
MADRID, 2 Nov. –
En un mundo donde el bienestar parece depender de fórmulas complicadas y rutinas poco prácticas, con el estrés y el aislamiento social volviéndose más comunes, nuevas investigaciones están demostrando que nuestras conexiones emocionales pueden ser más vitales de lo que se pensaba.
Así, la ciencia ha comenzado a investigar cómo tener pareja puede afectar (positiva o negativamente) nuestra salud. ¿Y si las emociones que experimentamos con nuestra pareja influyen en nuestro bienestar físico de maneras que no hemos considerado?
EL PODER OCULTO DE LAS EMOCIONES COMPARTIDAS
Estudios recientes han enfocado su atención en ese vínculo diario, buscando respuestas donde superficialmente solo hay monotonía. Lo que han encontrado podría revolucionar nuestra comprensión del poder de las emociones compartidas. ¿Puede la buena sintonía emocional entre dos personas impactar directamente su salud? La ciencia ha abierto una puerta fascinante para explorarlo.
«Numerosas investigaciones han demostrado que emociones positivas como la felicidad, la alegría y el amor son beneficiosas para la salud; se han relacionado incluso con una vida más larga. Sin embargo, la mayoría de estas investigaciones analizan las emociones de manera aislada«, señala Tomiko Yoneda, de la Universidad de California en Davis (EEUU) y autora principal de un estudio publicado en el ‘Journal of Personality and Social Psychology’.
«En la vida real, nuestras emociones positivas más intensas suelen surgir cuando nos conectamos con otra persona. Buscábamos averiguar con qué frecuencia las parejas mayores comparten momentos emocionales positivos en su vida diaria y si estos momentos compartidos tienen un impacto significativo en el cuerpo», ha comentado.
CÓMO LAS EMOCIONES EN PAREJA SE MIDEN EN EL CUERPO
Para investigar esto, Yoneda y su equipo analizaron los niveles de cortisol en adultos mayores. Estudiaron datos de tres investigaciones que incluyeron a un total de 642 participantes (321 parejas convivientes) en Canadá y Alemania. Todos los participantes tenían entre 56 y 89 años. En los tres estudios, se recopiló información demográfica y luego se aplicaron breves encuestas electrónicas sobre su estado emocional entre cinco y siete veces al día durante una semana.
Las encuestas se enfocaron en las emociones positivas, preguntando a los participantes qué tan felices, relajados e interesados se sentían en ese momento. Tras cada encuesta breve, los participantes recogieron muestras de saliva con una tira reactiva. Se obtuvieron en total 23.931 mediciones.
El estudio utilizó el cortisol, la principal hormona del estrés, como indicador biológico para medir los efectos de las emociones compartidas. Los investigadores hallaron que cuando las parejas disfrutan de momentos positivos juntas —como sentirse relajados, interesados o felices al mismo tiempo— sus niveles de cortisol disminuyen notablemente.
Esto indica que compartir bienestar emocional no solo fortalece la relación, sino que también tiene un impacto directo y cuantificable en la salud física, ayudando al cuerpo a mantener un estado más tranquilo y equilibrado.
COMPARTIR MOMENTOS FELICES REDUCE EL ESTRÉS
El estudio reveló que compartir momentos felices con una pareja puede ser beneficioso para la salud, especialmente en personas mayores, ya que reduce los niveles de la hormona del estrés, cortisol.
Específicamente, los investigadores encontraron que en ocasiones en las que ambos miembros de la pareja estaban juntos y expresaban emociones positivas, las muestras de saliva mostraban niveles más bajos de cortisol, y este efecto trascendía las emociones positivas experimentadas individualmente.
Los resultados se mantuvieron después de considerar varios factores que pueden influir en los niveles de cortisol, como la edad, el sexo, la medicación y las variaciones diarias de cortisol (los niveles de cortisol suelen ser más altos por la mañana).
Había algo singularmente poderoso en compartir esas emociones positivas. Se encontraron indicios de que estos momentos positivos compartidos tienen efectos duraderos. Cuando las parejas se sentían bien juntas, sus niveles de cortisol se mantenían más bajos al final del día. Esto sugiere que experimentar emociones positivas de manera conjunta podría ayudar al cuerpo a permanecer más tranquilo a lo largo del tiempo.
Quizás sorprendentemente, el efecto se observó independientemente del nivel de satisfacción que las personas sentían con su relación. Es decir, incluso si una pareja no se sentía especialmente feliz con su relación en general, compartir emociones positivas parecía tener un efecto tranquilizador en el cuerpo.
MÁS ALLÁ DEL AMOR ROMÁNTICO: LA RESONANCIA POSITIVA ENTRE PERSONAS
De cara al futuro, Yoneda expresa su interés en examinar las emociones positivas compartidas fuera de las parejas, incluso entre amigos, colegas y familiares. «Este trabajo se basa en la teoría de la resonancia positiva, que sugiere que cuando las personas comparten emociones positivas, así como una conexión afectiva y sincronizada, se puede potenciar el bienestar emocional y fisiológico», enfatiza Yoneda.
«Según esta teoría, esos momentos pueden ocurrir entre cualquier grupo, no solo entre parejas. Esto abre un mundo de posibilidades para futuras investigaciones«.



