Un uso adecuado de inmunoglobinas en el SNS podría ahorrar a España más de 74 millones de euros, según un estudio.

Un uso adecuado de inmunoglobinas en el SNS podría ahorrar a España más de 74 millones de euros, según un estudio.

MADRID 7 Oct. –

Un acceso adecuado y constante a inmunoglobulinas dentro del Sistema Nacional de Salud español (SNS) podría permitir a España ahorrar más de 74 millones de euros anuales, además de mejorar los resultados clínicos de «decenas de miles» de pacientes que padecen inmunodeficiencias primarias y secundarias, leucemias, mielomas y enfermedades neurológicas, según un estudio presentado recientemente por EY y Grifols.

El informe ‘Asegurar el tratamiento con inmunoglobulinas en España: necesidad de una regulación alternativa’ revela que, en el caso de las inmunodeficiencias primarias, el uso de inmunoglobulinas supondría un ahorro de 33,3 millones de euros anuales en gastos de salud; mientras que en la leucemia linfocítica crónica el ahorro ascendería a 29,8 millones de euros; y en mieloma múltiple, 11,3 millones de euros.

Aunque estas cifras indican la «coste-eficiencia» de su uso, los autores del estudio también han destacado la mejora en la calidad de vida de más de 22.000 pacientes españoles dependientes de estos tratamientos, quienes experimentan menos hospitalizaciones, menos visitas médicas y menores requerimientos de cuidados intensivos, lo que proporciona un «alivio directo» a la sostenibilidad del sistema sanitario.

«Invertir en inmunoglobulinas no es solo una cuestión económica, sino una apuesta estratégica por la salud y el bienestar de los pacientes», ha declarado Jaime del Barrio, asesor sénior del sector Salud y Life Sciences de EY.

En el informe también se indica que la falta de acceso o suministro constante de inmunoglobulinas «agrava considerablemente» las complicaciones médicas, ya que los pacientes con inmunodeficiencias pueden ver aumentada la incidencia de infecciones respiratorias, meningitis o artritis séptica, así como una mayor necesidad de ingresos hospitalarios.

Los pacientes oncohematológicos y neurológicos, por su parte, se benefician del tratamiento con inmunoglobulinas debido a la menor gravedad de las infecciones, su duración más corta y la prevención de daños permanentes.

ESPAÑA SOLO CUBRE UN 36% DE SUS NECESIDADES DE PLASMA

Sin embargo, España solo satisfaces un 36 por ciento de sus necesidades de plasma, en comparación al 63 por ciento en la Unión Europea. La donación directa mediante plasmaféresis apenas alcanza el 13 por ciento en España, muy por debajo del 40 por ciento europeo.

Esta situación de déficit pone en riesgo la seguridad del suministro y hace que el sistema sanitario sea más vulnerable a crisis comerciales o políticas, dado que la mayoría del plasma se importa desde Estados Unidos.

«La disponibilidad limitada de plasma, junto a la fuerte dependencia de terceros países, compromete el acceso de los pacientes a sus tratamientos. Por eso, es crucial avanzar hacia un modelo regulatorio que asegure la sostenibilidad del sistema y garantice la continuidad asistencial para quienes más lo necesitan», ha añadido Del Barrio.

Es importante destacar que las inmunoglobinas son considerados medicamentos esenciales por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y están en la lista de medicamentos críticos de la Agencia Europea del Medicamento (EMA), dado que no hay un tratamiento alternativo disponible.

Por esta razón, los autores del informe subrayan la necesidad de reforzar la capacidad estratégica de España en este ámbito, así como de avanzar hacia una mayor autosuficiencia en productos hospitalarios críticos como las inmunoglobinas.

«Dada su clasificación como hemoderivados esenciales, potenciar la producción nacional no solo minimizaría riesgos, sino que contribuiría a garantizar la estabilidad y resiliencia del sistema en contextos de incertidumbre comercial y geopolítica», han agregado.

FOMENTAR LA DONACIÓN DE PLASMA

Para revertir esta situación, el informe destaca la necesidad de fomentar la donación de plasma, reducir la dependencia de las importaciones, fortalecer la autonomía estratégica europea y adaptar la legislación vigente para reconocer el valor crítico de estos medicamentos.

En este sentido, ha reconocido que la Unión Europea ha establecido en su Plan Resilient EU2030 la necesidad de crear planes de contingencia para garantizar el suministro y la producción de medicamentos hemoderivados, promoviendo así la Autonomía Estratégica Abierta de la UE.

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