Un Instrumento de Manipulación en la 'Triada Oscura' para Controlar a las Parejas

Un Instrumento de Manipulación en la ‘Triada Oscura’ para Controlar a las Parejas

   MADRID, 26 Oct. –

   Los abrazos son una forma de demostrar afecto que ofrece calidez, tranquilidad y amor a quienes los reciben. Sin embargo, investigadores han descubierto que no siempre esta es la finalidad del que abraza.

   Un nuevo estudio de la Universidad de Binghamton (Estados Unidos) ha mostrado que no todos los abrazos son inofensivos o afectuosos, ya que algunas parejas, especialmente aquellas con la «triada oscura», utilizan el contacto como medio de control.

   Las personas con rasgos de la «tríada oscura» (narcisismo, psicopatía y maquiavelismo) tienen más probabilidades de usar el tacto para manipular a sus parejas, según un artículo reciente publicado en la revista ‘Current Psychology’ por Richard Mattson, profesor de Psicología en dicha universidad, junto a su equipo de estudiantes.

   «Lo innovador de nuestro trabajo no es solo identificar usos problemáticos del tacto, sino también vincular estos comportamientos con el tipo de persona que tiende a utilizarlos con su pareja –explica Mattson–. No solo se pierden los beneficios del tacto en estas relaciones, sino que, además, es un recurso poderoso que puede usarse en beneficio propio en perjuicio de la pareja».

   En los últimos años, la ciencia de las relaciones ha estudiado cómo las personas pueden aprovechar el tacto en sus relaciones para promover la salud integral de las mismas. Mientras que la mayoría de los psicólogos se enfocan en los beneficios del tacto, Mattson y su equipo decidieron explorar su lado oscuro.

USO MANIPULATIVO DEL CONTACTO

   «Es un tema relevante en la ciencia de las relaciones, pero adoptamos una perspectiva diferente, considerando que no todas las formas de contacto son bien intencionadas, aunque topográficamente se asemejen a otros tipos de contacto –apunta Mattson–. Observamos el uso manipulativo del contacto, junto a la preferencia de una persona por evitar ser tocada».

   El equipo investigó la influencia de los estilos de apego y los rasgos de personalidad en la manera en que las personas dan y reciben afecto físico en las relaciones íntimas. Encuestaron a más de 500 estudiantes universitarios sobre su comodidad al ser tocados, su reacción ante el contacto incómodo y sus usos del tacto de formas perjudiciales para los demás.

   El estudio evidenció que aquellos con rasgos de la «tríada oscura»: psicopatía, narcisismo y maquiavelismo son más propensos a usar el tacto para manipular a su pareja en una relación.

   Los resultados mostraron diferencias según el género. En hombres, la comodidad al ser tocados se ligó más a la inseguridad en la relación. Los hombres ansiosos por su situación sentimental eran más propensos a utilizar el tacto para buscar seguridad en sus parejas, mientras que aquellos incómodos con la cercanía evitaban el contacto físico, independientemente de otros rasgos de personalidad.

   En cuanto a las mujeres con características de la «tríada oscura», se sentían más incómodas al ser tocadas, pero eran más propensas a usar el tacto como medio de manipulación.

   Las personas con altos niveles de rasgos de la tríada oscura tienden a mantener relaciones románticas a corto plazo, afirmó Mattson. Estas relaciones suelen estar repletas de dificultades, a veces incluso de violencia. Sin embargo, los investigadores aún no comprenden cómo se manifiestan estos rasgos específicamente en el contexto de las relaciones.

   «Se considera que la esencia de estos rasgos es una orientación de ‘yo primero, tú después’ —explica Mattson–. Estábamos investigando esto y cómo se manifiesta en un aspecto crucial para las relaciones: cómo las personas se orientan hacia el afecto y lo intercambian a través del tacto. Pensamos que este podría ser un mecanismo clave para entender los problemas que enfrentan las personas con rasgos de la tríada oscura en sus relaciones».

   Mattson destaca que esta información podría ayudar a identificar áreas para posibles intervenciones clínicas.

   «El tacto por sí solo podría ser un alivio en situaciones donde alguien necesite apoyo, y sabemos que tiene efectos positivos en la salud, incluso si la persona siente aversión al contacto físico –subraya–. En esos casos, podríamos utilizar el tacto para ofrecer intervenciones efectivas y económicas a quienes no han aprendido a usar el contacto de forma saludable y recíproca, y en cambio, utilizan este recurso para controlar o protegerse».

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