MADRID, 17 May.
El conjunto de microorganismos que habitan en nuestro intestino, conocidos como microbiota intestinal, desempeña funciones cruciales para la digestión y la protección contra patógenos. Sin embargo, se ve afectada negativamente por el uso de antibióticos, el consumo de alcohol y las enfermedades inflamatorias del intestino. Para restaurar la microbiota, los expertos recurren a veces a los trasplantes de microbiota fecal, un procedimiento médico que genera cierta controversia.
Un estudio realizado por investigadores de la Fundación Simons, la Universidad de Chicago, el laboratorio nacional Argonne (Estados Unidos) y la Universidad China de Hong Kong ha demostrado que seguir una dieta saludable y equilibrada es la mejor estrategia para restaurar la microbiota intestinal después del uso de antibióticos, superando los resultados de los trasplantes de microbiota fecal (TMF).
«Se presta mucha atención a tratar un microbioma empobrecido con métodos como trasplantes fecales, pero nuestro estudio demuestra que esto no tendrá éxito sin una dieta saludable, y de hecho, una dieta saludable por sí sola lo supera», afirmó Joy Bergelson, vicepresidenta ejecutiva de la división de Ciencias de la Vida de la Fundación Simons.
El trabajo partió de la evidencia conocida sobre el daño que causa la dieta occidental, caracterizada por un alto contenido en grasas y bajo en fibra, en la microbiota. En este sentido, la primera autora del artículo, Megan Kennedy, se sorprendió de que no hubiera estudios serios sobre el impacto de esta dieta tan común entre los estadounidenses en un microbioma en recuperación.
En este contexto, el equipo de investigadores alimentó a algunos ratones durante varias semanas con una dieta occidental, mientras que otros recibieron una dieta saludable y equilibrada. Posteriormente, se deterioró su microbioma mediante antibióticos, y el equipo monitorizó su recuperación.
Los hallazgos mostraron que, después de una semana, el microbioma intestinal de los ratones que siguieron la dieta saludable se restauró casi completamente. En contraste, el microbioma de los ratones con dieta occidental permaneció irreversiblemente dañado.
El estudio explica que una dieta rica en azúcares simples no favorece el desarrollo de una comunidad microbiana diversa. Típicamente, los ecosistemas microbianos se forman a través de un proceso secuencial donde ciertos microbios descomponen carbohidratos complejos, generando subproductos que son utilizados por otros organismos para crecer y prosperar. Este ciclo se repite, creando una red vibrante de organismos interdependientes.
En una dieta occidental, «los azúcares son tan simples al inicio que no es necesario que otros descompongan los complejos», explicó Joy Bergelson. «Esto resulta en un organismo con un nicho metabólico amplio que consume todo lo que encuentra. Se forma así una comunidad menos rica y, por lo tanto, menos versátil», añadió.
TRASPLANTE DE MICROBIOTA FECAL
Tras obtener estos resultados, los investigadores se preguntaron si el factor dietético tendría un efecto similar durante un trasplante de microbiota fecal, donde se transfiere la microbiota fecal de un donante sano al intestino de una persona con microbiota deteriorada.
El trasplante de microbiota fecal «ha generado mucho entusiasmo, pero no estábamos seguros de cómo se comportaría con una dieta occidental», comentó Megan Kennedy. El estudio determinó que una dieta poco saludable no favorece la eficacia del trasplante, mientras que una dieta saludable sí contribuye a su éxito.
Los trasplantes fecales son «bastante impredecibles» en la práctica, ya que en algunos casos funcionan y en otros no. Este análisis ha podido ayudar a comprender el porqué, según destacó uno de los codirectores del estudio, Eugene Chang, de la Universidad de Chicago, quien sugirió que quizás no se haya prestado suficiente atención a la dieta.
Además, los científicos han dirigido su investigación a otra función del microbioma: la defensa contra patógenos. En particular, el equipo investigó a los invasores denominados ‘patógenos oportunistas’, que explotan sistemas vulnerables para causar enfermedades, para determinar si los microbiomas empobrecidos por dietas poco saludables son más susceptibles.
Los investigadores utilizaron ratones para comparar resultados según la alimentación administrada, introduciendo al mismo tiempo la bacteria ‘Salmonella enterica’ dos semanas después del tratamiento con antibióticos. Descubrieron que los ratones con dietas occidentales enferman mucho más, pierden peso significativamente y experimentan diarrea severa.