MADRID, 22 Jun. –
Además del riesgo de ahogamiento o de sufrir accidentes, en verano es crucial evitar las zambullidas de cabeza en playas, ríos o embalses, especialmente en zonas con poca profundidad, para prevenir lesiones medulares.
Sin embargo, este artículo no se centra en eso. El objetivo aquí es alertar sobre los posibles peligros para la salud al bañarse en aguas recreativas. Estos incluyen la contaminación microbiana de origen fecal (bacterias, virus, parásitos) derivada de asentamientos humanos, actividades agrícolas o ganaderas; la contaminación química (fertilizantes, pesticidas, fármacos); la presencia de medusas, cianobacterias, macroalgas y fitoplancton; así como la exposición a organismos o animales peligrosos.
Así lo advierte el profesor emérito de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidade de Santiago, Juan Jesús Gestal Otero, director de la Cátedra de Hidrología Médica USC-Balnearios de Galicia. Destaca que las aguas estancadas son más riesgosas que las corrientes y las playas.
A TENER EN CUENTA EN EMBALSES Y PLAYAS
En los embalses, se debe tener precaución con la presencia de cianobacterias que liberan toxinas (microcistinas) capaces de causar irritaciones en la piel y problemas gastrointestinales. Se recomienda prohibir el baño si se superan las 100.000 células por mililitro.
En las playas, existe el riesgo de pisar los aguijones de peces como el pez araña, que causan dolor intenso. Se aconseja protegerse usando chanclas conocidas como ‘fanequeiras’.
INFECCIONES MÁS FRECUENTES
Respecto a las infecciones más comunes vinculadas al uso de piscinas y playas, el profesor Gestal menciona que en las piscinas son comunes los procesos diarreicos provocados por gérmenes resistentes al cloro, como Cryptosporidium o Giardia, especialmente en niños y personas con sistemas inmunitarios debilitados.
También pueden aparecer dermatitis por exposiciones prolongadas al agua. Se recomienda ducharse antes y después de nadar, limitar el tiempo en el agua y cambiarse de bañador rápidamente.
Además, se pueden producir otitis externas por mantener el canal auditivo húmedo, lo que favorece la contaminación por gérmenes. Se aconseja usar gorros y tapones, y realizar maniobras para vaciar el agua del oído.
El pie de atleta, una infección causada por hongos, afecta los espacios entre los dedos de los pies, y se transmite por andar descalzo en superficies húmedas contaminadas.
Otras infecciones posibles incluyen el molusco contagioso, caracterizado por lesiones blanquecinas, y las verrugas comunes, conocidas como ‘papilomas plantares’.
Todas estas infecciones pueden prevenirse usando sandalias en la piscina y secando bien los pies antes de calzarse, preferiblemente usando calcetines de algodón.
Por último, es importante mencionar las irritaciones respiratorias y oculares causadas por cloraminas, especialmente en piscinas cubiertas y mal mantenidas, donde se produce una mezcla de cloro con fluidos orgánicos. Un fuerte olor a cloro indica un mal mantenimiento.
CÓMO CONTROLAR LA CALIDAD DEL AGUA
Desde hace años, la Administración sanitaria supervisa la calidad de las aguas de baño en playas y piscinas para proteger la salud de los ciudadanos. En cada zona de baño se realiza un muestreo periódico del agua, recogiendo al menos ocho muestras por temporada.