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MADRID 11 Abr. –
La Armada de Estonia ha interceptado este viernes un petrolero que navegaba sin bandera por aguas del mar Báltico y que podría estar vinculado a la flota fantasma de Rusia, gracias a la cual este país seguiría exportando productos esenciales para su economía mediante barcos y empresas pantalla.
La operación comenzó a las 3.00 (hora local), antes de que el barco, ‘Kiwala‘, entrase en la zona económica exclusiva de Estonia. A bordo de este petrolero, que se dirigía al puerto ruso de Luga, viajaban más de una veintena de tripulantes, según informaron las autoridades.
El comandante de la Armada, Ivo Vark, explicó ante los medios que el objetivo de la interceptación es «verificar la -> documentación y el estatus legal» del barco, que al no contar con un pabellón nacional teóricamente no puede navegar por aguas abiertas. El ‘Kiwala‘ también está acumulando sanciones en la UE y países ajenos al bloque.
El jefe de la Guardia de Fronteras, Veiko Kommusaar, aseguró que «no es un secreto» que en la zona navegan embarcaciones que carecen de la documentación adecuada y apuntó que, en el caso del ‘Kiwala‘, parece «bastante claro» que forma parte de la flota fantasma de Rusia, según la cadena ERR.
Sin embargo, las autoridades han dejado claro que la intervención «no está relacionada de ninguna manera con daños a la infraestructura crítica«, según Vark, quien ha abordado así cualquier posible especulación sobre nuevas actividades de sabotaje en el Báltico.
El primer ministro estonio, Kristen Michal, subrayó en redes sociales tras la interceptación del petrolero que «Estonia se toma muy en serio las actividades sospechosas en el mar Báltico».
