MADRID 13 Oct. –
Un nuevo informe elaborado por el área de Healthcare de LLYC indica que la imposición de aranceles por parte de Estados Unidos a la Unión Europea podría comprometer el acceso de los pacientes a tratamientos innovadores, sugiriendo la necesidad de establecer nuevos marcos legislativos desde la industria farmacéutica europea, en particular la española, para afrontar esta situación.
El documento destaca que la industria farmacéutica europea y española se enfrenta a un posible aumento de costes -con la consiguiente presión al alza en el precio de los medicamentos-, a un incremento del riesgo de desabastecimiento y a una reubicación de las inversiones tras el acuerdo alcanzado en julio de 2025 entre Bruselas y Estados Unidos, que puso fin a más de tres décadas de exención arancelaria al fijar un tope del 15 por ciento para los medicamentos de marca.
Así, señala que estas medidas, junto con la estrategia de precios estadounidense, lastran la competitividad del sector y podrían generar un sobrecoste anual de entre 11.200 y 16.400 millones de euros para la industria europea, según cálculos preliminares, y comprometer el acceso de los pacientes a tratamientos innovadores.
El informe subraya que la reciente amenaza de la Administración Trump de aumentar las imposiciones hasta un 100% si las empresas no establecen producción local en EEUU «añade todavía más incertidumbre». De hecho, apunta que algunas farmacéuticas ya han tomado medidas; Rovi ha anunciado la compra de una planta en Arizona y Pfizer ha llegado a un acuerdo para reducir el precio de los medicamentos en el país.
REDEFINIR LA POSICIÓN EUROPEA Y ESPAÑOLA
A pesar de los riesgos, el informe también identifica oportunidades clave que podrían redefinir la posición europea y española si se actúa de forma coordinada. Así, considera que el nuevo contexto puede ser el catalizador para la reindustrialización del sector en toda Europa y el refuerzo de la autonomía estratégica en la producción de medicamentos. Además, puede provocar la atracción de I+D y ensayos clínicos, así como el avance hacia una política común de precios y acceso a nivel continental.
En este sentido, señala que el sector farmacéutico en España se encuentra en expansión y con una fuerte orientación internacional, ya que, en 2024, el país exportó productos a EEUU por un valor de 1.095 millones de euros. Sin embargo, advierte que la imposición arancelaria podría reducir la cuota de mercado, afectando potencialmente el empleo.
«En momentos de gran tensión geopolítica y transformación regulatoria, si queremos que la industria farmacéutica siga innovando y que esa innovación llegue efectivamente a los pacientes, necesitamos marcos legislativos que ofrezcan incentivos reales. Solo así garantizaremos que el sector continúe generando inversión, empleo y crecimiento económico, y que siga apostando por nuestros países como plataformas de desarrollo. El riesgo es no hacer nada», asegura el líder de Healthcare de LLYC en Europa, Carlos Parry.
En sus conclusiones, el informe enfatiza que la imposición de aranceles por parte de Estados Unidos sobre los productos farmacéuticos europeos representa un reto estructural para el sector. Sin embargo, advierte que este potencial solo se materializará si los gobiernos europeos, a nivel individual y no solo colectiva, asumen plenamente su responsabilidad y crean un marco de incentivos, apoyo a la inversión y acuerdos significativos que permitan a la industria «jugar con las mismas reglas que Estados Unidos».
«De lo contrario, las políticas arancelarias norteamericanas ejercerán una presión difícilmente soportable sobre el tejido productivo europeo, con un riesgo claro: que los principales perjudicados no sean las compañías, sino los pacientes, que verán limitado su acceso a tratamientos y medicamentos innovadores», concluye el texto.
