MADRID, 21 Feb.
El uso excesivo de productos o combinaciones inadecuadas puede alterar el equilibrio natural de la piel, lo que ocasiona inflamación, sequedad y sensibilización crónica. Según el médico dermatólogo del Hospital CIMA de Sanitas, Alejandro Fernández Casado, es crucial entender que «una rutina de skincare saludable comienza por simplificar los pasos». Menos es más: limitarse a lo esencial, como la limpieza, la hidratación y la protección solar, es suficiente para mantener la piel equilibrada y protegida de factores externos. Evitar el exceso de productos no solo ayuda a prevenir irritaciones, sino que también permite que la piel se autorregule de manera natural.
«El uso excesivo de activos como retinoides, ácidos exfoliantes y vitamina C, sin una adecuada supervisión, aumenta el riesgo de desarrollar afecciones como dermatitis por contacto o acné cosmético», añade.
Por ello, es fundamental conocer los ingredientes de los productos que se van a utilizar. Elegir fórmulas que se adapten al tipo de piel y a sus necesidades específicas garantiza mejores resultados y minimiza el riesgo de efectos adversos.
Además, se deben evitar combinaciones de activos que pueden ser dañinos si no se usan adecuadamente. «Por ejemplo, los ácidos exfoliantes y los retinoides no deberían emplearse juntos sin la guía de un dermatólogo, ya que pueden causar irritación severa«, asegura el especialista.
Entre los problemas más comunes asociados al exceso de cuidado de la piel se encuentra la irritación cutánea. El uso frecuente de productos con activos potentes puede eliminar los aceites naturales de la piel, debilitando su barrera protectora. Por otro lado, la piel puede acostumbrarse a ciertos ingredientes activos, lo que reduce su efectividad con el tiempo y provoca dependencia cosmética.
Además, la acumulación de productos puede causar una piel reactiva que se enrojece fácilmente frente a factores externos, lo que lleva a sensibilización crónica. Igualmente, aceites y cremas densas pueden obstruir los poros, acelerando la aparición de brotes y generando acné cosmético.
Ante esta situación, los especialistas coinciden en la importancia de evitar el exceso de productos y recomiendan llevar a cabo una dieta equilibrada para mantener una piel saludable. Las frutas cítricas ricas en vitamina C, como naranjas y kiwis, estimulan la producción de colágeno y combaten el daño oxidativo.
Asimismo, los pescados grasos como el salmón y el atún son fuentes de omega-3, que ayudan a reducir la inflamación y mantienen la piel hidratada. Los frutos secos y semillas contienen vitamina E y zinc, esenciales para la reparación celular y la protección contra los radicales libres.
Igualmente, se recomienda incluir en la dieta vegetales de hojas verdes como la espinaca y el kale, que son ricos en antioxidantes que promueven la regeneración celular, así como té verde, cuyas catequinas ayudan a mejorar la elasticidad de la piel y reducen la incidencia de arrugas.
Por último, los expertos recuerdan que la hidratación no solo se logra con productos tópicos, sino también desde el interior. Beber suficiente agua y consumir alimentos ricos en antioxidantes, como frutas y verduras, contribuye a mantener la piel en óptimas condiciones, potenciando los efectos de los cuidados externos.