SEVILLA 30 Oct. –
La ministra de Sanidad, Mónica García, ha advertido este jueves que su departamento explorará todas las «acciones legales» posibles para que las comunidades autónomas del PP proporcionen los datos sobre la situación actual de los cribados del cáncer de mama, donde «han perdido el control» en Andalucía debido a que «han troceado la sanidad pública para privatizarla». «Los datos los van a dar».
De esta forma, la ministra ha enfatizado que los datos de los cribados «no son de Ayuso, ni de Moreno, ni de Mazón; no son rehenes del PP» y ha argumentado que el Ministerio de Sanidad los necesita porque «se ha roto la confianza en estos gobiernos y en los programas de cribado y tenemos la obligación de restablecerla».
En declaraciones a los medios tras reunirse con la asociación Amama, que alertó sobre los fallos en el cáncer de mama en Andalucía, donde no se comunicaban resultados no concluyentes de mamografías que debían haberse traducido en pruebas diagnósticas complementarias, Mónica García ha asegurado que el Gobierno continuará «insistiendo» para obtener los datos que permitan «al final del asunto saber qué es lo que ha pasado».
«Las mamografías son sagradas; el sistema público es sagrado y las mujeres son sagradas.» La ministra ha insistido en que las mamografías y todos los datos están por encima de los intereses del PP, subrayando que los cribados son programas que funcionaban desde hace años en la «búsqueda activa» de cáncer, y en el caso de Andalucía, esa búsqueda ha fallado cuando se detectaban lesiones. «Esto es una negligencia y fallo estructural del sistema», ha lamentado.
Para García, «lo grave» es que estos fallos se denunciaban «desde hace años» y «todos lo sabían». También se ha referido a las pruebas que desaparecieron del sistema informático del Servicio Andaluz de Salud (SAS) y, horas después, volvieron a estar disponibles —según la Junta como resultado de una entrada masiva de usuarios tras la denuncia de Amama ante la Fiscalía— pero con modificaciones con respecto a las versiones originales. «Esto es de una gravedad extrema; es irregular e inusual. Queremos saber en qué momento se rompió la cadena del cribado,» ha concluido.



