Razones para realizar el cambio lo antes posible (y cómo lograrlo)

Razones para realizar el cambio lo antes posible (y cómo lograrlo)

   MADRID, 22 Mar. –

   Hoy en día, muchos adultos enfrentan dificultades en la gestión emocional, en parte porque antes no se enseñaba a los hijos sobre la regulación emocional. En este artículo, descubrimos cómo identificar la inmadurez emocional en una persona y ofrecemos recomendaciones para trabajar en esta área en la vida cotidiana.

   Nos acompaña Nataxa Ruzafa, psicóloga especializada en autoestima y gestión emocional, quien aborda este tema en su nuevo libro ‘¿Cuándo seré suficiente? (Molino). En su obra, menciona que la inmadurez emocional refleja una conducta o tendencia poco saludable y desadaptativa de quienes nos rodean.

   Según Ruzafa, el concepto de ‘inmadurez emocional’ abarca conductas y patrones que afectan nuestra forma de gestionar las emociones, resultando no saludables: “Son patrones que impactan tanto en nuestra realidad diaria como en nuestras relaciones. Esto ocurre, en gran medida, porque no nos han enseñado a gestionar lo emocional”. En los últimos años, se ha prestado poca atención a la educación emocional durante la crianza.

ES TIEMPO DE TRABAJAR LA PARTE EMOCIONAL

   A pesar de esto, la experta reconoce que la inmadurez emocional “no es estática” y puede trabajarse. Ruzafa añade que actualmente se vive un momento propicio socialmente para abordar estos temas, pues ha aumentado la aceptación de acudir al psicólogo y de trabajar en uno mismo.

   “Ya no existe tanto estigma y hay mayor aceptación de esta realidad, incluso entre generaciones mayores. Hoy, los nuevos padres y madres están asumiendo un trabajo emocional que las generaciones pasadas no hicieron, ya que no había tanto acceso a la psicología y mostrarse vulnerable no era bien visto”, subraya Ruzafa.

SIGNOS DE QUE UNA PERSONA ES INMADURA EMOCIONALMENTE

   Entre los signos de que alguien es emocionalmente inmaduro, Ruzafa destaca respuestas impulsivas y poco predecibles, que pueden variar de un día a otro. “Cuando me encuentro con un referente emocional de mi crianza, no sé cómo reaccionará, lo que lo hace poco predecible”, menciona.

   También señala la dificultad para empatizar con el otro: “Resolver conflictos requiere hacer el esfuerzo por entender la realidad del otro, que puede haber vivido la situación de manera diferente. A veces, nos quedamos tan atrapados en nuestra propia perspectiva que creemos que nuestra verdad es la única válida”.

   Ruzafa apunta a las dificultades para la introspección y la autocrítica como otro signo: muchas personas tienen problemas para asumir la responsabilidad y suelen ponerse a la defensiva o culpar a otros.

   Además, menciona la tendencia a evitar conflictos: “Es común que ante situaciones incómodas, intentemos no ver lo que está sucediendo, generando respuestas emocionales desmedidas ante situaciones que podrían parecer menores”, añade como otro signo de inmadurez emocional.

EL IMPACTO DE LA INMADUREZ EMOCIONAL EN LOS DEMÁS

   En su libro, Ruzafa advierte que la incapacidad de reconocer y expresar emociones de manera adecuada puede afectar significativamente a quienes nos rodean, especialmente a los hijos.

   Los modelos de crianza influyen en cómo establecemos relaciones y gestionamos nuestras emociones. Ruzafa resalta que las generaciones pasadas, muchas de las cuales vivieron conflictos como la guerra o la posguerra, no pudieron enfocarse en lo emocional, ya que sus prioridades eran otras. Sin embargo, ahora contamos con la oportunidad de atender nuestras necesidades emocionales. “Las generaciones anteriores no dieron espacio al desarrollo emocional; la negación de las emociones ha generado una desconexión de este ámbito”, enfatiza Ruzafa.

   Si nuestros padres tampoco lo han permitido, será difícil aprender a manejar nuestras emociones de forma saludable, ya que la educación emocional es crucial, al igual que el aprendizaje del lenguaje. “El lenguaje emocional se desarrolla de forma similar; si no hay espacio para ello, es probable que interioricemos que nuestras emociones no son válidas”, continúa Ruzafa.

CÓMO SOLVENTAR ESA INMADUREZ EMOCIONAL

   Por todo ello, le pedimos a esta psicóloga que compartiera consejos para gestionar la inmadurez emocional en la vida cotidiana, comenzando por la importancia de la terapia. “El espacio terapéutico es fundamental para profundizar en la raíz del problema, ya que a menudo nos enfocamos en los síntomas y la raíz puede ser más compleja de identificar”, argumenta.

   Para mejorar la inmadurez emocional día a día, Ruzafa sugiere que “los vínculos que han sufrido daños también pueden sanar en esos mismos vínculos”. Esto implica hacer pequeños avances significativos o establecer nuevas dinámicas relacionales con otras personas.

   “Así como las relaciones pueden causar dolor, también pueden ser sanadoras. Relacionarse con personas que tienen un mayor desarrollo emocional puede resultar beneficioso y contribuir a mejorar nuestra propia inmadurez emocional”, afirma la especialista.

   Para ayudar a regular un sistema nervioso hiperactivo, Ruzafa recomienda practicar actividades que nos conecten con el presente: “Debemos identificar qué nos hace sentir en peligro o inseguras, y aquí la terapia puede ser de gran ayuda para explorar este aspecto”, concluye.

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