistas realizan una resonancia magnética y un estudio electromiográfico para determinar las posibles causas y el grado de afectación del nervio. Tras su detección, se aborda mediante un proceso multidisciplinar que comienza con tratamiento conservador de fisioterapia de suelo pélvico, Estimulación Nerviosa Eléctrica Transcutánea (TENS), así como fármacos analgésicos y neuromoduladores.
Si el tratamiento conservador resulta insuficiente, se puede considerar una infiltración con anestésicos locales o radiofrecuencia pulsada del nervio, indicó el experto.
«La cirugía para liberar el nervio es una opción cuando su compresión es la causa y no se alivia de forma mantenida con bloqueos o radiofrecuencia. En casos más resistentes, se puede plantear la estimulación de raíces sacras», agregó.
A lo largo de todo el proceso, ya sea conservador o más invasivo, suele incluirse apoyo psicoterapéutico, contribuyendo a la mejoría global del paciente.
Para prevenir el desarrollo de la neuralgia del pudendo, Abejón recomienda implementar modificaciones en el estilo de vida, como evitar estar sentados por períodos prolongados y utilizar cojines especiales, tipo flotador, que disminuyan la presión sobre el nervio y ayuden a prevenir síntomas.
Asimismo, aconseja evitar ejercicios que impliquen flexión de cadera, como el ciclismo, ya que pueden agravar la lesión del nervio.
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