Cómo disminuir los brotes de la enfermedad en esta fase.

COPENHAGUE, 28 Sep. (de la enviada especial de Europa Press, Candela Jiménez) –

La esclerosis múltiple (EM) es una enfermedad neurológica autoinmune que afecta mayoritariamente a las mujeres, concretamente tres de cada cuatro pacientes son mujeres, ya que está muy relacionada con las hormonas. Esto provoca que esta enfermedad tenga sus consecuencias en etapas como el embarazo, el posparto o la menopausia. Sin embargo, los científicos están cada vez más cerca de encontrar una estrategia terapéutica para reducir los brotes en estas etapas de la vida. Para más información, visita esta publicación sobre la relación entre hormonas y EM.

«La esclerosis múltiple, como muchas enfermedades autoinmunes, son de mujeres. Porque sabemos que las hormonas sexuales tienen que ver con la inmunidad, aunque la razón cien por cien exacta no se sabe, pero se sabe que las hormonas sexuales femeninas están relacionadas con la inmunidad y por eso hay más mujeres que tienen la esclerosis múltiple», ha asegurado la jefa de sección de Neurología del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, la doctora Celia Oreja-Guevara, en una entrevista con Europa Press durante el Congreso ECTRIMS de Esclerosis Múltiple celebrado en Copenhague (Dinamarca).

En este sentido, los abordajes terapéuticos para las mujeres no son los mismos que para los hombres, ya que se debe considerar en qué momento vital se encuentran. Por ejemplo, durante el embarazo, no se pueden recibir tratamientos para la esclerosis múltiple, o durante la menopausia, muchos síntomas son similares a los de la propia menopausia, lo que hace necesario que los neurólogos consideren un amplio número de variables.

Así, según ha explicado la doctora Celia Oreja-Guevara, durante el embarazo las mujeres no suelen tener brotes nuevos, ya que en este periodo «disminuye la inflamación porque aumentan mucho los estrógenos y la progesterona». Sin embargo, después del parto ocurre lo contrario, ya que las hormonas sexuales femeninas «empiezan a bajar» y, por tanto, «el periodo de postparto es el momento donde puede haber más brotes».

Debido a que en el periodo postparto hay un mayor riesgo de nuevos brotes de la enfermedad, la doctora Oreja-Guevara ha resaltado la importancia de buscar nuevas estrategias terapéuticas para esta época. Por ejemplo, en ECTRIMS se presentó una estrategia que consiste en que, en pacientes con brotes previos o tratamientos de alta eficacia, se inicia el tratamiento a los 15 días de dar a luz, logrando que solo el siete por ciento (de las 128 analizadas) tuviesen una recaída en los seis meses posteriores al parto. Para más detalles, consulta este estudio sobre recaídas postparto.

La estrategia para reducir los brotes postparto se basa en minimizar los factores previos al embarazo y en iniciar el tratamiento modificador de la enfermedad (DMT) a los 15 días postparto si la paciente estaba tratada con DMT de alta eficacia o tiene factores de mal pronóstico.

«Lo que hacemos es empezar antes el tratamiento, a los 15 días de dar a luz ya que algunos tratamientos los pueden mantener durante la lactancia y otros no», ha explicado la doctora, quien subraya que es importante que las pacientes «se queden embarazadas de una forma planificada». Si han tenido un brote reciente, les recomienda esperar un año antes de intentar concebir, ya que aquellas que experimentan un brote en el año previo a quedar embarazadas tienen más probabilidades de que ocurran brotes tras el embarazo.

En este sentido, la doctora ha señalado que es recomendable intentar quedar embarazada después de dos años sin brotes y sin lesiones nuevas en resonancia, ya que esto reduce el riesgo de nuevos brotes en el postparto.

Con esta estrategia, analizada en el estudio ‘Optimización del manejo del embarazo para reducir la actividad clínica y radiológica del postparto en pacientes con EM’, del cual la doctora Oreja-Guevara fue parte, el 41,4 por ciento de las pacientes recibió DMT en los 15 días postparto, lo que se ha vinculado a una reducción de recaídas postparto, ocurriendo solo en el siete por ciento de los casos.

Asimismo, se encontró que la anticoncepción hormonal, la reproducción asistida, la edad y el tratamiento previo no se correlacionaron con la actividad clínica y radiológica. Para más información sobre este estudio, ve este análisis detallado.

Según las conclusiones de este estudio, la tasa de recaída postparto fue significativamente inferior en comparación con otros estudios publicados. La actividad clínica y radiológica previa al embarazo se identificaron como factores que influyen en la actividad postparto.

POSIBLES TRATAMIENTOS PARA LA MUJER Y EL EMBARAZO

Entre los posibles tratamientos para las mujeres que planean quedarse embarazadas, la experta ha destacado los anticuerpos monoclonales CD20, de los que también se ha hablado en ECTRIMS, ya que, según ha asegurado, «se ha descubierto ahora que se pueden administrar hasta el tercer mes de embarazo».

«Con esto, no hay que dejar el tratamiento para que la mujer se quede embarazada, sino que cuando queda embarazada, podemos suspendérselo. De este modo, la paciente no se queda sin tratamiento», ha remarcado.

Otro tratamiento que ayuda en el abordaje terapéutico de las mujeres fértiles es cladribina comprimidos (‘Mavenclad’), ya que este se administra en un corto periodo de tiempo y permite controlar la enfermedad durante cuatro años con un máximo de 20 días de tratamiento oral distribuidos en los dos primeros años. Esto permite el control de la enfermedad durante el embarazo y el postparto sin riesgo de exposición fetal. Para más información sobre este tratamiento, visita el sitio oficial de Mavenclad.

Durante este periodo, la paciente no recibe tratamiento activo, pero está bajo el efecto a largo plazo del mismo. Tiene ventajas para pacientes con EM que planean un embarazo, ya que se puede intentar concebir seis meses después de la última dosis, y no es necesario interrumpir el tratamiento durante el embarazo. Además, se puede permitir la lactancia una semana después de la última dosis.

Los resultados de la extensión de MAGNIFY-MS, un estudio fase IV en el que se evaluaron pacientes (n=219) en tratamiento con cladribina comprimidos y esclerosis múltiple recurrente activa, confirmaron que el 79,2 por ciento de los pacientes no presentaron signos de actividad de la enfermedad (NEDA-3) durante el cuarto año de tratamiento. Para más información, revisa este estudio.

MENOPAUSIA Y ESCLEROSIS MÚLTIPLE: PROS Y CONTRAS

La esclerosis múltiple no solo puede influir en las mujeres durante su edad fértil, sino que esta enfermedad se puede complicar una vez llega la menopausia. Durante esta etapa vital, las hormonas sexuales femeninas disminuyen, causando más problemas de salud que se superponen con la enfermedad de EM.

«En las pacientes de esclerosis múltiple (EM), los síntomas de la enfermedad se confunden con los síntomas de la menopausia. En la menopausia, las mujeres normalmente experimentan más cansancio, pero la fatiga también es un síntoma de la EM. Asimismo, las mujeres con EM pueden tener problemas con la vejiga, pero muchas que están en la menopausia también deben levantarse por la noche para ir al baño», ha explicado la doctora Oreja-Guevara.

Además, las pacientes menopáusicas experimentan problemas de insomnio, al igual que las pacientes con EM, lo que complica el diagnóstico y tratamiento de los síntomas. Para aprender más sobre los síntomas y el manejo de la esclerosis múltiple, dirígete a esta revista especializada.

No obstante, la experta ha destacado dos puntos positivos. Primero, las pacientes con esclerosis múltiple tienden a tener menos sofocos durante la menopausia. Segundo, son «más resilientes» y «manejan mejor la menopausia psicológicamente que las mujeres sanas».

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