¿Es posible detener la obesidad? Revelan cómo el cerebro determina cuándo es momento de dejar de comer.

¿Es posible detener la obesidad? Revelan cómo el cerebro determina cuándo es momento de dejar de comer.

   MADRID, 7 Feb. –

   Un nuevo descubrimiento podría llevar a nuevos tratamientos para la obesidad. En particular, investigadores de la Universidad de Columbia (Estados Unidos) han identificado neuronas especializadas en los cerebros de ratones que instruyen a los animales para que dejen de comer.

   Aunque se conoce que muchos circuitos relacionados con la alimentación en el cerebro contribuyen al control de la ingesta de alimentos, las neuronas de esos circuitos no son las encargadas de tomar la decisión final sobre el cese de la alimentación. En específico, las neuronas identificadas por los científicos de Columbia, un nuevo componente de estos circuitos, se localizan en el tronco encefálico, la región más primitiva del cerebro de los vertebrados.

   «Estas neuronas son distintas a cualquier otra involucrada en la regulación de la saciedad», sostiene Alexander Nectow, médico científico del Colegio de Médicos y Cirujanos Vagelos de la Universidad de Columbia, quien condujo la investigación junto a Srikanta Chowdhury, científico investigador asociado en el laboratorio de Nectow.

«Otras neuronas del cerebro suelen limitarse a detectar la comida que consumimos, cómo llena el intestino la comida o qué nutrientes obtenemos de ella. Las neuronas que hemos descubierto son especiales porque aparentan integrar toda esta información y mucho más», indica el investigador que publica su estudio en ‘Cell’.

    La decisión de dejar de comer es un fenómeno común. «Sucede cada vez que nos sentamos a comer: en un momento dado, mientras comemos, comenzamos a sentirnos llenos, y luego seguimos llenándonos hasta alcanzar un punto donde pensamos: ya es suficiente», afirma Nectow. La interrogante es cómo el cerebro reconoce esta sensación de saciedad.

    Anteriormente, otros investigadores habían localizado las células encargadas de tomar decisiones hasta el tronco encefálico, pero las pistas terminaban allí. En este nuevo estudio se aplicaron avanzadas técnicas unicelulares que permiten examinar una región del cerebro y diferenciar distintos tipos de células que había sido complicado distinguir hasta ahora. «Esta técnica (perfil molecular con resolución espacial) permite observar las células en su ubicación en el tronco encefálico y cómo es su composición molecular», enfatiza Nectow.

    Para analizar cómo las neuronas influían en la alimentación, los investigadores diseñaron las neuronas de manera que pudieran ser activadas y desactivadas mediante luz. Así, cuando se activaron con la luz, los ratones consumieron porciones notablemente más pequeñas. La intensidad de la activación determinó la rapidez con que los animales dejaron de alimentarse. «Curiosamente, estas neuronas no solo indican un cese inmediato, sino que también ayudan a los ratones a reducir gradualmente su ingesta de alimentos», apunta Chowdhury.

    Nectow y Chowdhury también estudiaron cómo otros circuitos de alimentación y hormonas impactaban a las neuronas. Los investigadores descubrieron que las neuronas fueron silenciadas por una hormona que incrementa el apetito y activadas por un agonista del GLP-1, una clase de fármacos que actualmente son populares para tratar la obesidad y la diabetes tipo 2. Estos experimentos revelaron que estas entradas ayudaban a las neuronas a seguir cada bocado que tomaban los ratones.

    «Básicamente, estas neuronas pueden oler la comida, verla, sentirla en la boca y en el intestino e interpretar todas las hormonas intestinales que se liberan en respuesta a la ingesta», explica Nectow. «Y, en última instancia, utilizan toda esta información para decidir cuándo es suficiente«.

    Aunque se encontraron neuronas especializadas en ratones, Nectow menciona que su ubicación en el tronco encefálico, una parte del cerebro que es prácticamente idéntica en todos los vertebrados, sugiere que es muy probable que los humanos tengan las mismas neuronas.

    «Creemos que es un nuevo e importante punto de partida para entender qué significa sentirse lleno, cómo se produce y cómo se utiliza para concluir una comida», añade Nectow. «Y esperamos que esto pueda utilizarse en terapias contra la obesidad en el futuro».

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