MADRID 9 Abr. –
A pesar del incremento en la esperanza de vida, un informe de Naciones Unidas (ONU) revela que la cobertura sanitaria universal se ha estancado en todas las regiones del mundo, mientras las desigualdades en salud continúan creciendo. El informe urge a los Gobiernos a aumentar las asignaciones financieras públicas destinadas a la salud para garantizar la cobertura sanitaria universal y minimizar estas desigualdades.
El texto afirma que «la cobertura sanitaria universal es factible incluso en países relativamente pobres y puede proporcionar beneficios duraderos para la salud de la población y el crecimiento económico». Sin embargo, enfatiza que es esencial que las asignaciones financieras aumenten drásticamente.
Presentado durante el 58 período de sesiones de la Comisión de Población y Desarrollo del 7 al 11 de abril en Nueva York (EE.UU.), el informe destaca la necesidad de abordar la salud con un enfoque en todo el ciclo de la vida: invirtiendo en pediatría, fomentando hábitos saludables en la adolescencia y asegurando el acceso permanente a atención preventiva y terapéutica para un envejecimiento saludable.
El informe señala que desde el año 2000, la esperanza de vida ha aumentado más de 10 años en África y más de 9 años en Asia Meridional. Además, ha habido una reducción del 50% en los casos de VIH, así como en la mortalidad de menores de cinco años, el consumo de tabaco y los accidentes de tráfico.
No obstante, advierte que «los avances de los últimos 10 años han sido menos alentadores», citando el estancamiento de la mortalidad materna, un estancamiento en la mortalidad infantil y un aumento de las tasas de obesidad, diabetes, demencia y trastornos mentales.
Asimismo, el informe menciona que a nivel mundial, la cobertura sanitaria universal se ha estancado y que las desigualdades en salud han crecido. También destaca el problema del gasto sanitario «catastrófico», donde los gastos de bolsillo en salud de un hogar representan el 40% o más de su capacidad de pago.
Las recientes emergencias sanitarias, incluida la del COVID-19, han revelado la fragilidad del sistema de salud. El informe resalta que la inversión insuficiente contribuye a la morbilidad y mortalidad prematuras innecesarias.
En ese sentido, el Secretario General, António Guterres, exhorta a los Gobiernos a aumentar las asignaciones financieras públicas para la salud y acelerar la contratación y retención de profesionales de la salud mediante salarios competitivos. Se destaca que el 47% del personal sanitario global actualmente solo atiende al 22% de la población mundial.
Además, aboga por un aumento de comadronas para apoyar a madres e hijos y de profesionales capacitados para tratar trastornos mentales, así como la preparación de agentes de salud comunitarios como «equipos de respuesta inicial» ante emergencias sanitarias.
El informe también alienta a los Gobiernos a fomentar la innovación tecnológica y beneficiarse de mejoras en diagnóstico y digitalización, incluyendo la telemedicina. Entre las políticas recomendadas para contener costos se incluyen el uso de medicamentos genéricos, regulación de precios, eficiencia en adquisiciones, reducción de desechos y prevención del fraude.